Thread by @PDeclan

El 1 de abril de 1720 llegaba al bahía de Paita, en el virreinato del Perú, la fragata corsaria Speedwell, de 200 tn y 22 cañones, bajo el mando del corsario George Shelvocke. Hace 300 años de esa llegada. Bienvenidos a #hispaniainvicta.

Paita era y es, el segundo puerto más importante del Perú, escala del correo real y de las flotas de caudales hacia Panamá, así como de los mercantes en sus viajes de retorno. Un barco más bajo los colores franceses, habituales de los contrabandistas, no levantaba sospechas.

El marqués de Beretti Landi había recibido órdenes de terminar cuanto antes con un conflicto patrocinado por el ministro cardenal Alberoni, ya caído en desgracia. El 17 de febrero lograba firmar el Tratado de La Haya, finalizando las hostilidades entre los aliados y España.

Pero en el Pacífico no habían llegado noticias de dicha paz, y tanto Shelvocke como Clipperton están dispuestos a exprimir sus patentes de corso, y beneficiarse de las naves puestas a su disposición por un grupo de mercaderes londinenses, los Gentelman Venturers.

Inglaterra había vacilado en inmiscuirse en guerra abierta contra España de nuevo, a pesar de haber batido a la flota española en la batalla del cabo Passaro. Por eso, en principio, la expedición de corso había sido preparada para una patente austriaca, obtenida en Ostende.

Pero afortunadamente para los Gentelman Venturers, el 28 de diciembre de 1718 Inglaterra declaraba oficialmente la guerra a España, y pudieron intercambiar la patente de corso austriaca por una inglesa, que obtendrán el 12 de enero de 1719. El objetivo será el mar del Sur.

Desde el principio las desavenencias entre Clipperton y Shelvocke se manifiestan, hasta el punto de cada uno hará su campaña de corso por su lado. El motivo era el mando de la expedición. Shelvocke había sido oficial de la Navy, pero Clipperton tenía experiencia del mar del Sur.

Partirán del puerto de Plymouth el 24 de febrero de 2019, separándose en el golfo de Vizcaya pocos días después. No volverán a encontrarse hasta dos años después, a la altura de Acapulco, acechando el paso del galeón de Manila.
Shelvocke doblará el cabo de Hornos el 12 de octubre

Tras hacer algunas presas y habiendo mediado una incursión de pillaje sin mayores consecuencia en la isla de Chiloé (17-28 de diciembre), amén de tres bloqueos frustrados en Concepción (3-17 de enero), Arica (16-18 de febrero) e Ilo (21 de febrero), lo encontramos aquí, en Paita.

Intentando acabar con su mala suerte, va a intentar sorprender esta vez a la población. Su ardid de enarbolar bandera francesa parece funcionar, no siendo molestados. Al día siguiente, 2 de abril, una partida de 46 hombres desembarca en Paita... para encontrarla vacía.

Paita había sido un destino popular de prácticamente todos los corsarios que habían logrado entrará en el Pacífico desde Drake a finales del siglo XVI, de tal modo que la población tenía un auténtico protocolo de evacuación ante el peligro de invasión.

Así, Shelvocke narra en su crónica que la población de la ciudad se había encaramado sobre los dos cerros que dominan el puerto, de tal modo que observaban sus movimientos, habiendo asegurado sus posesiones preciadas, tomando siempre distancia ante todo intento de aproximación.

Frustrado, dará orden de bajar del barco el pabellón inglés, para enarbolarlo en el campanario de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, y dar a entender que está dispuesto a parlamentar y cobrar un rescate por la ciudad. En el centro de la imagen, la Iglesia entre los cerros

Mientras tanto el regidor de la ciudad había mandado mensajeros. En las cercanías estaba operando la flota del Mar del Sur, y esta encontrará a Shelvocke desprevenido en Paita, saqueando lo poco que habían dejado los habitantes en la ciudad.

