Igual que en las conferencias mañaneras, echaron mano de una pregunta a modo para que López-Gatell hablara de la polémica sobre sus vacaciones.
Quien hizo la pregunta —yo no le llamaría reportero— dijo que las fotos del funcionario en la playa se usaron “para dañar a la 4T”.
Quien hizo la pregunta —yo no le llamaría reportero— dijo que las fotos del funcionario en la playa se usaron “para dañar a la 4T”.
López-Gatell respondió de forma elíptica, como suele hacer ante cualquier tema incómodo, eludiendo el fondo del cuestionamiento. Se limitó a justificar que el restaurante en el que fue fotografiado estuviera abierto. Ese, desde luego, no era el tema.
Los cuestionamientos a Gatell son claros: 1) viajó en lugar de quedarse en casa, como él pide a los mexicanos; 2) viajó a un lugar con menor impacto de la epidemia, cosa que él ha pedido no hacer; 3) se quitó el cubrebocas en el avión, y 4) convivió con gente con la que no vive.
Tampoco respondió al cuestionamiento de fondo: tomar vacaciones cuando él está al frente de la estrategia contra la pandemia (labor en la que no tiene nada que presumir) mientras el personal médico se fleta cuidando a pacientes, con gran desgaste y riesgo personal.
Cuando terminó de dar su vaga y tramposa respuesta —en la que, como siempre, se atrevió a decirle a los medios cómo hacer su trabajo—, otra persona presente en la conferencia, a la que tampoco llamaría yo reportero, calificó como “amarillismo” el asunto del viaje.
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