Ahora que, en relación con el problema racial (en tanto que partícula y expresión indisociable de la sociedad de clases), se habla mucho de esclavitud, servidumbre y violencia, puede ser útil rescatar la breve explicación sintética de Engels contenida en el "Anti-Dühring". 
A mi modo de ver, Engels elucida de una manera impecablemente materialista la cuestión de las bases históricas de las distintas formas de opresión del régimen clasista, y en especial el problema de la relación entre sus fundamentos económicos y el papel que juega la violencia.
Si, como decía Spinoza, la ignorancia no puede ser un argumento, tampoco la tautología puede servir para explicar un hecho tan complejo como las clases (o la esclavitud). No vale decir que hay violencia porque hay dominación de unos sobre otros. Eso no explica absolutamente nada.
Hay que ir a la raíz de la cuestión, a sus fundamentos económico-sociales, a las fuerzas materiales, sociales, que empujan en un determinado momento a unos a esclavizar a otros. Tales relaciones, explica Engels, nacen de dos modos distintos.
Primero, los seres humanos de las comunidades primitivas se hallan sometidos por completo a los imperativos naturales, diferenciándose poco todavía del resto de los animales.
Cuando, por mor del desarrollo económico y social, los prisioneros de guerra empezaron a ser potencialmente explotables, las relaciones de esclavitud se hicieron históricamente necesarias. La violencia esclavista derivó de la necesidad económica de explotar, no a la inversa.
Inciso: al tratar el tema de la antropofagia desde el punto de vista del llamado materialismo cultural, Marvin Harris llega a conclusiones muy parecidas, por no decir idénticas, respecto a los fundamentos histórico-sociales que explican cuando y por qué se empieza a esclavizar.
Es decir, cuándo, en general, deja de tener sentido social la práctica de la antropofagia (o el asesinato directo) de los prisioneros de guerra y la esclavitud se convierte en una institución que permite la reproducción de los regímenes sociales esclavistas.
"[N]o hay socialismo moderno sin esclavitud antigua". Esto, que puede resultar una simple provocación, me parece una fundamentación histórica irreprochablemente científica, no apta para esquemas moralistas. La esclavitud antigua fue causa de decadencia y a la par de progreso (!).
Engels se lamenta de que, al hablar de la esclavitud, con altas dosis de cinismo y moralina barata...
En la misma línea, Engels sigue haciendo amigos declarando que la introducción de la antigua esclavitud fue "un gran progreso" (sin dejar de reconocer, como hizo Marx, su lado brutal, violento, despiadado... ¡pero sin tratar de explicar lo primero en base a lo segundo!).
En la Antigüedad el desarrollo económico-social, político o cultural solo pudo darse intensificando la división social del trabajo (base del orden clasista), es decir, implantando y expandiendo la esclavitud, "la forma más simple y espontánea de esa gran división del trabajo".
¿Podían las primeras formas de sociedad clasista "elegir" (?!) entre esclavizar o no esclavizar? La respuesta es obvia. La esclavitud no "se inventó" para adecuarla a formas económicas de explotación, sino que estas necesitaron de la esclavitud.
La misma línea de pensamiento está presente en "El Capital" de Marx, aunque contenga matices distintos y enfatice más la cuestión de la violencia (). Es la doble faz de brutalidad, de una violencia sin contemplaciones... y de progreso al mismo tiempo.
Incluso en los escritos de Marx sobre la dominación británica, colonial, de la India:
Faz progresiva que deja de existir desde el momento en que el capitalismo se expande por todo el orbe (se "imperializa"), emerge la única clase histórico-universal, el proletariado, capaz de superar el orden clasista y todo lo que no apunte hacia el comunismo es reacción.
Todo ese desarrollo histórico de la potencia objetivadora que alcanza su máximo nivel de desarrollo con el capital permite que por primera vez, mediante la constitución del proletariado como clase para sí, podamos emanciparnos de toda fuerza ciega (Marx, El Capital, libro III).
