«Una de las normas que lleva implícito el principio de la disciplina y el centralismo democrático es la inexistencia de fracciones en el Partido. En un Partido marxista-leninista no hay mayorías minoritarias organizadas. En eso consiste precisamente su cohesión monolítica.»
«Todo militante puede mantener discrepancias con el conjunto del Partido en cuestiones de línea política o de actividad práctica, (1/7)
pero lo que no tiene derecho es a mantener un contacto con otros militantes que sean de su misma opinión al margen de los cauces establecidos orgánicos, por el Partido, ni sacar las discrepancias fuera del Partido. (2/7)
Todo militante debe apoyar ante las masas la línea y actividad del Partido, debe batirse sobre las posiciones del Partido. El caso más grave de fraccionalismo es el de los militantes que se organizan una disciplina partidaria propia y por encima de ésta. (3/7)
Ello constituye uno de los delitos más graves contra el Partido. Pero tampoco las formas menos graves de actividad fraccional pueden ser toleradas. Todas ellas constituyen una violación de los Estatutos y un comportamiento oportunista, (4/7)
que debe entrañar sanciones correspondientes a la gravedad de la falta. La disciplina partidaria no debe ser una disciplina ciega. Es por eso por lo que no es una disciplina cuartelaria. Nuestra disciplina es consciente, (5/7)
está basada en el conocimiento de unos principios organizativos, en la comprensión de las razones ideológicas de esos principios y en la libre admisión de esa disciplina, (6/7)
puesto que el ingreso en el Partido es voluntario y ese ingreso no puede realizarse sin conocer los Estatutos del Partido». (7/7)
(Elena Ódena; Notas para la escuela del partido, 1981)
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Evitar la identificación y el combate contra el fascismo, sean cuales sean las razones, es el primer paso hacia la derrota contra el mismo.
El fascismo es un movimiento de masas, esto es, su campo de batalla no se encuentra (principalmente) en las instituciones, sino en los espacios cotidianos: en las fábricas, en las ciudades, entre la tropa rasa.
Su discurso es «rompedor» y aparenta ser revolucionario: es obrerista, denuncia a «las élites» y al capitalismo, reivindica la pasión y la irracionalidad y es profundamente chovinista. Es por ello que cala a la perfección entre las masas. Ahora bien, la realidad es muy distinta.
¿Qué remedio propone la «burguesía roja», representada por el @PSOE y @PODEMOS , para paliar el sensible problema del fracaso escolar en España? ¡Muy fácil! Si hay muchos suspensos, decidamos «aligerar los criterios».
Roberto Vaquero construye la línea política de su circo en contraposición a aquello que se contrapone al obrerismo. Dicho de otro modo: 1. Carece de principios políticos. 2. Su incomprensión de la teoría comunista es más que notable. 3. No es más que un charlatán.
En este caso podemos ver cómo apoya a Lidia Falcón, renegada del PCE, por su posición contraria a las personas trans. En su línea de apoyar aquello que está de moda o le puede reportar más adeptos (como ya hizo con los naxalitas, el movimiento kurdo o ETA).
A propósito sobre el segundo fragmento, perteneciente al número 6 de la revista "De Acero", dice que los maoístas son "revolucionarios en algunos casos". Desmontando a Mao, pero no mucho.
«La investigación ha de tender a asimilarse en detalle la materia investigada, a analizar sus diversas normas de desarrollo y a descubrir sus nexos internos. Sólo después de coronada esta labor, puede el investigador proceder a exponer adecuadamente el movimiento real». (Marx)
Los politicastros de turno dicen cuidar con sumo esmero la educación pública. Juran que sus gobiernos buscan articular sobre ella su modelo de desarrollo de la nación, que las generaciones venideras se podrán forjar en la excelentísima educación española.
El materialismo histórico no es un sistema cerrado, coronado por una verdad definitiva; es el método científico para la investigación del (...) desarrollo de la humanidad. Parte del hecho incontrovertible de que los hombres no sólo viven en la naturaleza, sino también en sociedad
«Los hombres aislados no han existido nunca; cualquier persona que por azar llega a vivir alejada de la sociedad humana, rápidamente se atrofia y muere. Pero de ese modo, el materialismo histórico reconoce ya en toda su amplitud todos los poderes ideales.
«¿Cómo se relaciona el capitalismo con el problema migratorio? ¿Por qué se agrava esta cuestión en las épocas en que la lucha de clases pasa a los enfrentamientos abiertos entre el proletariado y las masas, por una parte, y los reaccionarios y burgueses por otra?»
« (...) se trata de desplazamientos de población de un punto a otro del planeta. Si se ve desde la óptica del punto que recibe a esa población, se habla de inmigración, y si se ve desde la óptica del punto que «emite» esa población migrante, se habla de emigración.