Thread by @julietaovallep

"Music, Sense and Nonsense: Collected Essays and Lectures", por Alfred Brendel.

Capítulo: “Liszt’s Bitterness of Heart”

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Para Brendel, las piezas tardías para piano de Liszt lo perfilan como el abate mefistofélico fundador de la música del siglo XX, un hecho poco reconocido anteriormente. Incluso hasta hace poco, esas piezas se consideraban adecuadas para ser estudiadas, no ejecutadas.

Estas piezas tardías no surgen del esplendor e intoxicación de la virtuosidad del siglo XIX. No buscan persuadir, ni siquiera convencer. En palabras de Liszt, la “exuberancia del corazón" cedió el paso a “la amargura del corazón”.

La amargura de Liszt tenía diversas fuentes: la muerte de sus hijos Daniel y Blandine, el no poderse casar con Carolyne Sayn-Wittgenstein, la decepción de su amistad con Wagner y Bülow, y la falta de reconocimiento de su trabajo.

El mismo Liszt llamaba a su obra tardía “música de hospital”. Parece ser que dejó creer a amigos húngaros que la obra “Csárdás macabre” había sido escrita para molestar a su poderoso adversario, el crítico vienés Eduard Hanslick.

“Csárdás macabre” es una de las danzas macabras, valses mefistofélicos, elegías y lamentos que reflejan las perturbadas inspiraciones que afligieron a Liszt en sus últimos años. Wagner consideraba sus obras tardías como un retrato de un mundo en declive.

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Liszt fue probablemente el primer compositor que experimentó la disolución de la tonalidad en su obra. Para Brendel, ningún compositor permaneció tan joven hasta el final como Liszt en su necesidad y habilidad de crear algo nuevo.

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En las últimas piezas para piano de Liszt, hay un tono predominantemente oscuro y deslumbrante, pálido y etéreo. El ritmo es obsesivo, opresivo o se disuelve en el aire. Para Brendel, incluso anticipan el descubrimiento de lo "primitivo" en las artes visuales en el siglo XX.

Dos de las piezas tardías de Liszt encontraron rápidamente un lugar en el repertorio tradicional. La primera es el “Valse oubliée”, una pieza concisa caracterizada por una elegancia suprema y un aire ligeramente diabólico de seducción.

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La otra pieza es “Sunt lacrymae rerum”, un lamento con sabor húngaro. El título fue tomado de la Eneida de Virgilio, y se refiere a la caída de Troya. Liszt lo utilizó como una alusión al fracaso de la revolución húngara de 1848-1849.

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Hay también otra alusión más personal. En 1872 Liszt visitó Bayreuth por primera vez y acusó a Wagner y a Cosima de haber arruinado la vida de Hans von Bülow. La obra, dedicada a este último, tiene algunos de los sonidos más oscuros para el registro bajo del piano de concierto.

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