-¿Qué haces ahí?
-¿Qué?
-A que llegue Pancho.
-¿Se te han vuelto a olvidar las llaves?
-No, mami, no. Contestó con «rintintín y Cabo Rusty», que decía tío Ramón.
-¿Y por qué no has llamado?
-Si no hay Renault Fuego no hay Pancho.
-Podíamos estar nosotros.
-Os he visto desde el autobús.
Chimo callaba
-¿Por qué miras fijamente la casa? Chimo, ¡cada día estas más tonto!
-Ya veréis, ya veréis
En esto llegó el autobús y de él se bajó Jorge Buendía.
-Hola, ¿qué os contáis?
-Aquí, esperando a Pancho. ¿Y tú?
-En el chalé, no. Te lo aseguro. Insistía Chimo
-Si hace un calor que parece junio, terciaba Jorge.
-Si, eso sí, pero ahí, en Perales House, no hace ningún buen día, Buendía
-Chimo, ¿has bebido?
-¡Ojalá, Jacobo!
-Hola, Pancho–dijimos los cuatro
-Anda, ¡qué casualidad! Hemos llegado todos a la vez
-Pues sí, Pancho, sí
-¿Se os ha olvidado otra vez la llave? – y remarcó mucho “otra vez”.
-¡Si! – contestamos a coro.
-Vamos.
-Tú primero, dijo Chimo.
-Trae las llaves, dijo Jorge. Y avanzó con paso decidido hacia la verja
-¡Franciscoooo! ¡Franciscoooo!
Imaginé que la joven invocaba al seráfico poverello de Asís. Pero llamaba a Pancho, que se llama Francisco de Paula.
Pancho la miró como un miope que intenta enhebrar una aguja y dijo
-Siiii.
Contestó.
- ¿Y qué haces aquí? ¿Y así?
Birgitte le soltó un bofetón a Pancho como no había visto hasta ese momento. Ni en el cine. Me dieron ganas de aplaudir. De hecho, creo que empecé tímidamente a hacerlo. Lo hice. Pancho no sabía que decir ni hacer.
-¿Esta muchacha quien es, Pancho?, preguntó Paco
-Parece una “fonduè bourguignone”, añadí yo
-Han sido los niños
Así es. Jorge la llamó Nena.
Entonces, los ojos azules de Birgitte se iluminaron con toda la intensidad que imaginarse puedan.
- Sólo son niños.
-Son unos criminales… gritó Jorge.
La simpática Birgitte no contó que al entrar la habían recibido unos niños muy simpáticos que le acompañaron al salón.
-Para ti si fue un buen día, Buendía.
Y la verdad es que sí. Treinta años llevan casados. Y ella se hizo católica. Que todo hay que decirlo