A nadie le gusta perder dinero, pero es legendaria la aversión de Steve Scharzman, cofundador y CEO de Blackstone, a las pérdidas. El libro King of Capital está plagado de ejemplos
1. A pesar de ser un empresario en un sector de riesgo (private equity), Schwarzman reconoce abiertamente que perder dinero es un fracaso y a él no le gustan los fracasos 
2. En 1989, Blackstone eligió el peor momento para crear un departamento de arbitraje y dotarlo con $50M. Con el crash bursátil de octubre perdieron un 8%. Scharzman la cabeza a todo el equipo
3. Henry Silverman, que fue socio de Blackstone entre 1990 y 1991 recuerda como Scharzman solía pasarse por las salas donde se reunían los empleados de la firma, para recordarles, apuntándoles con el dedo, que no le gusta perder dinero
4. Un socio de Blackstone recordaba lo codicioso que siempre había sido Scharzman. Eso sí, lo reconocía abiertamente. Y, a pesar se su escasa estatura (1,68m) se decía que podía saltar muy alto... si era para coger una bolsa de dinero
5. En 1990, David Batten, socio de Blackstone, convenció a Scharzman para crear un FoF para invertir hedge funds, entre ellos algunos gestionados por el legendario Julian Robertson. Al principio, todo iba bien y Scharzman era feliz. Pero cuando en un mes el fondo perdió un 4%...
6. También en 1990, la esposa de Scharzman pidió el divorcio, reclamándole el 50% de su fortuna. La perspectiva de que el CEO de Blackstone pudiera perder la mitad de su patrimonio enrareció el ambiente en las oficinas de la firma.
7. Y mi anécdota favorita y la más gráfica. En el año 2000, de la mano de Richard Callahan (un ejecutivo americano del sector del cable) Blackstone invirtió $264M en el negocio del cable en Alemania. Esto es lo que le dijo Scharzman a Callahan tras perder toda su inversión:
