Y no, no fue por ser mala persona la recepcionista. Se puso a llorar después.
El personal está desesperado y asustado de denunciar públicamente, porque dicen los tienen amenazados con recortarles la plaza.
Por eso, no se escuchan tantas quejas como uno imaginaría. Pero para quien no me crea, dése una vuelta por uno de estos institutos.
Por eso, si conocen casos similares, por favor levanten la voz hasta que se destinen los recursos suficientes.