Nacieron para un solo cometido: llevar el mayor número de pasajeros, a la mayor velocidad posible y con todo el lujo del mundo. Pero la vida, o mejor dicho, la guerra, tenía otros planes para ellos. Embarcamos a bordo del Carmania y del Cap Trafalgar para un combate imposible 
Botado en 1913, el Cap Trafalgar era un trasatlántico de tres chimeneas, 187 metros de eslora, 18.700 toneladas y 20 nudos de velocidad. Podía transportar 1.600 personas, 400 en primera clase. O en primerísima clase, pues se diseñó como uno de los barcos más lujosos del mundo
Su propietaria, la Hamburg Südamerika Linie, no escatima en gastos. Los pasillos, las escaleras y los camarotes de primera clase se adornan con filigranas de oro y muebles de primera calidad. Y en la cubierta superior hay una piscina y una cafetería dentro de un invernadero
El estallido de la IGM, apenas cuatro meses después de su entrada en servicio, sorprende al Cap Trafalgar en Buenos Aires. El capitán Fritz Langerhans recibe órdenes de dirigirse a la remota isla de Trindade, donde la Kaiserliche Marine ha establecido un punto de reunión secreto
Allí, a 500 millas del litoral brasileño, el Cap Trafalgar se cita con el pequeño cañonero Eber, que transfiere al trasatlántico todas sus armas (dos cañones de 105mm y 6 cañones de tiro rápido de 37mm), munición y una nueva tripulación bajo el mando del capitán Julius Wirth
El barco de pasajeros se ha transformado en un crucero auxiliar. Su nombre en clave es Hilfskreuzer B y tiene la misión de atacar el tráfico mercante de los aliados. Y para sembrar la confusión, se le retira una de las chimeneas para parecerse al Carmania, un trasatlántico inglés
Construido en 1905 para la Cunard Line, el verdadero Carmania cubre la ruta Liverpool-New York durante años. Mide 206 metros, desplaza 19.500 toneladas y es capaz de llevar 2650 pasajeros a 18 nudos. Y también ha sido requisado, en su caso por la Royal Navy, al estallar la guerra
Con idea de convertirlo en crucero auxiliar, se retiran adornos, tapizados y muebles susceptibles de avivar un incendio y se le instalan 8 cañones de 120mm, con sus polvorines. Se refuerzan las comunicaciones y se cambia su vistosa pintura de tiempos de paz por el negro y el gris
El capitán Noel Grant es el nuevo 'jefe'. El antiguo oficial al mando, el ahora capitán de fragata James Barr, y otros 50 tripulantes del antiguo trasatlántico deciden quedarse a bordo para ayudar. El nuevo crucero auxiliar es destinado a la escuadra del Atlántico Occidental
El Almirantazgo sospecha de la existencia de una base alemana en Trindade y envía al Carmania a investigar. En la mañana del 14 de septiembre de 1914, el trasatlántico navega hacia la isla. El tiempo es bueno y la visibilidad, excelente. A las 11.00, el vigía avista tres buques
Son los carboneros Pontos y Woermann, que reabastecen al Cap Trafalgar. El crucero auxiliar alemán está sobre aviso, pues cuatro horas antes había captado las señales radiotelegráficas de un barco británico situado a 50-100 millas. El capitán Wirth alista su buque para la batalla
En el Carmania están confusos. El mayor de los tres barcos se parece muchísimo a un trasatlántico británico. ¿Será un barco aliado? Se hacen señales visuales y radioeléctricas. No hay respuesta. A las 12.10 se realiza un disparo de advertencia para forzar la detención del buque
Pero cuando el Carmania dispara por segunda vez, las dudas desaparecen. El Cap Trafalgar iza su bandera de combate y abre fuego. Aunque sus cañones de 105mm tienen más alcance que los británicos de 120mm, el buque alemán busca acortar distancias para emplear sus 6 piezas de 37mm
Pronto los dos antiguos trasatlánticos se encuentran a menos de 2.000 metros uno de otro, disparándose a quemarropa con todo lo que llevan a bordo y sin blindaje alguno que les proteja. El rabioso combate, para el que ninguno de los barcos ha sido diseñado, durará 85 minutos
Dos granadas estallan en la segunda chimenea del Carmania, destruyendo las antenas de radio. Se desatan varios incendios y las llamas alcanzan la altura de los mástiles. Otro proyectil alcanza el puente de mando y corta las comunicaciones internas, impidiendo un fuego coordinado
Todos los hombres no involucrados en el uso de los cañones se asignan a contener las llamas. Se cortan los sistemas de ventilación y el buque cambia de rumbo para evitar la propagación del fuego. El Carmania recibe 79 impactos, la mayoría de 37mm. Lamentará 9 muertos y 66 heridos
En el Cap Trafalgar la situación es aún peor. El elegante interior, con sus columnas y revestimientos de mármol, ha sido reducido a escombros. Y tras romperse las tuberías de agua, se combaten los múltiples incendios que asolan el barco con cadenas de hombres con cubos
La munición de 37mm se ha agotado y ya sólo disparan los dos cañones de 105mm. Y el capitán Wirth está herido en una pierna y en la espalda. Pero lo peor es el agujero abierto en la línea de flotación, a la altura de la sala de máquinas, que ha provocado una peligrosa vía de agua
Cuando el Cap Trafalgar comienza a escorarse, su moribundo capitán ordena la activación de las cargas explosivas para acelerar el naufragio. Se arrían los botes salvavidas, pero sólo tres llegan al agua. El resto vuelca por la elevada escora. El barco se hunde junto a 51 hombres
Mueren, entre otros, el capitán Wirth, los tenientes Kraus y Klewitz, el piloto Schreiner y el maquinista Spieckermann. El carbonero Woermann rescata a 279 supervivientes y los desembarca en Buenos Aires. La mayoría pasará la guerra internado en la isla argentina de Martín García
El Carmania, pírrico vencedor del combate entre trasatlánticos, apenas se mantiene a flote. Renqueando se aleja de aquellas aguas tan peligrosas, hasta ser encontrado por un crucero británico. Será remolcado, parcheado y puesto a salvo en el puerto brasileño de Pernambuco
El Carmania seguirá realizando misiones de patrullaje y transporte y sobrevive a la guerra. Vuelve al servicio civil en 1923, con una capacidad reducida a 1.440 pasajeros. Sirve hasta 1932, cuando es desguazado. Triste final para el ganador de un combate imposible. Ende / The End
