Se habla mucho de la eficacia de las vacunas y vamos por ahí creyendo que una eficacia del 90% significa que la vacuna no es “tan buena”. Vamos por partes.
La eficacia de una vacuna es el porcentaje de reducción de X enfermedad en un grupo de personitas que recibieron la vacuna durante el estudio clínico (cuando se estaba probando la vacuna antes de comercializarse).
La eficacia es diferente a la efectividad, que mide que “tan bien” funciona la vacuna cuando se administra a la población durante su comercialización, o sea en la vida real.
Es posible que la efectividad sea menor que la eficacia porque las personas que se unen a las pruebas clínicas, no son un reflejo exacto de la población en general. Pero bueno, volviendo a lo que nos tiene en ascuas ahorita, la eficacia.
Después de 2 shots (inyecciones, no shots de tequilita), la vacuna de Pfizer reportó una eficacia del 95% contra la COVID más leve (tos, fiebre, cansancio); la de Moderna una eficacia del 94.1%, la de AstraZeneca una de 90% y la Sputnik V una de 91.4%.
Vamos a explicar cómo se determina el % de eficacia paso a pasito. Tomando como ejem la vacuna de Pfizer, aquí, se reclutaron 43661 voluntarios y se dividieron en 2 grupos: A y B (A=aplicación de la vacuna y B= aplicación de la vacuna de mentiritas, solución salina por ejem).
Obviamente, ningún voluntario sabía si le estaban inyectando la vacuna o la de mentis. Después de la inyección, los mandaron a su casita a vivir su vida de manera normal (con todas las medidas como ahorita con susana, cubrebocas, etc.).
En el caso del grupo A (vacuna de mentis), 162 presentaron síntomas leves y resultaron positivas al virus de la COVID y, en el grupo B, solo 8. Esto significa que el riesgo de infección en el grupo A fue de 0.74% (162 de 21830 personas) y 0.04% en el grupo B.
Entonces, la vacuna redujo el riesgo de infección en 0.7% (0.74 menos 0.04). Sí, ya sé, es menos del 1%, parece nada, pero pequeñas diferencias en los riesgos de infección pueden significar grandes diferencias en la cantidad de personas que se infectan.
Para establecer la eficacia, se divide la diferencia que la vacuna logró reducir (0.7%) entre el riesgo de infección del grupo placebo (0.74%), esto es igual al 95%.
¡Taraaan! Ahora ya sabes cómo se calcula la eficacia de las vacunas.
Importante, todas las vacunas mencionadas reportaron una eficacia de 100% contra la COVID severa (dificultad para respirar, etc.) y de 100% contra las hospitalizaciones y muertes.
Ahora ya sabes, la vacuna NO es para que no “te de” COVID, sino para que, si te da, pues no te vaya tan mal.
Ah, una última cosita, como dijo David Paltiel (profesor de Yale), “las vacunas no salvan vidas, los programas de vacunación sí".
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