-Va a ser maravilloso, queridas. Fabuloso. Será ideal…
-No vayas a liarla, Adelita. Que nos sacan en el parte de Radio Nacional. Le dijo tío Ramón al enterarse.
Al ángel Ramón se le escapó la risa. Ustedes recordarán, supongo
-Tampoco es ningún mérito, Adelita. Pepe lo ve cada dos por tres.
Era tío Ramón rompiendo la magia del momento.
-No te consiento que llames Pepe a su Eminencia Reverendísima Don José Cardenal Ruiz de Almodóvar, Ramón.
-Pepe será Cardenal, pero es mi hermano y lo llamo Pepe. O Su Pepinencia Ruizalmodovarísma.
-Eres imposible, Ramón.
-Pues ya veremos esas fotos. Dijo mi abuela.
-Ay, sí. Consuelito, trae la máquina de hacer fotos de mi cuñado
Imaginen la cara de mi pobre abuelo
-Esta cámara no es la mía,Adelita
-Ya se lo dije yo don Luis. Pero ya sabe cómo es
-Bueno, ¿y los otros carretes?
-¿Qué carretes, Luis? -dijo tía Adelita.
-¿Sólo habéis hecho uno?
-No, hemos hecho miles de fotos.
-Pues eso, ¿y los carretes? Para llevarlos a revelar Adelita.
-¿Te acuerdas que te dí unos tubitos de plástico?
-Si. ¿Esos? Tiré lo que llevaban dentro que eran como unas latas y los usé para guardar pétalos de flores de los adornos de San Pedro. Tráelos, Consuelito
-¿Y el que te puse dentro de la cámara?
-Lo tiré. No se podían hacer fotos con eso dentro, Luis. No corría la palanquita esa
-Es que no hay fotos, Adelita. Y estas no son ni tuyas.
-A ver, -dijo tío Ramón- lo mismo hay suerte… -empezó a reírse- y esa es la cámara con la que fotografiaron a Anita Ekberg en la Fontana di Trevi
Le grito tía Adelita mientras le lanzaba agua bendita a la cabeza con una botellita que sacó del bolso.
La pobre se quedó sin fotos de aquel viaje maravilloso, fabuloso e ideal. Pero al menos, se trajo diez docenas de rosarios que repartió por toda Córdoba