(Hilo)
Sin embargo, la televisora presentó mañosamente el caso como si a cualquier ciudadano en la CDMX, sin motivo alguno, lo podrían matar así.
Ante eso, varias lecciones emergen:
Salinas Pliego es un miserable. Ni siquiera el trato pragmático que le ha dado el gobierno le ha bastado para contener sus ínfulas de señor feudal de los medios.
Que le sirva de lección a AMLO: ninguna televisora del duopolio es de fiar.
La propia desidia, torpeza e ingenuidad de Morena ha hecho lo que sus propios adversarios no han podido: golpetearla.
Jaime Bonilla es un impresentable y urge mandarlo al basurero como a Lili Téllez. Morena debe dejar de confundir pragmatismo con autogoles.
La oposición reaccionaria de AMLO será hipócrita como siempre. Hoy tomarán a Bonilla de héroe, cuando hace unos días era su "bestia negra" y la "prueba fehaciente" de que AMLO es un "autoritario" que "se va a reelegir hasta dos mil cuarentaaaaaaaa".
Que la comentocracia amlofóbica no se haga tonta: lo que ayer abiertamente dijo Alatorre, instando a "no obedecer" a López Gatell, es lo mismo que ellos han hecho con menos estridencia pero igual perfidia: tratar de mermar la credibilidad de un funcionario ejemplar.
Esta gente ha sacado el cobre y se han mostrado como los vulgares ambiciosos que son, pisoteando la seguridad de la gente.
Y éstos, en connivencia con los primeros, pueden hacer que los enanos crezcan y las pulgas brinquen.
Aguas.
Pero todos los que se acerquen a las prácticas que ayer exhibió impúdicamente Alatorre, u hoy agarren la bandera de Bonilla para su agenda política, se revelarán como un golpeadores y no como un opositores democráticos.
Torpedear eso no es perjudicar al gobierno: es jugar con la vida de las personas.
No seamos cómplices.