Jaime “Puki” Antonio Ferreira (@puki_dealabama) es un artista originario de Michoacán cuya obra transita entre el arte popular y el arte contemporáneo. Su trabajo aborda cuestiones sobre la sexualidad y la expresión de género.
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Este artista es conocido como Puki, término purépecha que significa “Puma”. Él aprendió a tejer en telar de cintura y a elaborar rebozos a los 17 años, desde entonces se ha interesado en la cultura material de Michoacán.
Su trabajo retoma sus conocimientos técnicos como artesano para crear piezas que subliman emociones, circunstancias y discursos que atraviesan su existencia como parte de una minoría sexual en contextos donde la discriminación y el odio se han normalizado.
Ferreira retoma la tradición de los rebozos con letras en Michoacán y la entrecruza con temas sobre discriminación y estigma social en contra de las personas que viven con VIH, así como con las experiencias en torno al virus en contextos rurales.
Su obra se centra en la idea de la indumentaria como una segunda piel que puede vulnerar o proteger a las personas. En los rebozos que elabora se inscriben frases discriminatorias que evidencian la violencia desatada por el miedo, el odio, la ignorancia y cuestiones ideológicas.
El trabajo artístico de Ferreira recurre a la estrategia política de la reapropiación de las injurias como una forma para desmovilizar el odio y potenciar discursos que se oponen al aniquilamiento y reducción de las vidas de las personas LGBTIQ+.
"Hay una sacralización de la artesanía y de las tradiciones textiles […] Yo soy partidario de romper pedestales. Habrá gente a la que no le va a gustar que escriba ofensas en los rebozos”, asegura Puki.
Con su trabajo, busca estrechar las supuestas distancias entre las artesanías y el arte, pues según él “el arte es una categoría construida desde las élites, desde lo hegemónico”; asimismo, cuestiona la subordinación que hacen algunas personas de las artesanías frente al arte.
“Hay piezas de arte popular o artesanías que implican conocimientos y una carga impresionante de habilidades técnicas. La diferencia entre arte y artesanía tiene que ver con los círculos donde se mueven esas piezas y los círculos que legitiman esas piezas como tal”, apunta.
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“Hablar de comunidad y de patrimonio es fundamental porque a veces se considera que civilizaciones, como la maya, pertenecen al pasado y no es así; son civilizaciones vivas que nos muestran lo que somos”
@alefrausto en el Foro Internacional Patrimonio Mundial y Comunidades.
“Esas culturas existen con gran fuerza y nos muestran lo que somos como país y región, existen alrededor de estos maravillosos patrimonios. Aquí se ha dicho ‘no sin las comunidades’ y yo apuntaría ‘no si no es desde las comunidades’”.
“Si no es desde las comunidades no puede ser un esfuerzo coherente. Durante mucho tiempo se ha cumplido un binomio doloroso: aquellas comunidades donde mayor marginación encontramos son las que mayor riqueza cultural ostentan”
Es una deidad mexica cuyo nombre significa “La que tiene una falda de jade” y a la que se le atribuía el dominio sobre las corrientes de agua, mares, ríos, lagos, lagunas y manantiales.
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Era considerada madre de la luna (Tecciztécatl), compañera de Tláloc, dios de la lluvia, y hermana mayor de los tlaloques, dioses que fungían como ayudantes de Tláloc.
Forma parte del grupo de diosas de la fertilidad y jugaba un papel importante en las ceremonias de nacimiento.
Se creía que podía causar tormentas y torbellinos provocando que personas y embarcaciones se hundieran. Era celebrada en la fiesta de los dioses de la lluvia principalmente por mercaderes del agua y por quienes hacían o poseían embarcaciones.
Se cumplen 500 años del asedio de los guerreros mexicas a los españoles conquistadores en su huida por la Calzada de Tacuba.
Esta batalla, conocida desde la visión de Cortés como “Noche triste”, fue la respuesta de los mexicas a la matanza preparada durante la fiesta de Tóxcatl.
Ese mismo día fue asesinado Moctezuma, tlatoani de México-Tenochtitlan y a quien Hernán Cortés mantenía como prisionero. Los españoles arrojaron a la orilla del agua los cadáveres de Moctezuma y de Itzcuauhtzin.
En el palacio de Axayácatl se encontraban los tesoros de los gobernantes mexicas. Los españoles tomaron “oro en barras, discos de oro, y oro en polvo y collares de chalchihuites con dijes de oro”, por lo que se apresuraron para abandonar por la noche México-Tenochtitlan.
Fabián Cháirez es un pintor chiapaneco cuya obra se inscribe en el neomexicanismo. Sus piezas se centran en retratar cuerpos y escenas que no encajan, difieren o desobedecen a los arquetipos de masculinidad.
Los personajes que protagonizan las pinturas de Cháirez desdibujan los límites entre masculinidad y feminidad y cuestionan las imposiciones sociales relacionadas con la diferencia sexual y el machismo.
A su vez, Cháirez recurre a figuras de la cultura popular que a lo largo de la historia han sido consideradas conformadoras de “lo mexicano” como una manera de cuestionar las formas en las que se genera identidad.
Desde la Secretaría de Cultura lamentamos profundamente el fallecimiento de #FranciscoToledo, quien no solo fue conocido por su talento y el toque irreverente y transgresor de sus obras sino también por ser un luchador social.
México ha perdido a uno de sus más grandes artistas.
Toledo nació en Juchitán, #Oaxaca, rodeado de escenas de un México que ya no es, en el que el zapoteco hablado se escuchaba en todas partes, los trajes y fiestas se visualizaban con esplendor y, según él mismo explica, los pueblos indígenas tenían cierta autonomía.
Ese fue el Juchitán de la infancia en el que Toledo creció y que lo alimentó de imágenes de seres que se mantendrían constantes en sus obras posteriores.