La esterilidad de la escuela estructuralista contemporánea: hace depender el crecimiento económico de la disponibilidad de divisas lo cual reduce sus propuestas a estrategias export-led.
La producción queda determinada solo por las exportaciones. El gasto solo por las importaciones. Nada se produce para consumo doméstico. Nada producido en el país se consume.
El bienestar queda pues limitado por la restricción externa. Una ley de hierro.
En el fondo subyace la justificación de las relaciones sociales existentes y, lejos de cuestionar los marcos de relación centro-periferia, las justifican y consolidan.
Porque sólo quien tiene acceso a divisas puede gastar. Es decir, sólo el exportador y quienes trabajan para él. El Estado condiciona su nivel de gasto a su capacidad de extraer divisas.
Eso se hace mediante endeudamiento en divisas ofreciendo tipos de interés exorbitantes para conseguir que los exportadores accedan a cambiar depósitos en dólares por depósitos en pesos. A cambio reciben rentas del Estado y se convierten en los dueños de la nación.
El tipo de cambio se administra para que el exportador no incurra en riesgos en sus negocios con el Estado-vasallo.
Son los exportadores los grandes tenedores de deuda en divisas del Estado-vasallo. También los principales rescatados cada vez que hay un préstamo del FMI.
Se trata de reservar los recursos nacionales para unas élites exportadoras. El bienestar de la mayoría se convierte en irrelevante ya que, quien no contribuye al esfuerzo exportador, es prescindible y no merece participar en el reparto de las rentas ni ser empleado.
El acceso a las divisas es también licencia para eludir cualquier debate distributivo. Son la única fuente de las divisas que permitirán adquirir bienes de capital. Mejor no tocar la gallina de los huevos de oro, no sea que deje de ponerlos.
Por tanto éste estructuralismo no tiene nada que ofrecer a sus pueblos y se han convertido en una vía muerta para el desarrollo. No aborda las cuestiones distributivas ni realmente ofrecen una vía para un desarrollo equilibrado y equitativo.
Un análisis que podría ser interesante de partida se convierte en reconocimiento de impotencia e incapacidad para diseñar modelos alternativos.
El análisis es inservible. Nunca sacará a los países periféricos de la dependencia.
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