Thread by @restaur_accion

Para que os hagáis una idea de lo que supondría restaurar la Gioconda, voy a contaros la que se montó al restaurar “Santa Ana, la Virgen y el niño Jesús”, también de Leonardo y también en el Louvre. Todo comenzó con una reunión de expertos allá por junio de 2009. (HILO)

En 2008 el Louvre ya se planteó la necesidad urgente de la restauración. Los repintes, con hasta 4 y 5 capas que se superponían al original, eran uno de los motivos, pero el motivo principal eran los barnices, con múltiples capas de espesores diferentes y de aplicación desigual.

Estos barnices se encontraban muy alterados, oxidados y habían virado de color, lo que cambiaba enormemente la percepción de la obra. Sin embargo esto no era lo peor. Lo peor era que esas capas de barniz desigual estaban tirando de la policromía, y la estaban levantando.

¿Y cómo puede un barniz levantar la policromía? Imaginaos que colocáis un trozo de cinta americana sobre un papel. La cinta tiene mucha más fuerza que el papel, y cuando la cinta se mueve, contrayéndose o dilatándose por el calor, o al envejecerse, el papel no tiene…

…suficiente fuerza para soportar ese movimiento y acaba moviéndose con la cinta. Pues bien, el barniz grueso y envejecido estaba ejerciendo el mismo efecto sobre la policromía que la cinta americana sobre el papel, separándola del soporte y provocando levantamientos.

La necesidad de una restauración era evidente, así que tras muchos estudios previos, se designa por concurso público (¡ole por los franceses!) a la restauradora Cinzia Pasquali para llevar a cabo la intervención, que será asesorada en todo momento por una veintena de expertos.

Estos expertos están permanentemente informados gracias a una aplicación realizada a tal fin, y se reúnen periódicamente para la toma de decisiones. En caso de discrepancia, la decisión final estaba en manos de Vincent Pomarède, director del departamento de pintura del Louvre.

Al principio todo va bien, se decide eliminar los repintes y aligerar los barnices sin eliminarlos del todo, para proteger la policromía original. En todo momento se miden mediante microscopio los grosores del barniz, con el fin de controlar hasta donde llega la intervención.

Sin embargo todo empieza a torcerse a costa del “sfumato”. Cuando llega el momento de aligerar barnices sobre el rostro de Santa Ana, una parte de los expertos se oponen ante el riesgo de dañarlo. Tras un parón y más estudios, el aligeramiento de barniz se autoriza.

Con la limpieza del manto azul y del cielo también hay problemas y discrepancias. Se realizan catas y mediciones microscópicas para ver hasta qué punto se puede rebajar el barniz, y el director del departamento de pintura, que tiene la última palabra, decide ir un poco más allá.

La polémica estalla a final de 2011, cuando dimiten 2 de los más relevantes especialistas de la veintena de componentes del equipo de expertos. Uno de ellos siempre ha estado en contra de la restauración en sí, y no pone pegas específicas al proceso, sino al hecho de restaurarla.

La otra experta, sin embargo, no se calla y cuestiona múltiples aspectos de la restauración. Que si la limpieza había sido demasiado profunda, que si se habían eliminado partes del original confundiéndolas con barnices, que si el rostro de la Virgen se había desvirtuado…

La prensa se hizo eco de todo rápidamente, y se montó el pollo. La respuesta del Louvre vino de parte de Vincent Pomarède, director del departamento de pintura, que dijo: “Pocas veces una restauración sido tan bien preparada, discutida y ejecutada.”
elpais.com/diario/2012/01…

La restauradora Cinzia Pasquali por su parte declaró: “"No hemos tocado la pintura de Leonardo, por eso no entiendo todas las controversias sobre la restauración de Santa Ana, la Virgen y el Niño", “Solo eliminé los barnices” (rebajando el espesor).
repubblica.it/speciali/arte/…

La restauración continuó con normalidad (toda la posible en esas circunstancias), finalizando en diciembre de 2011. La obra se presentó en el Louvre en marzo de 2012, junto con abundante información sobre el proceso de restauración, dando transparencia para acallar polémicas.

Si analizamos los hechos, toda la controversia se debió a la opinión de 1 experta de 20, magnificada por la prensa. También se hace evidente que, con toda seguridad, se haga lo que se haga con la Gioconda traerá polémica. A pesar de ello, el Louvre debería atreverse. Ya toca.

Y si queréis más información, os recomiendo el articulo de María José González López, publicado en la revista del @IAPHpatrimonio, descargable en el enlace
iaph.es/revistaph/inde…

Y si os defendéis en francés, este vídeo es imprescindible
vodeus.tv/video/leonard-…