Lo de Bale no es un caso aislado. Desde que volvió Florentino, cualquier fichaje estratégico del Real Madrid ha sido recibido con campañas mediáticas en contra. Cristiano era un chulo engreído con un coste indecente. Benzema un "mesié empané" al que había que echar de España. El
último, Hazard, un gordo vago para entrenar y para cuidarse. Lo mismo ha pasado con apuestas por jóvenes prometedores como Ødegaard, al que el AS machacó obsesivamente o Vinicius, de quien se burlaron desde que llegó con motes como "Ficticius". Con los entrenadores igual. De Mou
no hace falta recordar la guerra sin cuartel que le declararon ni la persecución hasta fuera del campo a la que le sometieron. A "Carletto" le ningunearon, "entrenador de patio de colegio con un cronómetro" le llamó alguno. A Benítez le recibieron creando polémicas con Cristiano
y Zidane era un entrenador incapaz de ganar a La Roda que estaba para enchufar a sus hijos y que, si ganaba títulos, era porque tenía "flor", jamás por capacidad. De Lopetegui ¿qué decir? Le echaron de la Selección en pleno Mundial por fichar por el Madrid. Esto es más sangrante
si lo comparamos con el trato mediático a los fichajes del Barsa. Ellos pueden traer a un jugador expulsado seis meses del fútbol por morder a rivales sin el mínimo reproche, tirar cientos de millones a la basura con Coutinho y demás o preparar la vuelta de Neymar este verano
sin problema, por no hablar de los altares que levantan para la adoración de Messi o Guardiola. Esta diferencia de trato no es casual, los grandes grupos mediáticos de este país son enemigos de Florentino, como PRISA, o pertenecen al socio barcelonista Roures, como Mediapro.
Pero que nadie, se engañe, todas estas campañas antimadridistas no causarían efecto si no fuera por la cantidad de borregos aficionados al Madrid que se tragan la basura que se vierte en periódicos "madridistas", tertulias radiofónicas o chiringuitos televisivos y luego van al
Bernabéu a pitar a quién hayan señalado Lama, Roncero, Pedrerol y el resto de #LaManada de acosadores que persigue a jugadores del Madrid. Y el resultado son espectáculos vergonzosos como el de la pitada de ayer a Bale o que en la última Liga que ganó el Real Madrid consiguiera
más puntos fuera que en casa. Porque han convertido el Bernabéu en terreno hostil para el Madrid gracias a las brutales campañas de persecución de la prensa, sí, pero sobre todo, al alto porcentaje de imbéciles que pueblan sus gradas
