Thread by @Undercover_Camo

#RelatoCorto

Cuando José llegó al norte ya tenía alguna noción de como estaba el tema en esa época. Al poco de empezar ya no se llamaba José, ahora era Gorka. Tenía la misma edad, 20 años recién cumplidos. Una vida por delante, ganas de comerse el mundo, ¿quien no a esa edad?

Había adoptado el nombre de Gorka tras pasar el curso de Información, empezaba una nueva vida para él. Gorka rozaba los 21 años, ahora llevaba el pelo más largo, algún pendiente de más y un característico acento, había que adaptarse aunque no gustase, cambiar tu forma de vida.

Nuevo círculo de amigos, pocos, contados con los dedos de una mano. Gente de confianza, de su edad, chicos y chicas. Uno era informático, otro trabajaba en logística, otro camionero, otra enfermera, administrativa... Todos se conocían y sabían que su único color era el verde.

Como a cualquier joven, les gustaba salir de fiesta y conocer gente. Una fría noche de noviembre de fiesta cruzó su mirada en el parking de un local con una chica. Edurne era joven y guapa, hubo feeling desde el primer instante. Un rato hablando y fueron a dar una vuelta.

Gorka le dijo al "camionero" que iba a dar una vuelta con una chica, llegaría tarde. Su amigo le dijo que no se distrajese "Gorka, aquí nunca se sabe, lleva cuidado". Aparte de uno de sus mejores amigos, era su jefe más directo. Llevaba cinco años en el norte, muchos en esa época

Gorka y Edurne conectaron, siempre que Gorka salía de la "oficina" quedaban y charlaban. Ambos se estaban conociendo, cada uno con su vida paralela. Gorka justificaba sus viajes por su trabajo como comercial de productos de limpieza, Edurne trabajaba en la empresa familiar.

Tras un par de meses donde conocieron todos los hostales y descampados de los alrededores, Gorka "limpió" la casa para no dejar ningún rastro de su verdadero trabajo y traer a Edurne un fin de semana que tenía libre.

Fin de semana intenso, comida a domicilio y poco dormir.

Edurne se fue a casa y Gorka recibió una llamada el martes, ella le decía que se iba un par de días de relax con su hermana a otra casa familiar. Él aprovechó para viajar hasta otra provincia y dar unos informes en mano sobre un comando que investigaban.

Iba conduciendo con la radio puesta cuando dieron una última hora. Otro Guardia Civil asesinado en Gipuzkoa por un disparo en una emboscada, maldijo con rabia en su vehículo. A los pocos minutos su teléfono sonó, era Sonia y le dijo que parase el coche, tenía algo que decirle.

Sonia entre sollozos y la voz entrecortada le dijo que habían matado a David "el camionero". Un escalofrío recorrió su cuerpo al escuchar ese nombre, no el nombre en clave que tenían allí, si no su nombre real. Volvió el mismo día conduciendo sin descanso.

Cuando llegó al piso franco y se reunión con el grupo no podían creer lo que había ocurrido, y todo a pocos días de la detención de un comando.

Al día siguiente quedó con Edurne que le preguntó si le ocurría algo y este respondió que había perdido a un amigo de la infancia.

Le contó que su amigo vivía en otra ciudad y tuvo un accidente de coche. Edurne llevaba la mano vendada, le preguntó que le había ocurrido y ella dijo que se cayó haciendo el tonto en la montaña con su hermana.

Gorka le dijo que iba a estar unos días ausente porque tenía una reunión con una empresa importante y era un contrato de venta que tenía que cerrar.

Concentrado en la operación, Gorka se desplazó con sus compañeros y el equipo de intervención a una zona de Gipuzkoa.

Gorka había oído hablar poco del equipo de intervención, sólo sabía que se les llamaba "caras-negras". Altas horas de la madrugada, hacinados en una furgoneta esperando la luz verde y con un frío de cojones, salieron en silencio y se quedaron en el zaguán del edificio.

Un ruido seco echó la puerta abajo de la vivienda, gritos de "alto Guardia CIvil, al suelo" se mezclaban con insultos en euskera. Gorka y Sonia entraron al salon cuando sacaron a una chica de la habitación. El mando de la intervención dijo que era la que asesinó a David.

Sus miradas se cruzaron durante unos segundos, sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Gorka que llevaba un pasamontañas para no ser identificado, había visto demasiadas veces esos ojos negros e intensos. De repente gritó "hija de puta" y destrozó un espejo de un puñetazo.

El grito se escuchó desde el descansillo del edificio. Gorka salió detrás de la esposada y les pidió un par de minutos a solas al equipo de intervención.

Sonia fue con él y estuvo a su lado pero en un segundo plano, escuchando y callada.

- ¿No me reconoces, verdad?
- No, sólo sé que eres un cerdo "txakurra".
- Mataste a mi compañero Edurne. No te conocía y fue él quien me dijo que no me fiase, que "aquí nunca se sabe".

Edurne reconoció la voz al instante cuando pronunció su nombre y le cambió el rostro.

Si, soy yo. El comercial de productos, y tu la dependienta de la tienda familiar. Ahora ya sé que no te caiste por la montaña, te caíste corriendo huyendo cuando disparaste a mi compañero por la espalda.

¿Sabes qué, Edurne? Recordarás estas palabras hasta el fin de tus días.

Tenías toda la vida por delante para meterte en esta mierda y ahora pagarás por ello. Podría haber sido yo, seguro que ni le miraste a los ojos porque eres una cobarde. Recuerda su nombre, se llama David y ahora sus padres están poniendo flores en su tumba.

Gorka se subió el pasamontañas, recuérdame a mi también porque será la última vez que me veas. Un día me reuniré con David y le diré que te detuvimos, que finalizamos lo que él empezó.

Mientras se llevaban a Edurne, Gorka se quedó mirándola con los ojos entre lágrimas por la rabia, ella se giró y cruzaron una última mirada.

Gorka estuvo pocos meses más en el norte. Se fue a su ciudad natal donde empezó una nueva vida en otro destino formando una familia.

Cada año se desplaza cientos de kilómetros para visitar la tumba de su compañero. Le deja un ramo de flores y antes de irse le dice "David tenías razón, nada es lo que parece".