El #pan es un alimento que hoy en día se puede conseguir facilmente. Vas a cualquier tienda y lo adquieres sin problemas. Sin embargo, cuando echamos la vista atrás en el tiempo, al pasado, no parece que fuera tan fácil conseguirlo en #Canarias.
Abro hilo:
En el siglo XIX, aún como en tiempos tempranos, "el alimento básico de labradores y jornaleros consistió en el tradicional gofio de millo o de trigo, amasado con agua, sal, leche, caldo, ..." (MILLARES CANTERO, 2011:95).
Parece que la elaboración de pan no era algo muy común, pues era muy costos y con él surgían cuantiosos gastos en el proceso de su elaboración. Ello explicaría que el #gofio continuara siendo un alimento importante en la dieta canaria hasta la actualidad.
El cónsul inglés en el Archipiélago, el Sr. Grattan, hacía cuenta de ello en 1872:
"En lugar de pan, que es a su vez caro y pobre en calidad, se toma alimento sano, hecho de maiz tostado, trigo o trigo indio molido cpn suficiente agua para darle consistencia de una masa; se llama <<gofio>> y lo utilizaron los guanches".
("Informe del cónsul Grattan sobre la condición de las clases trabajadoras en las Islas Canarias (1872)", en Informes consulares británicos sobre Canarias (1856-1914), p.92).
La diferencia entre uno y otro -entre pan y gofio-, es que el primero hay que hornearlo, y el segundo no (se tuesta antes de elaborar la masa).
Domingo José y Navarro en 1896 denunciaba lo siguiente en cuanto a la elaboración del pan se refiere -en el caso de la capital grancanaria-:
"Algunos panaderos, para dar mayor peso al pan, sobrecargan la masa de agua y le dan al horno una temperatura alta para que en corto tiempo tueste la corteza, dejando crudo el interior. Este pan es indigesto. Otros para dar -
mayor volumen al pan a la masa un exceso de levadura que le da una acidez perniciosa. Otros a penas se toman el trabajo de revolver la masa y sacan un pan engrudado que no se puede masticar y menos digerir. -
Estos y otros dan a este artículo de alimentación cualidades dañinas, entre las que quizá sea la menor ser indigesto" (Navarro Domingo, José: consejos de higiene a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Tipografía la verdad, 1896, pp. 121-136).
Veinte años más tarde, aproximadamente, de lo que informaba Grattan, este alimento seguía siendo un producto no muy asequible. Había que sacar rédito de él de alguna manera, y Domingo J. Navarro demostraba que se llegaba a hacer de una manera perniciosa para sus conciudadanos.
Durante el siglo XX parece que el empleo de los hornos fue aumentando considerablemente, y la elaboración artesanal llegó a ser más común. En las áreas rurales sería una labor doméstica.
Eso sí, nunca se dejó de lado el consumo del gofio en sus diversas formas: "las ralás", "la pella" o "el escaldao".
Según cuenta Juliana L. A. (2019): su abuelo [a principios del XX] seguía yendo al molino con las bestias para traer dos sacos de gofio, cada cierto tiempo, a su casa.
Juliana también dice que en la casa existía un horno de piedra dentro de la cocina. En él elaboraban el pan, llenándolo primero de leña, para luego sacar las brasas y meter las masas, tapando la puerta con paños húmedos.
A parte, a modo de anécdota, cuenta que en la Guerra Civil a su madre le esperaban los falangistas cada vez que hacía pan. Ella amasaba y los hombres se quedaban esperando. Cuando el pan salía, cuando se terminaba de guisar, aquellos hombres se lo llevaban, y dejaban a la -
pobre mujer solamente con el calor del horno.
En cuanto a la elaboración se refiere, anota que el pan se tardaba unos 8 días en preparar para que la masa madre fermentara; y que el truco, para comprobar que estuviese en su punto, era hundirlo en agua: si salían burbujas, se podía cocinar.
De todos los que se hacían había que guadar uno de ellos sin calentar para usarlo la próxima vez como masa madre.
En su familia se horneaba cada semana "una buena tandá". Mas cuando ella se casó, pasó a hacerlo cada veinte días.
Eso sí, si se quedaba sin la masa madre, tenían que comprarla.
Otra anécdota que ella trasmite a modo de "cuento" (como dice riendo), es la siguiente: una señora que estaba cocinando y amasando panes con su suegra, se metía en las enaguas, según la mayor de las dos los sacaba del horno y a escondidas, la masa ardiendo. -
Como estaba caliente, la nuera se quemaba. Por orgullo y no tener nada que comer, sufría. La vieja dejaba que siguiera haciéndolo riéndose de ella.
A partir de 1980, según he podido recoger, sería más caro hacerlo que comprarlo, y se perdería poco a poco la costumbre.
Así se irían abandonando los hornos, quedando como simples alacenas para guardar los utensilios del campo y los recuerdos de los que se llegaron a alimentar con ellos.
------
FLORIDO CASTRO, A (1998): Panaderías, Molinerías y otras industrias derivadas en Las Palmas de Gran Canaria durante la Restauración, Ediciones Cabildo insular de Gran Canaria, Las Palmas.
MILLARES CANTERO, Agustín (2011): “Terratenientes y campesinos del Antiguo al Nuevo Régimen”, en MILLARES CANTERO, A. et al, dir: His- toria Contemporánea de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, Obra Social La Caja de Canarias, pp. 59-101
El coro de la Catedral de Santa Ana: Cómo pasó de estar en su interior a estar en plena calle, completamente descontextualizado.
En la actualidad está "postergado, ya que a mediados del siglo XX se reinstaló en un lugar no adecuado, pasando hoy desapercibido por generaciones".
Lo primero es ubicarnos para quien desconozca.
La catedral de Santa Ana es también conocida como Catedral de Canarias.
Ya estoy dando pistas de dónde se encuentra: en el archipiélago canario, en Gran Canaria, en Las Palmas de Gran Canaria.
En ella se situó el coro desde 1809 hasta que en 1966 un obispo, el obispo Pildain, tuvo la grandiosa idea de desalojarlo para obtener más espacio en el interior del edificio sacro.
Es la primera vez que hago un hilo en twitter y me guastaría hacerlo de algo que me queda muy cerca, la Ermita de San Antonio (siglo XVII), Telde, Gran Canaria. Y así visualizar su estado deprorable.
Es un complejo arquitectónico que no solo se compone de una iglesia sino que también se conforma por una gran casa y finca conocida como "Las tres suertes".
Pero el conjunto es mayormente reconocido por la ermita dado que es lo único que queda en pie y en mejores condiciones. De hecho, y según he podido comprobar, es posible visitarla el día 14 de cada mes.