Hoy fue otro sábado de casi normalidad: cumpliendo con todos los protocolos fui a la escuela con mi hermano, visité a mis padres, comí fuera de casa con mi esposa, hicimos compras y fuimos al cine.
Lo disfruté. Pero hay algo fuera de lugar, o tono, allá en las calles.
Algo, colectivamente, quedó tocado por la pandemia. Y siento que no se va a restablecer. No pronto, al menos.
Lo colectivo está fragmentado. Como cuando rompes un jarrón, juntas las más partes posibles, y las pegas: se sostiene, pero con muchas grietas y algunos huecos.
A donde voy, con quien esté, de lo que se trate, la proximidad de otros es desgastante, y la mía les resulta igual a los demás.
En el super, una demostradora se me acercó para ofrecerme algo, e instintivamente di un paso atrás; puta, qué incómodo todo.
Ella para mí, yo para ella; cuando vio mi reacción se chiveó y guardó silencio; le hice una seña para que siguiera hablando, y me ofreció algo que no recuerdo, en voz muy alta, con un lenguaje corporal discordante... como si estuviéramos en la cabaña del Tío Chueco.
En el cine todo sucede como en un sueño: el lobby iluminadísimo, lustroso, y vacío. Compras tu boleto, y después no encuentras a alguien que te dé acceso: te quedas parado en medio de un pasillo largo, sin que suene una pisada.
Y luego, cuando sales del cine a la 8 pm, el ambiente te recuerda otros tiempos, en esa misma plaza, pero a las doce de la noche: sin gente, locales cerrados... allá, muy lejos, una señora barre un pasillo; hasta el muy leve chirriar de la escalera eléctrica se puede escuchar.
Los lugares están, los colores también, y algunas personas andan tratando, como yo, de hacer ruido.
Pero ese vacío esponjoso, esa nata de muy necesarios protocolos, no deja hundir la nariz en la experiencia: es un preservativo infranqueable. Y odioso por necesarísimo.
Vamos a seguir caminando, mexicanos: eventualmente le quitaremos el filo a esta dinámica.
Un día, sin apenas notarlo, al doblar una esquina ya no habrá este aire algodonoso en el rostro. Se verán otra vez sonrisas. Y la proximidad confortará.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
Este es el riesgo real: un supuesto presidente que no se impone, que no da CERTIDUMBRE, no sirve.
Principalmente porque al no imponerse, cada uno de los grupos tiene, en principio, la posibilidad de mandar sobre los demás a través del monigote, provocando tensiones inmanejables.
Por eso los presidentes en México solían dar un golpe de autoridad al comenzar su sexenio: para marcar el momento de la TRANSFERENCIA REAL del poder, más allá de la transferencia ceremonial, y que TODOS los grupos supieran que había PRESIDENTE para cualquier efecto.
López no dio un golpe de autoridad, supongo que por cobardía o imbecilidad; o no se atrevió, o creyó que no lo requería.
En lugar de eso descargó una pulsión bastarda contra un aeropuerto, pagándole a todos, enviando un mensaje atroz: el presidente es cobarde, o imbécil, o ambas.
Acá he dicho que López no preside, pues ejercer la función esencial del cargo (ser tensor entre grupos) le aterra; eso provoca que cada grupo le ponga un jalón a la correa cuando quiere obtener algo, y López reacciona burda pero fielmente.
Qué tal que USA se llevó al General PRECISAMENTE a manera de darle un jalón a la correa de López, y no como un error de cálculo o una imprudencia?
En qué consistió el jalón de correa de los militares a López, para hacerlo gestionar el regreso del General a cualquier costo?
Si ahora, para cumplirle a los militares Y a USA, López amenaza incumplirle al CO... cómo dará éste un jalón a la correa del susodicho para llamarlo al orden?
Y, cuando eso suceda y López reaccione al periodicazo en el hocico más reciente, a quién incumplirá entonces?
La mariguana nunca debió prohibirse, eso está claro.
Despenalizar su uso debe basarse en un discurso de LIBERTAD, no uno de seguridad, porque su despenalización NO VA a abonar un carajo a reducir la violencia.
Conozco a pocos usuarios de mariguana, y todos son gente de bien y de trabajo. Que ya puedan fumar su chobi sin andar censurándose, es una buena noticia: consumirla es como consumir tabaco, alcohol, azúcar, harinas, sal. No más, no menos.
Que eso vaya a incidir a la baja en la violencia, es otra historia: no va a pasar.
Nada en la cadena de la mariguana genera de por sí violencia: ni su producción, ni su transporte, ni su venta, ni su consumo.
La violencia asociada AL NARCOTRÁFICO pasa por otras dinámicas.
En NL iría bien una alianza amplia sobre acuerdos locales.
En BC los dirigentes locales buscan justo eso, en oposición a sus dirigencias nacionales.
En SLP se repite el mismito esquema.
Ahí está la puerta: en lo local.
Pero para abrirla, se necesita la llave ciudadana.
Si las sociedades de esos estados se limitan a esperar que los partidos se pongan de acuerdo, no van a sacar derivados valiosos: ni se concretarán las alianzas, ni lo que acontezca será enfocado en los de a pie.
Hay que verbalizar la PROPIA visión del Estado, del municipio, para identificar el terreno común de entendimiento con los demás individuos, y una vez delimitado presentarlo a los partidos.
El proceso va, pues, de la base hacia arriba, y DESDE LO LOCAL.
Por qué si Ildefonso es técnicamente capaz, con cierta equidistancia respecto a los diferentes partidos, sin negativos por corrupción, y fue el líder en la negociación del T-MEC (que será esencial para la recuperación económica), no es YA el candidato de una coalición amplísima?
Si se parte de la NECESIDAD de ir coordinados con una propuesta en positivo, que sea opción real al circo de #morena, @ildefonsogv debería ser una opción clara, sobre todo si se habla de Nuevo León, una entidad industriosa y dinámica.
Por qué no hay acuerdo entre partidos?
Quizá sea que la agenda de los partidos NO ES la misma que la de la sociedad.
Quizá sea que la sociedad DEBE ser mucho más insistente y clara en su exigencia A los partidos.
Ya nos estamos poniendo nerviosos con el desmantelamiento institucional de este pseudogobierno de mierda, mexicanos?
Usen eso que sienten para actuar, no para consumirse en el sudor y la temblorina.
Dónde puede actuar usted, mexicano de a pie?
En el ambiente local.
Cómo puede hacerlo?
Incidiendo en el discurso público con ideas y acciones.
Cuándo debería hacerlo?
YA.
Tanto aquellos que viven en Estados con elecciones locales el próximo año, como quienes sólo votarán por la renovación del congreso federal: esta destrucción se detiene desde la base, y esa siempre es local.