Supeditar el éxito académico a la motivación del alumnado, esto es, creer que la motivación lleva al éxito es como mirar a la luna y creer que es un disco plano. La motivación lleva al éxito porque el éxito lleva a la motivación. 🧵
Cuando no hay ni motivación ni éxito, si quieres romper el círculo vicioso, como docente es más operativo empezar por orientarnos al segundo: pautar tareas orientadas al éxito. No son garantía de motivación a medio plazo pero sí compran muchos boletos para lograrla.
Presentar tareas lo suficientemente asequibles para que el alumnado tengo un éxito razonable (aportando ayuda pero sin que el alumnado sienta que depende de ella) pero lo suficientemente complejas para que planteen reto, forma parte de ese componente artístico de la docencia.
Si la tarea es muy sencilla no se sentirá como reto y por lo tanto al completarla no habrá sensación de logro y éxito.
Si es demasiado difícil el riesgo de fracaso o de necesitar demasiada ayuda externa (ergo, "no puedo" ) es muy alto y no afianza una atribución interna de logro, percepción de autoeficacia, mentalidad de crecimiento y motivación.
Es cierto que hay alumnado motivado contra viento y marea pero en general no somos así. Nos motiva aquello que nos obliga a dar algo de nosotros mismos, a poner carne en el asador, pero mayoritariamente sale bien.
Para tener alumnado motivado hay que tener alumnado exitoso (antes que a la inversa). Y a partir de ahí la complejidad de las tareas, el reto y el esfuerzo que suponen puede crecer.
Más sobre esto en los hilos 14 a 17 del siempre impecable @hruizmartin
https://twitter.com/hruizmartin/status/1162484293475753991?s=20
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
