#EnigmaLiterario. Muahahahahaha, era Shakespeare, era Shakespeare. Qué feliz me hace ser tan, tan malvada y jugar con vuestras frágiles esperanzas. Ay. Esperad que me seque las maquiavélicas lágrimas, y os hablo de Shakespeare como poeta... no olvidéis que le llamaban "El Bardo".
El del retrato no es Shakespeare: en realidad, no conocemos su aspecto a ciencia cierta, y gran parte de su vida ofrece huecos en los que podemos colar todo tipo de teorías y fantasías. Convenimos, en cambio, que un veinteañero y decidido Shaky llegó a Londres en torno a 1585.
En ese momento la escena teatral londinense consumía y demandaba obras nuevas de manera voraz: un joven autor podía abrirse camino si aprendía el tono y encajaba en el gusto general. Le pagarían por obra. Aún faltan décadas para que se convierta en un empresario con The Globe.
Son tiempos duros, de resabios medievales que se advierten en el poder divino trasmitido a la reina Isabel y a los nobles. De la profunda religiosidad en la sociedad, pese al tajo sangrante que divide a católicos y protestantes. Sin embargo, gustos y mentalidad están cambiando.
La obra dramática de Shakespeare absorbe, entre muchas otras, teorías de Maquiavelo (ah, este podrido mundo, Horacio), Montaigne (muhaha), Aristóteles e incluso Cervantes, Marlowe y Holinshead. Bebe de fuentes populares, mitología e historia. Añade copias, mezclas y reescrituras.
Por supuesto, su teatro se escribe en verso; pero no concebirá una obra poética como tal hasta 1592, cuando la peste cierre los teatros ingleses, obligue al confinamiento de la población y al silencio de los artistas. Entonces Shakespeare escribe sus dos primeros poemas extensos.
Estos serán "Venus y Adonis", 1593, y "El rapto de Lucrecia", 1594. Ambos dedicados a su mecenas, el Conde de Southampton (Patreon no he inventado nada). Debe tema y estilo a Ovidio, tratan temas tan de moda entonces como ahora: el amor, la pasión, la violación, la vergüenza.
Venus, sensual, insaciable (o quizás insatisfecha) retiene a un joven Adonis que no está ya tan por la labor, más interesado en la caza real que en las redes del amor, que temen que le atrapen demasiado pronto. Nosotros sabemos que será la muerte quien acabe siendo su amante.
En "El rapto de Lucrecia" no hay espacio para juegos ni risas: la noble romana es violada por Tarquinio. Ella, para ahorrarse la vergüenza y forzar a los suyos a la venganza, se suicida. Serán otros quienes la rediman. Un tema no por conocido menos conmovedor para el oyente.
"¡Moriré y el escándalo ha de sobrevivirme,
y herirá la mirada que vea mi armadura!
Inventará el heraldo el rumor degradante
que atestigüe el exceso de mi propio delirio
y mis hijos y nietos, también avergonzados,
maldecirán mis huesos para salvar su alma...
...al desear que el padre nunca hubiera existido." Esto se lo plantea Tarquino, pero vamos, la viola igual. Lleno de potentes imágenes, muy visual, marcará el camino hacia la obra más breve, más conocida: los Sonetos.
Los sonetos se datan aproximadamente en esa misma época: serán 154 poemas, en los que se observa su dominio del pentámetro yámbico, su habilidad para sugerir y todo lo que lector desee, porque se ha especulado sobre ellos y su intención como si no hubiera un mañana. Cabe todo.
La temática de los 17 primeros sonetos es, básicamente, "Cásate, hombre, que se te va a pasar el arroz y la baronía". A partir de ahí, oscilan entre "qué guapo eres", "qué guapa eres" y "no me vuelvo a enamorar, me da miedo la tristeza, me hace daño hasta el plorar". De todo.
¿Hablamos de un nuevo enfoque de la poesía amorosa? Sin duda. El Joven Guapo, el Poeta Rival y la Dama Morena son los protagonistas recurrentes de estos poemas: los roles cambian, la necesidad de eternidad del poeta cede ante la realidad del amor, el sexo supone culpa y gloria.
Hasta qué punto volcó experiencias autobiográficas ha hecho correr infinitos tóners de impresora. Y sin embargo, qué importa qué sintió él si mi piel se eriza cuando leo:
"¿Te compararé a un día de verano? Ah, pero eres aún más hermosa y más templada". Nada me cuesta
identificarme si se traduce en masculino, y fue un "él" quien inspiró ese Soneto 18. Nos puede a veces la anécdota al leer, cuando con leer basta. Shakespeare solo dejó esas 154 deliciosas piezas. En ellas late un mundo de pasión y amistad y desengaño. Son tan hermosas que nadie
debería desconocerlas. Fue esa mente la que cubrió de flores a Ofelia y de sangre a Lady Macbeth; genio cambiante, el alma, verso y ritmo. Búsquen los poemas, hay cien traducciones, encuentren la más adecuada o moderna. Y muchas gracias por leerme, pese a mi probada maldad.
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#Odiseoysusamigos. ¿Me referiré a la Ilíada, donde destaca entre los reyes griegos, sus iguales, por su legendaria astucia? ¿O a la Odisea, donde poco a poco pierde a sus hombres, hasta regresar solo, cuando ya nadie le espera, a Ítaca? A ambas, y a muchas otras versiones: en
realidad, los autores que me interesan han escrito o mencionado a este hombre que marca el fin de los héroes de fuerza para introducir el elemento de la inteligencia, la estrategia, y la negociación: los héroes marciales comparten espacio y lo ceden poco a poco a los mercurianos.
Odiseo será pionero en muchas cuestiones, y como tal admirado y requerido: pero no encontrará amigos. Tampoco los buscará. Infinitamente humano en sus cambios, sus decisiones y sus intereses, contradictorio y atractivo, estará condenado al desasosiego y a la insatisfacción.
Muy breve introd. al autor: A. #Camus 1913-1960. Nació en Argelia en una familia humilde, Nobel de Literatura en 1957. Filósofo: renegó del #existencialimo al que se le suele asociar (en realidad, renegó de casi todo). Huérfano desde niño; tuberculoso. Miembro de la Resistencia.
Camus, que eres tuberculoso, hijo. No fumes. (Por cierto, no le mató ni la enfermedad ni el tabaco: murió en un accidente de tráfico).