¿Conocéis la expresión “Bump the lamp” (golpear la lámpara)? Seguramente no, a no ser que trabajéis en Disney. Esta frase es como un grito de guerra. Y todo viene de la película “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (Who Framed Roger Rabbit, 1988). Os cuento la historia. (1/13)
Por si no la conocéis, esta película fue un hito en su momento: la primera vez que se combinaba animación con personajes reales. En la época suponía un auténtico prodigio de efectos especiales. Cientos de animadores tuvieron que echar horas de trabajo para hacerlo posible. (2/13)
En esa película hay una escena en la que el protagonista humano (Bob Hoskins) está esposado al protagonista animado (Roger Rabbit). Así que se meten en una habitación lúgubre para serrar las esposas. (3/13)
Todos sabéis a qué escena me refiero. Pero seguro que no recordáis que había una lámpara colgada del techo. Cuando Hoskins entra en la habitación, la golpea con la cabeza haciendo que se mueve de forma pendular. (4/13)
Ese movimiento genera unos juegos de luces y sombras muy curiosos. Si la película fuera 100% personajes reales, no tendría el mayor problema. Pero al tener que meter un dibujo animado, esa luz suponía una complicación. (5/13)
Pensadlo bien, los animadores tenían que añadir las sombras para que se movieran al mismo tiempo que se movía la lámpara. Parece una bobada... pero hablamos de miles de detalles en los que trabajar. (6/13)
El hecho de que la lámpara se moviera de forma pendular no añade nada especial a la trama. De hecho, seguro que ni siquiera habíais reparado en ello si no os lo hubiera dicho por aquí. (7/13)
En otras palabras: tener esa lámpara moviéndose era un efecto artístico sin más. Un efecto artístico que se traducía en miles de horas de trabajo de animadores. (8/13)
Lo más lógico (y rentable) habría sido volver a grabar la escena sin el movimiento pendular de la lámpara. (9/13)
Pero los animadores de Disney dijeron “Cómo... ¿Que no hay huevos de animar esto? ¡Sujétame el cubata!”. Era una cuestión de orgullo profesional. De cuidado al detalle. Una cuestión de principios. (10/13)
Sólo los animadores que ven esa escena son capaces de admirar el enorme trabajo que tiene detrás. Para el resto del mundo, es una escena más. Pero, de nuevo, era una cuestión de ética profesional y principios. (11/13)
Desde entonces, los trabajadores de Disney se dicen entre ellos “Bump the lamp!” cada vez que tienen que hacer algo grande... aunque no tenga sentido económico o narrativo: “Hacemos estas cosas porque somos Disney... o somos Disney porque hacemos estas cosas”. (12/13)
Esta historia me la contó el otro día una chica, cuyo nombre no recuerdo, que trabajó en Disney durante la producción de esta película. Todavía tiene una pulserita con la frase “Bump the lamp”. Me parece una historia tan bonita que quería compartirla con vosotros. (13/13)
(BONUS) Personalmente, creo que nuestro trabajo es la expresión más honesta de quienes somos. Nunca le damos suficiente importancia a la ética profesional. Así que, un abrazo a todos y... BUMP THE LAMP!!!!
