Thread by @LegionCanalla

Nuestro estadio cuenta con más de 90 años de historia, a poco de cumplir el centenar sin ir más lejos, es por ello que en este nuevo #HiloCanalla nos metemos en la cápsula del tiempo para retroceder varias décadas y detallar el recinto que nuestros antepasados solían llenar.

Tal como leyeron, el tema que hoy nos compete trata sobre nuestro templo, pero no específicamente su historia, sino más bien algunos detalles que, por extensión, no pude desarrollar en el siguiente hilo.
Quien guste leer, aquí:

https://twitter.com/LegionCanalla/status/1082020482910703624?s=20

Sin embargo, la historia lo reclama y es imposible no hablar del pasado remoto. Es por eso que primero invito a retrotraernos a la Rosario de 1917, más de un siglo atrás, para rememorar esta pequeña anécdota extraída del hermoso Libro del Cincuentenario auriazul.
Pasen y lean:

Épocas aquellas, vale destacar, de oro en todo aspecto: el inicio de una era plagada de éxitos, míticos jugadores que harían escuela, una popularidad creciente, los primeros lauros a nivel nacional y, entre todo eso, un arraigo profundo con aquel viejo barrio de los Talleres.

Llamado así, claro está, por la cercanía con los talleres del Ferrocarril Central Argentino.
¿Qué tan cercano? He aquí un mapa de la zona. Resaltado en amarillo, dos viejas locaciones que albergaron nuestros primitivos recintos: la Plaza Oldendorff y la Cancha del Cruce.

Toda esa zona auriazul por excelencia, que respira Central en todas sus esquinas, también alojó al último estadio que supo acobijarnos en dicha área: la cancha de la Parada Castellanos.
Un estadio del que poco registro se tiene. El paso previo a la mudanza definitiva.

¿Cómo lucía? En esta instantánea durante un match, podemos ver una de sus tribunas laterales y parte de un arco. Un recinto modesto con las comodidades de la época. Dicha foto es de la revista El Gráfico de 1922.
En la lejanía, chimeneas industriales. Allí se crió Central.

Y, como no podía ser de otra manera, vamos con otra apostilla también extraída del Libro del Cincuentenario. Amateurismo puro. Con la anécdota antes mencionada y la presente en imagen, creo que no hay muestra más clara de lo que es Rosario Central: amor desinteresado.

Ahora sí. Es momento de recorrer aquel viejo estadio de barrio Arroyito que, como dije primeramente, ya tiene una buena cantidad de años y que, con el paso del tiempo, ha mutado en su forma, en sus colores, pero que siempre mantuvo viva la llama centralista hasta hoy día.

Comencemos el recorrido. Quien no viva por la zona, la única forma de llegar es mediante algún medio de transporte. ¿Colectivo? Aún no, mejor tomémonos un tranvía, la famosa Línea 4 nos deja cerca. Estamos en los años 30, así se iba a la cancha.

Estamos llegando a destino por el Bv. Avellaneda.
Hoy vamos en auto, moto, colectivo… ayer era el mencionado y querido tranvía.
Hoy, las cuatro torres de iluminación nos saludan a lo lejos; ayer, sin edificios aún, las primitivas luminarias nos dejaban entrever este escenario:

Listo, llegamos. Nos bajamos, nos acomodamos el saco y corbata, algunos se ponen el sombrero, y a la cancha vamos.
El estadio quedaba en el mismo sitio, Av. Génova y Cordiviola. Bueno, en esa época se situaba entre la Avenida Central y la Calle 31.

Una vez allí, nos encontramos con la hermosa y vieja entrada del Club en esa mítica esquina. Aquel era el ingreso principal. La mampostería de la misma fue realizada por la firma comercial Fernández y Sust.
Una lástima que no haya sobrevivido hasta nuestros días.