El magro botín del saqueo, hasta entonces, consistía en maíz, calabazas, cacao, frijoles y algunos cacharros para la conserva.
El día 3 el regidor le hace llegar a Shelvocke un mensajero, pidiéndole que le indique la cuantía del rescate de la ciudad.

Shelvocke le indicará en una misiva escrita en francés que quería 10000 reales de a ocho, y que tenían 24 horas para hacérselos llegar.

A la mañana del día siguiente se presentará el mensajero del día anterior, diciéndole que ni el regidor ni nadie del lugar sabía hablar francés. Que escribiese sus demandas en español o en latín, y que recibiría cumplida respuesta.
Jajaja, idolazo.

Shelvocke se las arregló para que un prisionero de una de sus presas llevase el mensaje al regidor de la ciudad. A la mañana siguiente, ya 5 de abril, el mensajero y el prisionero vuelven con la siguiente respuesta: que no hay nada que hacer.

Que si quiere, que queme la ciudad - y con estas van unas 15 veces, pensaría el regidor - pero que no toquen las Iglesias. Vamos, que hiciese lo que tuviese que hacer como buen corsario y se largara, que llevaban tres días en los cerros.

Os prometo que he intentado descubrir el nombre de este personaje. Merece una suscripción pública que financie una estatua en el centro de la plaza de Armas de Paita, jajaja.

Todo esto era un ardid del regidor de Paita, con el deseo de retrasar lo máximo posible la partida de Shelvocke. La noche anterior había recibido a un marino de la fragata capitana de la flota del mar del Sur, la Peregrina. Había que preparar al corsario una encerrona.

Desencantado con el resultado de la negociación, Shelvocke mandará prender fuego a Paita. Mientras recogen todo lo que queda del saqueo, desde la Speedwell comienzan a sonar los cañonazos de alarma convenidos. Los oteadores han descubierto la presencia de una fragata española.

La fragata Peregrina, capitana de la flota Del Mar del Sur, bajo el mando del General Pedro Medranda y Vivanco, enfila hacia Paita, una vez ha superado el último obstáculo geográfico que la ocultaba, encontrando a Shelvocke empantanado gracias al ardid del regidor de Paita.

Pero no solo se trata de la Peregrina. En las inmediaciones se encuentra otra fragata de patrulla, la Brillante. Y es que la Brillante estaba alerta, pues había capturado tan solo dos semanas antes una embarcación al mando del lugarteniente de Shelvocke, el capitán Hartley.

Shelvocke había decidido multiplicar sus opciones de corso en la carrera entre El Callao y Panamá, mandando armar una presa, la pinaza Nuestra Señora de la Soledad, de 25 tn, rebautizada Mercury, destacándola en solitario el 8 de marzo. Pero su campaña fue breve.

La fragata Brillante la apresó el 20 de marzo, desembarcando a los prisioneros en Paita días después, alertando así a la población de la posible presencia en la zona de una fragata corsaria. Por eso el regidor y sus conciudadanos estaban preparados para las contingencias usuales.

Al parecer el General Medranda se aproximaba a la anclada Speedwell a toda vela. La sangre fría del contramaestre, con solo 20 tripulantes abordo, logró articular una andanada de artillería contra la Peregrina. Medranda, pensando que estaría a plena capacidad, manda recoger velas

Mientras la Peregrina se posiciona a para una duelo artillero, Shelvocke logra subir a bordo de la Speedwell, como el resto de la tripulación, entretenida en subir abordo la artillería que habían desembarcado. De acuerdo con Shelvocke, Medranda se había vuelto a poner en marcha.

Shelvocke presenta en el relato de su viaje a la Peregrina como un navío de línea de factura europea, de 50 cañones por banda. Con ello justifica no haberse enfrentado a ella con su fragata. Dice que al estar a tiro de pistola se acobardó su tripulación por el porte de la misma.

Sin embargo la Peregrina era una fragata de 40 cañones. Superior a la Speedwell, pero más lenta. Además estaba muy castigada, pues se había incorporado a la Armada del mar del Sur tras una travesía accidentada desde España.

