Hace 4,000 años floreció una cultura en el sudeste de la Península Ibérica a la que denominamos Argárica o de El Argar, yacimiento de Antas (Almería) que le dio su nombre y que fue descubierto por los hermanos Siret a finales del s. XIX. 
La Cultura Argárica (2200—1500 a.C.) se extendía a lo largo de un territorio de 35000 km2, algo más que la extensión actual de Cataluña, con una organización político-administrativa muy jerarquizada en la que se manifestaba el dominio de una clase dirigente muy poderosa.
Ésta ejercía el control sobre su pueblo desde enclaves situados en áreas con relativa altitud, escarpadas y con poca accesibilidad, como La Bastida (Totana, Murcia), y puede entenderse como uno de los primeros estados de la Europa Occidental.
Se trata de uno de los poblados más extensos (4,5 ha.) de los inicios del Bronce en Europa continental y está considerado como uno de los asentamientos más importantes de la Prehistoria reciente europea. Formó parte de la red de centros neurálgicos argáricos y su área nuclear.
De este area tabién destaca la Almoloya (Mula-Pliego, Murcia), considerado por muchos el parlamento más antiguo de Europa y uno de los más antiguos del mundo. Desde su ubicación privilegiada e intencionada desde un cerro amesetado se asentaba la clase dirigente argárica.
Desde allí tenía el control de las vías y territorios de lo que es ahora la Región de Murcia, y la gestión de los recursos y riquezas que obtenía a través del comercio y el domino, pues aglutinó los molinos donde los siervos molían y dejaban buena parte de la producción.
La sociedad argárica se basaba en una estructura piramidal, cuya cúspide la formaba una minoría jerarquizada de familias de las que surgían los gobernantes de los poblados, habitando en los sectores más elevados de los mismos y de cuyos ajuares destacan las diademas de plata.
La princesa argárica de Mula pertenece a esta clase dirigente y la exposición de sus restos en museos, urna funeraria incluida, ha sido (y es) objeto de debate social regional y disputa entre el municipio de origen y la capital murciana.
Por debajo, en la pirámide, está la clase social formada por individuos cuyo acompañamiento funerario incluye elementos como el hacha o punzón y puñal/cuchillo, nobleza masculina cuya especialización en el uso de las armas los hace ser considerados guerreros profesionales.
En la zona media de la pirámide social se encontraba la gran masa de población dedicada a la producción de alimentos, a la ganadería, los tejidos o elementos cerámicos y metálicos, principalmente. En la base de la estructura piramidal se hallaban los siervos.
Como ciudad alfarera que es Totana, encontrar ejemplos de cerámica del Bronce resulta fascinante. En esta cultura destacaban especialmente la calidad de su manufactura carenada y su naturaleza iconoclasta, sobria, sin decoración aparente que contrasta con otras eras.
A su vez, el ritual funerario mayoritario es la inhumación individual en posición fetal dentro de urnas de cerámica. Sin embargo, algunas poseen dos cuerpos que no tienen por qué tener parentesco y normalmente de ambos sexos.
El final de esta cultura fue abrupto. Se especula que fue la combinación entre sequías, carestía y hambruna lo que provocó una rebelión dirigida por las bases sociales que acabó con todo. Gracias por llegar hasta aquí, espero que haya sido de vuestro agrado. ¡Felices fiestas!
