Thread by @Toussaint1917

Somos más de lo que somos ahora: somos también quienes nos antecedieron, y debemos ser más de lo que somos y lo que fueron los que nos legaron su antorcha de libertad.

Unas palabras de Engels sobre el lugar histórico del socialismo utópico en el comunismo revolucionario:

Nada está más lejos de la verdad que decir que el comunismo revolucionario desprecia a los grandes socialistas premarxistas, utópicos. Al contrario, estos fueron un jalón necesario en el camino hacia la formulación y el desarrollo de la visión revolucionaria del mundo.

Las reflexiones del "Anti-Dühring" de Engels que compartiré así lo demuestran: si toda historia necesita de prehistoria, el comunismo no podría haber sido tal sin sus progenitores y ascendientes, empezando por el socialismo utópico. Pero ¿pudo este ser otra cosa que lo que fue?

Así, el socialismo premarxiano, como una de las fuentes y partes integrantes fundamentales del comunismo, solo podía aspirar a superar el orden burgués en el plano ideal, pero no todavía como fuerza efectiva, social y políticamente concretizable, materializable.

Sin embargo, el socialismo utópico coadyuvó a sentar las bases para la crítica científica de las leyes que rigen la sociedad burguesa. Los Saint-Simon, Fourier y Owen tomaron conciencia del problema de la división social del trabajo y de la contradicción entre campo y ciudad.

¡Por no hablar de la deuda de gratitud del marxismo para con el socialismo utópico respecto a la opresión de la mujer! Pero ni Saint-Simon, ni Fourier, ni Owen (ni Weitling, ni tantos otros) pudieron ir más allá de formular principios moralmente abstractos y ahistóricos.

Era inevitable que así fuera: ninguna potencia puede hacerse acto si carece de la base indispensable para ello. La clase histórico-universal tenía que emerger aún. Las "Cartas ginebrinas" o la fábrica de New Lanark vieron la luz en ese momento de infancia de la clase proletaria.

Faltaba, nada más y nada menos, que el modo capitalista de producción se desplegara y que, con él, el proletariado se constituyera como clase, con la potencialidad de implementar una "acción política independiente".

Por ello, era inevitable que el comunismo premarxista solo pudiera ser esbozado en el plano de lo ideal; el comunismo únicamente podía ser una idea, no un movimiento histórico que supera el estado de cosas existente...

Cada pensador y cada corriente del socialismo utópico bosquejaron sus ideas particulares, coincidiendo todos ellos en la denuncia de los males del naciente régimen burgués. Saint-Simon, por ejemplo, esbozó la necesidad de la "supresión del Estado" (Engels dixit).

Conclusión a la que Saint-Simon llegó, con "una genial amplitud de horizonte", tras asentar la noción de la base económica —en última instancia— de las instituciones políticas. El núcleo teórico del marxismo revolucionario sobre el Estado tiene también una base saintsimoniana.

Fourier, recogiendo el testigo de la burguesía antifeudal (cuyo ímpetu revolucionario duró tanto como le dura un perrito caliente a Žižek), formuló el principio de que "en cualquier sociedad el grado de emancipación de la mujer es el criterio natural de la emancipación general".

Sin embargo, para Engels, lo más grande de Fourier fueron su concepción de la historia y su comprensión y dominio de la dialéctica, demostrando "la misma maestría que su contemporáneo Hegel" (!).

Mientras "en Francia el huracán de la Revolución barría el país", cruzando el Canal de la Mancha, en Inglaterra, tenía lugar "una transformación más silenciosa, pero no por ello menos importante". Era el suelo propicio para el crecimiento del socialismo encarnado en Owen.

En el primer país más capitalista de todos los países capitalistas, "[t]odos los movimientos sociales, todos los progresos reales conseguidos (...) en interés de los trabajadores, van unidos al nombre de Owen" (Engels).

En relación con la historia inglesa y británica, el comunismo de Owen surgió "de una manera puramente práctica, a través del razonamiento del hombre de negocios, como fruto (...) del cálculo empresarial. Y (...) siempre mantuvo ese mismo carácter orientado a lo práctico".

Incluso, comenta Engels, Owen propuso exportar "colonias comunistas" para acabar con la miseria en Irlanda. ¡Un capitalista "inventando" el comunismo británico, de raigambre materialista ilustrada!

Sin las teorías de Saint-Simon, Fourier y Owen (o Babeuf, Sismondi, Leroux, Blanc, Blanqui, Proudhon, Weitling, Cabet y tantos otros), el comunismo no habría podido devenir lo que fue con Marx y Engels, en primer lugar, y con los desarrollos posteriores.

Tampoco el comunismo de Engels y Marx pudo superar sus propios límites, ni el marxismo revolucionario de Octubre que permitió hacer realidad el "ser social autoconsciente en proceso de autotransformación y desarrollo". Pero este es otro asunto. ¿O no...?

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