Tenía los ojos verdes, de un verde esmeralda profundo y seductor que me hacía enmudecer. Una melenita rubia, cortada a lo garçonne y una boquita que se hacía un mohín delicioso cuando decía:“Mon cherie ami Jacques”
Como habrán deducido, Monique era francesa -también podría ser belga, claro. Digo era, no porque haya muerto, sino porque se casó con un futbolista rumano del Lille y ahora es la exseñora Radinescu
yo me quedo al ralentí.
Tú pasas cerca de aquí
y no te fijas en mí.
Pero esté yo aquí o allí,
siempre, siempre, pienso en tí
Si recuerdo que te ví,
siento que pasa por mí
un escalofrío, y sí,
sólo, sólo, pienso en tí,
¡ay que me gustas!, ¡jolín!”
L'amour fou, queridos amigos.