-El 7 de junio acaba esto, Jacobo. Don Anselmo se va a dar con un canto en los dientes. Esos nueve mil euros tienen bordadas mis iniciales.
-No cantes victoria todavía que ha estado todo en un tris.
-Eso es verdad.
-Claro, porque ellas iban engañadas.
-Nos regalarás algo, ¿no, cuñado?
-Os llevaré a la Feria, no te preocupes.
-Pero si este año no hay.
-Por eso, Carmencita, por eso.
-Sólo madurita, cuñada.
-Estoy en plena juventud. ¿Qué son 90 años?
-Poco menos de un siglo.
-Pues que sepas que me voy a casar y Willy es todo un partidazo.
-Será uno de veteranos del Desembarco de Normandía.
-No puedo con tu marido, Pilarín. Me agota
-Mira que eres tardo, Nene. Se nos ha pasado la euforia de la «Gran Porra de las Iglesias Fernandinas», que fue maravillosa, no lo podrás negar.
-Fue homérico, papá.
-Apoteósico. Pues aunque se puede salir y tomarse un mediecito en una terraza nos falta algo
-¿Qué? ¿Porqué?
-Porque perder una porra lo admito, Nene, pero dos, no. Así que aseguro. Y conste que yo quiero la grande, pero hay que jugar con inteligencia. Ea, adiós, voy a fumarme una pipa.
Cuelga.
¿No me digan que no es único?