¿Qué misterio REAL del siglo XVI, que tiene como protagonistas nada más y nada menos que a Leonardo da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti, Giorgio Vasari, e incluso Rubens, ha sido resuelto (o casi) gracias a la tecnología del siglo XXI aplicada a la restauración? (HILO) 
¿Y qué motivos pueden llevar a un restaurador, que en teoría es uno de los mayores defensores del patrimonio, a taladrar unas magníficas pinturas murales de Giorgio Vasari, pintor, arquitecto e historiador, y uno de los máximos exponentes del renacimiento italiano?
Todo tiene su origen en 1503, cuando en un momento realmente único de la historia, el gran Leonardo da Vinci y el no menos grande Miguel Ángel Buonarroti coinciden en el Palazzo Vecchio de Florencia, con el encargo de pintar muros opuestos en el Salón de los Quinientos.
A ambos se les encargó pintar una enorme escena de batalla, ya que cada una de las paredes medía 17 metros de largo y 7 de alto. Leonardo pintaría la batalla de Anghiari en la pared derecha, y Miguel Ángel la batalla de Cascina en la izquierda. La “batalla” estaba servida.
Sin embargo, lo que podría haber sido una conjunción colosal, se frustró rápidamente. Miguel Ángel fue reclamado en Roma para construir la tumba del Papa Julio II, y partió tras acabar el cartón (dibujo previo) y apenas empezar las pinturas.
Leonardo si se quedó a pintar su batalla, y para realizarla eligió la técnica de la encáustica, que utiliza cera como aglutinante. Tomó esta decisión para evitar los malos resultados técnicos de “La última cena”, que a poco de finalizada ya se estaba desprendiendo del muro.
La magnífica batalla de Leonardo asombró a todo el mundo. El propio Vasari dejó escrita su admiración, y fue ampliamente reproducida por otros pintores, entre los que se encontraba Rubens. Gracias a ellos podemos hoy hacernos una idea de cómo era.
Y es que lo que pintó Leonardo se arruinó, aunque no está muy claro como. La versión más aceptada es que la técnica de encáustica experimental utilizada requería una gran fuente de calor para fijar los colores, como si fuera un esmaltado donde el calor funde los colores.
Por eso colocó grandes braseros ante las pinturas, pero algo falló, y en vez de fijarse, parte de la pintura con cera se derritió. Sea como fuere, una vez más la técnica se la había jugado a Leonardo, echando a perder su obra.
Tras este nuevo fracaso, Leonardo abandonó el proyecto dejándolo inacabado. Las pinturas de Miguel Ángel y Leonardo, ambas inacabadas, convivieron durante años. En 1550 el salón fue ampliado y remodelado por Vasari, y de las pinturas de Leonardo ya nunca más se supo.
Sin embargo, a finales del siglo XX cogió fuerza una teoría que aseguraba que Vasari, un grandísimo admirador de Leonardo, no hubiese destruido jamás una obra suya. ¿Conservó Vasari la obra de Leonardo? ¿Encontró una manera de preservarla a pesar de la remodelación?
¿Y si hubiese levantado un muro delante de la pintura de Leonardo, pintando él su mural y conservando el de Leonardo detrás, oculto durante siglos? ¿Cómo hacer para comprobar si esto es posible, y resulta que una gran obra de Leonardo está esperando ser descubierta?
Es en este punto donde entra en escena el controvertido uso del taladro. En noviembre de 2011, y con el permiso de las autoridades de Florencia, se practicaron una serie de orificios para introducir un endoscopio con cámara, en busca de las pinturas de Leonardo.
Está acción tuvo muchísimas críticas, ya que muchos expertos argumentaban que no era admisible el daño a las pinturas de Vasari en pos de una quimera: la búsqueda de unas pinturas cuya permanencia no estaba documentada, y que era más que improbable.
Y por fin llego a la conclusión… que no lo es. Tanto las endoscopias como estudios de termografía y de radar de alta frecuencia parecen indicar que si que existe una segunda pared tras la pared pintada por Vasari, con una cámara de aire intermedia de entre 1 y 3 cm.
Además, Maurizio Seracini, impulsor de la búsqueda, afirma que se han encontrado pigmentos, y que el análisis de los mismos demuestra que son idénticos a los utilizados por Leonardo en otras obras. ¿Quiere esto decir que existen las pinturas de Leonardo?
En absoluto. Puede que el espacio entre muros sea sólo una cámara de aire, o puede que sí existan restos de pinturas pero que sólo sean eso, restos, dado los problemas con la técnica de Leonardo.
Jamás lo sabremos. Nadie sacrificará las pinturas de Vasari para averiguarlo.
Jamás lo sabremos. Nadie sacrificará las pinturas de Vasari para averiguarlo.
