Una persecución épica a lo largo de 3 meses y cientos de millas náuticas, del Atlántico hasta Finisterre y el sur de Portugal, 4 navíos de línea, 6 fragatas y 2 bergatines ingleses contra un navío español, y una escuadra contra un solo capitán. La carrera del Glorioso. Hilo. 
El Glorioso era el alias de un navío de línea de 70 cañones, dos puentes, cuya advocación religiosa era San Ignacio de Loyola, que se había construido en los astilleros de La Tenaza (La Habana) junto a su gemelo el Invencible entre 1738 y 1741. Uno de los mejores de su época.
Su única capitanía había recaído en don Pedro Messía de la Cerda, famoso marino y noble español destacado por su captura de barcos ingleses siendo un joven oficial. A la postre llegaría a ser Teniente General de la Real Armada y Virrey de Nueva Granada.
Las órdenes que había recibido eran partir de Veracruz (México) y transportar una carga de oro, plata, especias, canela y diversas cosas de valor, que estaba valorada en 4.502.631 de pesos fuertes y 7 maravedís de plata, al puerto gallego de Corcubión.
Cuando navegaba próximo a la costa de la Isla de Flores, en el Archipiélago de las Azores, la tripulación distinguió entre la niebla a un convoy de buques mercantes ingleses; al disiparse, los españoles pudieron contar diez buques británicos, tres de los cuales buques de guerra.
De la Cerda pitó a zafarrancho y ordenó seguir navegando hacia el noreste, en dirección a Ferrol, manteniendo el barlovento y según sus órdenes. John Crookshanks, comandante del convoy británico, al divisar al navío español ordenó su persecución e intercepción.
Esto era una práctica habitual entre los ingleses, interceptar los navíos ya fueran mercantes o militares españoles para saquear su botín y así sufragar diversos gastos, generalmente aquellos que venían de América cargados de ricas especias o incluso la paga para los soldados.
Iniciada la caza, el capitán español ordenó virar su buque hacia el sureste, en un intento de despistar a sus perseguidores en la oscuridad de la noche y ordenó trasladar cuatro cañones, dos de 18 libras a la cámara baja y dos de 24 libras a los guardatimones.
Su intención era disparar desde la popa del navío contra su perseguidor, impidiendo así al navío inglés que se acercarse demasiado, sin necesidad de virar o cambiar de rumbo. Momentos después, advirtiendo que los tres bajeles enemigos se le venían encima, tomó la iniciativa.
Arribó de improviso sobre el Montagu y le disparó algunos cañonazos; la maniobra había situado al Glorioso al costado de babor de la Lark al que descargó en cerrado todos los cañones de la banda de estribor sorprendiéndoles y dejándoles prácticamente desarbolados.
Tras un cañoneo que duró poco más de cinco minutos, John Crookshanks ordenó separarse del Glorioso. Aprovechando las nieblas que ocultaban la luna, Pedro Mesía viró su barco en redondo y se dirigió hacia el Warwick, manteniendo el barlovento, en vez de darse a la fuga.
Al pasar por el costado del navío inglés, todos los cañones de la banda de babor y toda la fusilería dispararon una descarga cerrada sobre el sorprendido enemigo. Mesía ordenó de nuevo virar en redondo su barco y situarse al otro costado del Warwick, que ya había recibido daños.
Ambos barcos intercambiaron andanadas hasta las tres de la madrugada, en que, al entrar un poco viento, el comandante del Warwick decidió que había sufrido suficiente castigo y aprovechó el viento favorable para alejarse y ponerse en fuga del Glorioso para siempre.
Cuando el Almirantazgo británico tuvo noticia de este enfrentamiento, el capitán Crookshanks fue sometido a un consejo de guerra por negligencia en combate. Declarado culpable, fue expulsado de la Royal Navy. Mientras, el Glorioso continuó navegando hacia España.
Así, de las Azores hasta el Cabo San Vicente, don Pedro Messía y su Glorioso se enfrentaron sucesivamente con hasta 6 escuadras británicas, un total de 4 navíos de línea, 6 fragatas, 2 bergantines y un número de naves menores.
Finalmente tras 5 batallas navales, en la última, frente al Cabo San Vicente, rodeado, completamente desarbolado, la tripulación herida, y sin municiones, el Glorioso arrió su pabellón, no sin antes presentar dura batalla y tras entregar las mercancías y cumplir con su deber.
A lo largo de 5 enfrentamientos, y cientos de millas, la carrera se saldó con 1 navío de línea inglés hundido, varios navíos y fragatas gravemente dañados, 433 muertos y 352 heridos por parte los ingleses, y 44 muertos y 173 heridos españoles de la dotación del Glorioso.
La gesta del Glorioso es una de las más brillantes de la pericia marinera española, del valor y la abnegación al deber. Sin embargo, don Pedro Messía a día de hoy no posee una estatua.
Deseo les haya gustado.
Láminas de Ferrer-Dalmau, Parrilla y Vallespín.
Gracias por leer.
Deseo les haya gustado.
Láminas de Ferrer-Dalmau, Parrilla y Vallespín.
Gracias por leer.
El cuadro principal: “el último combate del Glorioso” lo pueden encontrar en el @Museo_Naval
Seguramente explique las batallas una por una, en un hilo se alargaba demasido.
Seguramente explique las batallas una por una, en un hilo se alargaba demasido.
