Los parientes vivos más cercanos de los humanos son los chimpancés y los bonobos. Estos primates comparten un ancestro común con los humanos que vivieron hace 6-7ma. Es por esta razón que los se consideran el mejor sustituto disponible para entender a este ancestro común.
Barbara King sostiene que, si bien los primates pueden no poseer moralidad en el sentido humano, exhiben algunos rasgos que habrían sido necesarios para la evolución de la moralidad. Estos rasgos incluyen alta inteligencia, comunicación simbólica, apego, propiocepción,
sentido de la norma, sentido de pertenencia grupal y continuidad temporal. Frans de Waal y B. King consideran que la moralidad humana surgió de la sociabilidad de los primates (son continuistas). Muchos animales sociales como primates y cetáceos han mostrado lo que
Michael Shermer (rupturista como Tomasello o Povinelli) los llama sentimientos premorales. Según Shermer, los seres humanos y otros animales sociales comparten las siguientes características, en particular los grandes simios, pero la moralidad es humana porque somos mucho más
sensibles a la cultura. Sostiene que estos sentimientos premorales evolucionaron en sociedades de primates como método para restringir el egoísmo individual y construir grupos más cooperativos, pero depende del tipo de organización social de la especie. Para un animal social,
los beneficios de ser parte de un grupo altruista deberían superar los beneficios del individualismo. Por ejemplo, la falta de cohesión grupal podría hacer que las personas sean más vulnerables a los ataques de forasteros. Ser parte de un grupo también puede
mejorar las posibilidades de encontrar comida. Esto es evidente entre los animales que cazan en manadas para capturar presas grandes o peligrosas y todos los animales sociales tienen sociedades en las que cada miembro conoce su propio lugar.
El orden social se mantiene mediante ciertas reglas de comportamiento esperado y los miembros del grupo dominante imponen el orden mediante el castigo. Sin embargo, los primates como los grandes simios también tienen un sentido de reciprocidad y cierta justicia natural.
Los chimpancés recuerdan quién les hizo favores y quién les hizo mal, y es más probable que los chimpancés compartan comida con individuos que los han acicalado previamente. Otros animales como los monos capuchinos y los perros también muestran una comprensión de la justicia,
negándose a cooperar cuando se les presentan recompensas desiguales por los mismos comportamientos. Según de Waal, la moralidad humana tiene dos niveles adicionales de sofisticación que no se encuentran en las sociedades de primates:
Los seres humanos hacen cumplir los códigos morales de su sociedad de manera mucho más rigurosa con recompensas, castigos y la construcción de reputación/prestigio. La gente también aplica un grado de juicio y razón que no se ve en el reino animal.
Por eso considero que la reciprocidad, el sentido de la justicia y ponerse en la piel del otro son elementos premorales, y la moralidad es un elemento dependiente de la selección social (+tamaño grupal) y cultural (p.e. religiones/códigos de conducta),
probablemente una adaptación que forma parte de ese continuo con rasgos premorales pero que dio un salto cualitativo para hacernos como somos. Espero que se me haya entendio y os haya gustado. Un abrazo y que tengáis una buena semana.
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Se pensó que los perros habían aprendido la importancia de la igualdad durante el proceso de domesticación, visto como un rasgo sofisticado que se encuentra en los humanos y algunos primates, pero un estudio de 2017 encontró algunos puntos a tener en cuenta.
Se han sugerido múltiples hipótesis para explicar por qué los perros domésticos (Canis familiaris) muestran una forma de aversión a la inequidad. En primer lugar, los perros parecían haber adquirido la capacidad de responder a la inequidad/injusticia debido a una mejora de sus
Si hay un grupo de primates que me fascina por encima de los demás es el género Chlorocebus, al cual pertecenen los monos verdes, los vervet, los grivet o los malbrouck.
A estos monetes se les conoce, además de por su interacción con los humanos y sus cóckteles en las islas de San Cristóbal y Nieves, ya que fueron introducidos por los franceses en el s. XVIII con un daño al ecosistema como imagináis, también por sus llamadas de advertencia.
Sabemos que sus vocalizaciones y sus expresiones faciales son, de por sí, complejas, así como lo es su organización social. Sin embargo, lo que ha llamado la atención de los investigadores es la distinción de las llamadas en función de los depredadores que los hostigan.
El alto rendimiento académico de los asiáticos ha inspirado la creencia de su superioridad genética. Sin embargo, las diferencias en el CI y en el rendimiento respecto a los blancos puede explicarse a través de la cultura: la mayoría poseen antecedentes confucianos, (1/23)
dónde la inteligencia es sinónimo de esfuerzo y dedicación. Además, estas familias tienen mayor influencia sobre los niños y ejercen más presión respecto a lo académico que las familias occidentales. (2/23)
Este hilo es una recopilación de tweets sobre lenguaje y auto-domesticación que he ido poniendo a lo largo de estos últimos meses. Que lo disfrutéis.
RT=Gracias
Hace 4,000 años floreció una cultura en el sudeste de la Península Ibérica a la que denominamos Argárica o de El Argar, yacimiento de Antas (Almería) que le dio su nombre y que fue descubierto por los hermanos Siret a finales del s. XIX.
La Cultura Argárica (2200—1500 a.C.) se extendía a lo largo de un territorio de 35000 km2, algo más que la extensión actual de Cataluña, con una organización político-administrativa muy jerarquizada en la que se manifestaba el dominio de una clase dirigente muy poderosa.
Ésta ejercía el control sobre su pueblo desde enclaves situados en áreas con relativa altitud, escarpadas y con poca accesibilidad, como La Bastida (Totana, Murcia), y puede entenderse como uno de los primeros estados de la Europa Occidental.