Una vez dentro, nos topamos con la maravillosa Tribuna Oficial del 27, construida totalmente de cemento, con capacidad para aproximadamente 7000 espectadores y, lo mejor, su techo a dos aguas, bien al estilo de la época.
Así la vemos a fines de los años 20. Una belleza.

Fue un 31 de diciembre de 1939, justo el año de nuestro 50º aniversario, que se colocó la piedra fundamental de dicha tribuna. De las primeras edificaciones del estadio, además.
En imagen, dirigentes, autoridades, asociados y público previo al acto. De fondo, la vieja entrada.

Dicha tribuna tenía unos 20 metros de largo y una altura de, aproximadamente, 5 a 6 metros. En la misma se pueden apreciar 2 sectores distintos: uno de mayor expansión, en la parte alta, y otro más chico, cercano al suelo.
Tan solo imaginémonos allí, presenciando un partido.

Toda esa zona estaba separada por una reja que, a la vez, separaba el sector de tribuna con otro mucho más chico, palcos vip si se quiere, bien pegados al campo de juego, el cual se puede apreciar en imagen.
Solían ser habituados por mujeres principalmente.

Así es, las señoritas (y algunos vitalicios) tenían su lugar de privilegio. Desde muy temprano y hasta mediados de los 70, el sector de damas o ‘tribuna de mujeres’ se hallaba detrás del arco que da hacia el club Regatas, en el codo con la actual platea Cordiviola.

Toda esa zona se colmaba fácilmente.
¿Un ejemplo? Aquí tienen uno: el arquero Héctor Ricardo tapando una pelota en el arco (aún de madera) de Regatas. A su alrededor, tras el alambrado, la gente se aglomeraba para ser testigos de cada jugada.

Sin embargo, la idea de un estadio más grande siempre fue un objetivo claro. Lo que era la vieja Tribuna Oficial se transformaría, poco a poco, en toda la tribuna que da hacia calle Cordiviola, la que persiste hasta el día de hoy. ¿Cómo fue el proceso? Veamos:

La zona baja antes mencionada, detrás del alambrado perimetral, se convertiría en un gran sector de plateas bajas. Mejor dicho, asientos de madera.
¿Y la vieja tribuna? Sobreviviría hasta fines de los años 40. En la segunda imagen, un partido de 1943, aún con el techo descrito.

A partir de entonces, tendría un lento proceso de desmantelamiento. El techo fue retirado, quedando solo la parte de tribuna. En esta imagen, ya con el primer codo levantado, podemos apreciar el remanente de dicha estructura, justo en el medio.

Aquel remanente serviría, además, como base para seguir construyendo la actual platea baja.
Aquí otras hermosas imágenes con ambos codos levantados, donde aún continuamos viendo la vieja estructura.
La última fase consistiría en unir ambos laterales, sería el adiós definitivo.

A mediados de los 60, el gran presidente Adolfo Pablo Boerio continuaría la obra de su antecesor, otro enorme de la historia como Federico José Flynn.
La imagen habla por sí sola, el actual Gigante de Arroyito estaba más cerca. Toda la tribuna doble estaba casi completa.

Para 1972, la actual tribuna se veía así.
Cabe mencionar un detalle de la tribuna techada: en sus primeros tiempos, era toda popular: solo escalones y paravalanchas. Luego se fueron incorporando plateas, aunque solo debajo del techo. Luego, como la conocemos hoy.

¿Otro detalle? Desde 1978 a la fecha, vemos salir a los jugadores al campo de juego desde la actual Platea del Río. Previo al año del Mundial, solían ingresar por el lado contrario, es decir, por Cordiviola mismo.
¿Lo ven? Sí, ha cambiado y mucho con el paso del tiempo.

Y se preguntarán por el resto del estadio, ¿verdad? Tranquilos, no lo olvidé: la vieja cancha tenía sus tribunas populares en forma de C, bordeando el campo de juego, una gran tribuna a decir verdad. La misma se inauguró en 1929.
¿Capacidad total? Algo más de 35.000 para los ’30.

