Thread by @mariasolborja

Les voy a contar la historia de once niños que nacieron sin poder escuchar: Antonella, Valentina, Josue, Davinson, Emiliano, Scarleth, Alejandro, Jeremy, Isaac, Brithany y Andrés. 🧵

En febrero de 2018, todos se sometieron a operaciones de implante coclear en el Hospital Vicente Corral Moscoso de Cuenca. Este es un procedimiento quirúrgico que permite que los niños escuchen. El implante no es mágico, y eso es algo en lo que insisten los expertos.

Se requiere también una terapia de lenguaje pues el niño nunca ha escuchado y sin poder oír, tampoco puede hablar. Por eso el implante es fundamental en estos casos porque a partir de qué empieza a escuchar y distinguir los sonidos, puede empezar a relacionarlos con significados.

A estos niños les pusieron un implante que llama Neuro One, de la casa comercial española GAES, representada en Ecuador por la empresa Audiovital. El contrato para adquirir 38 implantes fue por 332 mil 500 dólares. Se hizo por subasta inversa, es decir, ganó la oferta más baja.

Después de las operaciones, los once niños que mencioné al inicio, empezaron también sus terapias de lenguaje. Esas terapias eran parte del servicio de debía proveer Audiovital. Algunas madres, adicional a ese servicio, tenían terapistas particulares.

Sin embargo no había resultados. Pasaban los meses y los progresos eran mínimos. Hay que explicar que el implante tiene un componente interno que va dentro del oído y otro externo. Se ve algo así. Este es uno de los niños implantados (su mamá me permitió usar la foto).

Las mamás empezaron a sospechar que los aparatos no funcionaban porque algunas había hablado con otras mamás cuyos hijos habían sido implantados con otras marcas. Los avances de esos niños, cuentan las mamás, eran gigantescos frente a los que fueron implantados con Neuro One.

Cuando las mamás empezaron a reclamar, algunas en el hospital, otras en las sedes de GAES en otras provincias (los niños viajaron de varias ciudades hacia Cuenca para la operación), les decían que tengan paciencia. Han pasado casi 3 años, y los niños aún no escuchan.

Este es otro de los niños implantados. Las mamás han reclamado hasta el cansancio. La casa comercial GAES (Audiovital) dice que todo está bien y no reconoce la posibilidad de que fallen los procesadores (esos aparatos que ven en la cabeza y aquel que parece un audífono).

Eso, a pesar de que los procesadores han sido cambiados varías veces (entre dos y cuatro veces a cada niño) y aunque las evaluaciones de las terapistas de GAES o particulares, señalan que los niños no escuchan o que sus progresos NO van acorde al tiempo del implante.

El informe de una de las terapistas dice, por ejemplo, que “el rendimiento del implante coclear no es el óptimo” (es un informe de agosto de 2020, dos años y medio después de la operación).

Además hay problemas con las calibraciones (un proceso de adecuar el volumen del aparato de acuerdo a las necesidades particulares de cada niño). Una de las mamás, Viviana, insistía en la necesidad de calibración del implante de su hijo. Un funcionario de GAES le envió un mensaje

“Para qué sería la cita, ya que calibración y revisión de equipos no se está realizando por falla de un cable del programa que se usa”.  Ante esa respuesta, Viviana viajó desde Guayaquil a Cuenca para buscar al doctor Vera, médico representante de GAES, que estaba en esa ciudad

“Nos recibió de mala gana. Nos pidió que dejemos de insistir, que no seamos desocupadas”, dice Viviana que les dijo el médico. Vera niega haberles dicho eso. Y ahí surge otro de los problemas. Las mamás dicen que no han podido hacer valoraciones independientes del implante.

La razón es que los equipos que permiten valorarlos solamente los tiene la casa comercial Gaes. Y la calibración también puede ser hecha únicamente por ellos. Ni siquiera el hospital puede hacerlo. Otra de las preguntas que se hacen las mamás es quien realmente operó a sus hijos.

Ellas dicen que quien lo hizo es el doctor Pablo Fajardo. Una funcionaria de comunicación del hospital VCM me dijo que quien hizo las cirugías había sido un otorrinolaringólogo con subespecialidad en Otología, con experiencia en implantes cocleares, traído por Gaes.

La funcionaria dijo también que el doctor Fajardo participó en las cirugías de implante coclear de febrero de 2018, en algunos casos como primer ayudante del cirujano principal y en otros casos como segundo ayudante. También dijo que participó en la valoración a los pacientes.

Otra de las mamás, Lourdes, envió una carta a la Presidencia de la República en noviembre de 2019, un año y medio después de la cirugía. Un funcionario le contactó y le dijo que le pondrían en una lista de espera para un segundo implante. Eso no ocurrió.

Cuando ella volvió a contactarlo, unas semanas después, el funcionario le dijo que ya no trabajaba en la Presidencia. Lourdes vendió su negocio, dos autos y con la ayuda de rifas solidarias y de su familia, pudo colocar otro implante a su hija, en el otro oído, el izquierdo.

Ella es su hija, Antonella. Su vida cambió totalmente con el nuevo implante. Los resultados han sido inmediatos, dice Lourdes. Con eso, dice ella, se comprueba la teoría de que hay una falla en los implantes Neuro One.

Los otros niños no han podido operarse nuevamente. La situación económica de la mayoría de las madres es muy complicada. Las garantías de los implantes vencen en febrero de 2021, la próxima semana. Y el hospital guarda silencio a pesar de que en la entrevista con el gerente dijo

El gerente del hospial dijo, en la entrevista que le hice, que “Quienes protestan son los que siempre pierden”. En realidad, los verdaderos perdedores son los once niños afectados y sus familias, que llevan casi tres años intentando ver resultados.

Iván Feicán, el gerente del hospital, insiste en que a la familia le corresponde hacer su parte. “También hay que ver que hay disfunciones familiares, ese es otro de los grandes problemas; si hay divorcios, separaciones”, dice.

En el portal de compras pública falta documentación —por ejemplo, no están las propuestas que las empresas participantes, incluida la ganadora, hicieron al hospital— a pesar de que el marco legal vigente obliga a las empresas públicas a publicar todo el proceso.

Si se divide el monto del contrato para el número de implantes solicitados, 38, cada uno costó 8.815,79 dólares —sin considerar los costos de las terapeutas de lenguaje que atendieron durante un año y medio a los niños.

"A nosotros nos sorprendió el precio al que vendieron; un precio que no cubre nada. Los implantes que se habían estado vendiendo al sector público estaban entre 14 mil y 18 mil dólares”, dice Edwin Andrade, gerente de Proaudio, otra de las empresas que participó en la licitación

Después de hacer reportajes así, solo queda desazón y desesperanza. ¿Qué clase de sistema de salud permite que a unos niños les pongan implantes que, aparentemente, no funcionan? ¿Por qué un hospital público no le pide la garantía a la empresa proveedora?

¿Quién se hace responsable por esto? ¿El MSP pide cuentas, la Contraloría vigila, la Asamblea fiscaliza, o como no tiene alto perfil político ahí no más queda? Hay dinero público de por medio y son las vidas de once niños y sus familias. Estos son algunos de esos niños.

Y aquí dejo el reportaje completo sobre los 11 niños cuya operación de implantes cocleares, hechos en el Hospital Vicente Corral Moscoso de Cuenca, no da resultados casi 3 años después. Las mamás piden respuestas; el hospital y el proveedor ven al cielo.

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