Había partido de Cádiz en diciembre de 1716, y tras un fracaso en el cruce del cabo de Hornos tuvo que volver dañada a reparar a Buenos Aires. Lograría llegar a El Callao en marzo de 1718, y se juzgaba que no tenía condiciones para retornar a España.

De acuerdo con Shelvocke, la indecisión de Medranda entre el abordaje o el duelo artillero le permitió cortar amarras y acercarse a una zona de aguas bajas, lo suficiente para su calado, pero no para el de la Peregrina. Durante una hora sufrió el fuego artillero de la Peregrina.

Parece que Medranda quería tiros limpios, bien amurados hacia el costado de la Speedwell, pero la calma de la zona de bajíos y las corrientes no se lo permitían. Shelvocke también dice que, estando a distancia de pistola, no usaba las armas de fuego.

Todo parece apuntar que Medranda, al menos en lo que deja entrever Shelvocke, quería barrer a la Speedwell y darle el estoque al abordaje. De hecho indica que la borda de la Peregrina se iba llenando por instante de hombres, mientras se podían oír muchas voces de mando.

Y aquí llega la polémica del lance. De acuerdo con Shelvocke, un tiro de artillería derriba el mástil de la bandera de popa, cayendo al agua. Que los españoles habían interpretado que se habían rendido, pero que él había dado órdenes prestas de enarbolar nueva bandera.

Y que acto seguido la Peregrina maniobraba para poner toda la artillería de estribor contra la Speedwell. Que la andanada fue inofensiva (?), y que aprovecharon las condiciones del viento a su favor para ganarle la posición a la Peregrina y salir a mar abierto. Claro.

Fuese un ardid -simular la rendición- o los elementos nuevamente en contra de los navíos de un Felipe, el hecho es que la Speedwell se zafa de la Peregrina. En las vueltas de tres relojes de arena, a decir de Shelvocke, quedaron fuera de su alcance.

El estado de la Speedwell, sin embargo era bastante lamentable en líneas generales después del duelo artillero. Algunos de los daños de la misma jugarían en su contra en la isla de Más a Tierra, más adelante, cuando naufrague contra sus costas.

Pero todavía la Armada del mar del Sur no había dicho su última palabra. Al amanecer del día seis de abril, descubren unas velas que van desde la costa del continente en su dirección. Según va evolucionando el día, se dan cuenta que se trata de una fragata de factura europea.

Era la Brillante, la que había capturado días atrás a la Mercury de su lugarteniente, Hartley. La Brillante era una fragata construida en Saint-Malo, destinada al contrabando en el mar del Sur, y que había sido requisada por la Armada frente a Arica septiembre de 1717.

Durante todo el día le fue ganando distancia, pues navegaba prácticamente al doble de velocidad que la maltrecha Speedwell. Llegó entonces el anochecer del día 6. Shelvocke cuenta que se sirvió entonces de un ardid. ¿Os acordáis de Master and Commander?

Al igual que la Surpraise de Aubrey frente a la Acheron, Shelvocke ordenó que se pusiese un farol en una lancha, acondicionándolo de tal modo que pareciese la luz de su popa. Una vez en noche cerrada, apagaría toda luz y cambiaría su rumbo.

La mañana del 7 de abril de 1720, justo hoy hace 300 años, la Speedwell, maltrecha, descubre que ha burlado la implacable caza de la Brillante, logrando eludir el cerco de la Armada del mar del Sur. Sin embargo no podía continuar su travesía de corso, necesitaba reparaciones.

Shelvocke pondrá rumbo hacia las islas de Juan Fernández, en espera de poder recomponer su embarcación. Ahí le esperará un naufragio y un motín. Pero eso es otra historia.

Aquí termina un episodio más de la guerrra de la #CuádrupleAlianza, esta vez en Perú, en un conflicto llevado a tierras tan lejanas por manos de corsarios. Hoy los malos se marchan con el rabo entre las piernas ;)
Buenas noches, desde el mar del Sur. Mares de #hispaniainvicta