Él familismo amoral es confuso y conduce siempre a la complicidad. El G4+ es responsable de un interinato errático, irresponsable y desviado hacia unos negocios que son impresentables. Son esos partidos los que han malogrado nuestra liberación. Son sus líderes los responsables.
Pero la corrección política parece que obliga a todos a preservarlos, a condolerse con ellos cuando las jugarretas les salen mal, cuando el coqueteo con el régimen les cuesta algo. Para mí siguen siendo parte del problema. No me conduelo. Ellos deben hacerse a un lado.
Ellos deberían ceder ese ilegítimo espacio que esgrimen. Ellos deberían dejar de tener la oportunidad de saquear el país y de ocasionar nuestra perdición. Pero nadie se atreve a plantear una ruptura radical, tajante, explícita, unívoca y a la luz de todos para que todos la vean.
Ninguna otra cosa sirve. Todo lo demás es insuficiente. Creer que el interinato es diferente a @jguaido y a @leopoldolopez. Apostar a que la verdadera agenda de la @AsambleaVE es diferente a lo que deciden los jerarcas del G4+. Creer que esos partidos no los manejan ellos...
Me refiero a Henry Ramos Allup, Ramos Rosales, Julio Borges, Leopoldo López y los otros que son sus satélites. Ellos son los autores, guionistas de un conjunto de errores y de malas prácticas, impresentables, como ese afán de ponerle la mano a los activos para pagar comisiones.
Eso es lo que quieren con esa ley de recuperación de activos. Ponerle la mano a las comisiones que decidieron. Pero parece ser que nada es lo suficientemente importante como para romper, hacer ruptura, no contraloría. Romper y denunciar una institucionalidad podrida...
Podrida y desacreditada hasta los tuétanos. Frente a ella no se puede aprobar lo que parezca razonable, participar en esos debates ridículos y pueriles sobre un país que no existe, y oponerse a lo que evidentemente es oprobioso...
No se puede respaldar “bajo protesta” a @jguaido y mantener ese tejemaneje con la agenda, como si mantener esa ficción fuera más importante que el país y sus necesidades de claridad y contraste. Porque o se es chicha, o se es limonada. Y las costuras se ven, son obvias.
Frente al daño, frente al mal, nadie salva su integridad aferrándose a los detalles, o haciendo malabarismos discursivos. No hay peros. Hay situaciones que provocan asco moral. Como el célebre presupuesto que se autoasignaron sin baremo razonable...
Y sobre todo, vergonzosamente diferente a lo que aprobaron para el personal del sector salud. Que ya se lo hayan pagado o no, es otro problema, porque la decisión carente de ética fue ya aprobada. Pero eso es sólo parte de un menú de carencias de integridad que no merecemos.
En suma, o eres o no eres. O rompes o no rompes. No se puede resolver rechazando el desayuno pero almorzando. O coincidiendo sólo en la cena. O diciendo que “hay separación de cuerpos” pero viven en la misma casa. Porque uno puede imaginarse qué hay dos caras.
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Y en este país de tantos cuentos, es fácil creer que todo es impostura. Que una cara nos dan a nosotros, y otra cara se dan entre ellos. Porque el ser venezolano, el compadeazgo como institución, esa costra nostra, está más que trajinada. Aquí la sangre nunca llega al río....
Algún día debería llegar al río. Porque vivimos tiempos de oscuridad. Tiempos de cambalache, épocas en donde si uno pregunta o advierte es inmolado. Y los compadres piden para uno, el ciudadano, la guillotina. Porque ¿cómo se te ocurre decir esto o aquello?
Pero ¿quien anda desnudo? ¿El que señala y ejerce la ciudadanía, o los que se confabulan en el eufemismo, el compadrazgo, la autoasignación de beneficios, y que amenazan para que “con lo de ellos no se metan”? ¿Saben qué? Aquí el santo y la limosna están entreverados.
#Sombras
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