Thread by @carlosxabier

Cuenta Janet Browne en su inmensa biografía de Darwin que sin Lyell no habría habido un Darwin. Le enseñó a cómo pensar en la naturaleza. #hilo

En sus “Principles of Geology” postulaba que los cambios en la Tierra no iban en una dirección concreta y que no había una correlación entre el relato bíblico de un principio y un fin y la historia geológica.

Lyell, sin embargo, no pensaba que el registro fósil fuera una guía fiable de la historia de la Tierra. Esta idea, según él, era ilusoria, pues podía haber plantas y animales más complejos al principio que se hubieran escapado al conocimiento.

La Tierra, en definitiva, se equilibraba a sí misma con elevaciones y hundimientos, y este equilibrio no era progresivo, lo que se conocería más adelante como “uniformismo”: las fuerzas geológicas actúan siempre al mismo ritmo, tanto ahora como en el pasado…

…lo que excluía la existencia en algún momento de fases de gran actividad, por ejemplo, para crear las cordilleras. Sin renunciar a su fe en un Creador original y activo, ridiculizaba los intentos de la época de mantener las verdades bíblicas.

Darwin, cuando leyó Principles en su viaje en el Beagle (exactamente en 1832), quedó muy impresionado. De hecho, la visión de Lyell le proporción herramientas para explicar muchos de los fenómenos geológicos estudiados durante el viaje.

Así, en abril de 1856, Lyell, ya gran amigo de Darwin, se pasó por Down, la residencia de este. Darwin le explicó lo que tenía en mente sobre su teoría de la selección natural, "sin paños calientes al respecto de los simios y los orangutanes".

Para hacernos una idea de lo que le contó, por esa época, Darwin escribiría: “Acerca de la formación de especies por la selección natural…”

“…Cuando las condiciones se alteran, aquellos individuos que varían los suficiente para adaptarse a las nuevas circunstancias prosperan y sobreviven mientras que los demás son erradicados.”

A Lyell se la pareció un “horror” que lo que Darwin le estaba proponiendo pudiera tener fundamento. “La idea coloca al hombre en el mismo sistema de evolución progresiva sobre el cual el orangután se ha desarrollado a partir de una ostra.” Estaba horrorizado e impresionado.

Lyell no admitía cualquier forma de evolución, y llegaría a escribir sobre el alma humana y su lugar en la naturaleza, pero tuvo el valor de reconocer que Darwin tenía mucho que decir, por lo que le sugirió que publicara todo aquello para que nadie se le anticipara.

Decía Lyell: “Haz pública la teoría y deja que pase el tiempo; que se hable de ella; que se comprenda.” Y esto lo decía sin compartir la conclusión final de la idea de Darwin.

Darwin le contestaría: “Me desagrada mucho escribir en pos de la prioridad, aunque es cierto que me enojaría si alguien publicara mis doctrinas antes que yo.”

Darwin tenía verdadero terror a publicar su teoría. Sabía que no se aceptaría solo con hechos, sino que tenía que haber una buena argumentación: se enfrentaba a la dura tarea de reorientar por completo la visión victoriana de la naturaleza…

…que la idea de un Dios amable que había creado a todos los seres vivos, incluido al hombre, era, directamente, una fábula. Según Browne, la intención de Darwin era que se viera el conjunto de la vida como algo vacío de un propósito divino.

La vida se hallaba inmersa en una lucha permanente entre individuos: eliminó todo sentido teológico y lo reemplazó por la competición. El diseño de Dios se veía sustituido por adaptaciones sin ningún significado concreto más allá de ayudar a sobrevivir.

El 14 de mayo estaba convencido. En su diario escribiría: “Comienzo a escribir un borrador sobre las especies por consejo de Lyell (…) y pretendo hacer mi libro tan perfecto como pueda.”