En imagen, tomada desde la antigua tribuna, podemos observar la parte que actualmente da hacia calle Génova. Así es: lo que hoy son las populares bajas y la platea baja del Río, son las mismas que persisten desde esos años. Obviamente, con sus respectivas modificaciones.

Aunque también era muy distinto todo. El viejo estadio por mucho tiempo tuvo este talud, esta especie de peatonal entre las tribunas y el rectángulo perimetral que circundaba el campo de juego. Hoy en día ya no existe. Dicho espacio lo cubren las plateas bajas y la fosa.

Dicha explanada se puede apreciar en esta hermosa foto tomada desde el aire. Dicho sector se abarrotaba de gente, mayor capacidad. La misma tenía una pendiente algo pronunciada, lo que me da lugar a contarles sobre algo más que también cambió. ¡Sigamos recorriendo!

Tiene que ver con el campo de juego.
¿Ven las personas detrás del alambrado?
Se ven pequeñas, ¿no? Lector, calma, no le falla su visión. El campo de juego estaba un metro por encima del mencionado talud. Persistió, también, hasta la reforma previa al Mundial 78.

¿Más detalles? Muy bien. En este Central-Boca, podemos notar algo en la tribuna detrás de los players.
Sobre una de las torres de iluminación, observamos el escudo del Club que se mantuvo allí entre las décadas del 40 y 50 (y quizás parte del 60). Sencillamente genial.

Pero hay más: ese mismo escudo es el que nos da la bienvenida en la entrada al predio deportivo de Granadero Baigorria.
¿No sería estupendo volver a tener algo así en el estadio?

¿Y la iluminación? Actualmente, las cuatro torres de hormigón armado rodean al estadio.
Sin embargo, anteriormente alumbraban la noche las 6 luminarias repartidas por detrás de las tribunas laterales, inauguradas un 4 de enero de 1936 ante @Nacional (victoria 2-1).

Una gran inversión para la época que incluyó, además, la instalación de un equipo sonoro para publicidades y divulgación de información deportiva. Un gasto total de $22.000 amortizable a 5 años.
Info extraída del fantástico libro de Fabián Bazán sobre el Gigante de Arroyito.

Es en aquella época cuando aparece la histórica voz del estadio, el señor Cayetano Lico, quien se ubicaba en aquella casilla o cabina contigua a la vieja tribuna.
En escena, un Central-River del 6 de mayo de 1957, empate 1-1.

“Atención, el Nuestro se alista con…”.

Como habrán podido apreciar, nuestro actual estadio es fruto de varios años de lucha y un afán de superación y crecimiento constante. Las reformas fueron muchas, en todo aspecto. Toda una obra que duró poco más de 40 años en concretarse.
A partir de 1978, la historia es conocida.

Las obras previas al Mundial fueron variadas. En imágenes, podemos ver algunas: colocación de plateas, la terminación de las restantes tribunas, la construcción de la fosa perimetral que aislaría el campo de juego, el cual -este último- sería “bajado” al nivel actual, etc.

Pero, ya finalizando este extenso hilo, les presento un último detalle o secreto de nuestro estadio.
El Gigante de Arroyito, tal como lo conocemos actualmente, no estaba en los planes; es decir, su diseño no corresponde al famoso anteproyecto del mismo, pensado de otra manera.

La intención era solamente ampliarlo de manera que pudiese albergar alrededor de 60.000 espectadores, pero manteniendo la forma en C como antiguamente pudimos observar.
Como vemos en imagen, los codos hubieran estado cerrados. Mayor capacidad. Mejor ambiente.

Personalmente, por la arquitectura actual, pienso que sería muy difícil poder cumplir con esa tarea.
Un guiño al pasado que quedó en el tintero, pero…quién sabe. Quizás en algún futuro…

Y, como lo mencioné en otra ocasión, el estadio es nuestro, es propio... CUIDEMOSLÓ.

¡Fin del hilo!