Volvemos a la carga. ¿Por qué el decrecentismo no es una doctrina anticapitalista pese a muchos de sus proponentes afirmar serlo?
El decrecentismo implicito en declaraciones como las de @agarzon sobre la carne son una adaptación religiosa de la erosión del modelo meritocrático.
La llamada Tercera Vía surgida al calor de la caida de la URSS demostró, con su "igualdad de oportunidades", ser una herramienta al servicio del desmantelamiento de los Estados del Bienestar. Sin embargo sus proponentes afirmaban ser socialistas.
La idea detras de la igualdad de oportunidades renunciaba a poner en duda la distribución primera de la riqueza, y se centraba en la secundaria.
Fenómenos como el desempleo estructural o la creciente desigualdad eran respondidos con la idea de la meritocracia.
El desempleo creado por el avance técnico y las nuevas formas de consumo ya no puede ser explicado por la inadecuación formativa de las personas. De hecho ya existen multitudes de desempleados con titulación universitaria.
Por lo tanto el capitalismo necesita otra teoría.
El decrecentismo parte de una creencia religiosa en un equilibrio natural que aparentemente repudiaría el capitalismo y su superestructura productivista, pero en el plano de la gestión de la pobreza es la doctrina perfecta.
Que una tercera parte de la poblacion en los llamados paises avanzados sea pobre no se puede sostener desde la doctrina meritocrática del "trabajando duro lo conseguirás". Es muy complejo, especialmente en sociedades que vienen de Estados del Bienestar funcionales.
Por ello esta idea de considerar pecado la abundancia o el bienestar conviene al capitalismo. Bajo esta óptica cada boca que alimentar no es un drama social sino un problema de gestión de recursos escasos. ¿Os va sonando no?
Bajo la óptica decrecentista, insisto, a pesar de sus grandes proclamaxiones de anticapitalismo, la lucha de clases ya no existe. Problemas graves como la desigualdad son incluso empleados como palanca para justificar retrocesos del bienestar.
Esto es, ante la narrativa apocalíptica del decrecentismo, ya no hay explotadores o explotados en el sentido clásico sino una Humanidad, un Nosotros, infinitamente negativo donde ricos y pobres se confunden en el pecado.
Nadie que afirme que los pobres han de ser mas pobres o incluso que se les debe prohibir dejar de serlo puede ser considerado entre los anticapitalistas.
Trabajan a favor de obra. Y es que para el capitalismo en breve la mitad de la población devendrá económicamente inútil.
En este sentido, quienes amparan o promueven ideas apocalípticas y de desmoralización de las llamadas clases obreras/populares, sin enemigos del progreso humano y aliados del mas siniestro de los conformismos. Por más que afirmen lo contrario.
Decia Napoleón Bonaparte que la religión es lo que impide que los pobres maten a los ricos mientras duermen. Y quienes hoy santifican el retroceso del bienestar como una inexorable imposición de "la naturaleza" no son más que una nueva casta de curas.
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Encarecer la luz, la comida y el transporte parece la única vía sensata de que la extrema derecha pueda gobernar. Y es que la izquierda en España ha alcanzado sus límites biofísicos. Es responsabilidad de todos.
Ha llegado a tal punto la degradación moral de la izquierda que como ya no es capaz de concebir un mundo sin capitalismo, se ha lanzado a teorizar sobre el fin del Mundo mismo.
Esta izquierda que ya no cree en un Mundo sin capitalismo pretende que la acompañemos en una hoja de ruta milenarista, religiosa, de renunciación a lo material que sólo la alta burguesia puede concebir como un proyecto de progreso. Es un acomodado idealismo.
Españoles por el Mundo siempre sacan a pijitos que intentan venderte que salieron de un pueblecito con la maleta y triunfaron en el extranjero. A medida que avanza el reportaje ya aparece que son "hijos de" o que se fueron al extranjero con contrato en origen o "se casaron con".
Y otro punto intolerable de Españoles por el Mundo es que emplean como si fuese guías turísticos a los españolitos en cuestión. Y les permiten, sin corregirles luego, decir auténticos disparates históricos y cuñados.
En el Españoles por el Mundo que tengo de fondo sale un pijo del pirineo aragonés señalando un tanque de la 2ª Guerra Mundial diciendo que es de la 1ª o afirmando que la primera batalla de la 1ª Guerra Mundial fue en Belgrado.
La respuesta del mundillo Twitter-Podemos a la polémica de la carne de @agarzon, y perdonad que me repita, es sintomática de los problemas que acechan hoy a la izquierda en España.
Si hay algo que no entiendo/tolero es el planteamiento deliberadamente ingenuo de "nada de lo que ha dicho @agarzon es falso".
Porque los de Podemos siempre han ido con el maquiavelismo y el cálculo político por bandera. Ahora pretenden que lo olvidemos.
El maquiavelismo de Podemos siempre ha pasado por simplificar debates o simplemente hacerlos desaparecer (pertenencia al Euro, Cataluña y su soberanía, la OTAN, Renta Básica Universal, etc). Este cálculo político del "no nos conviene", "ahora no toca", "seguimos trabajando".
Me he metido entre pecho y espalda unas cuantas conferencias de Slavoj Zizek y no puedo dejar de imitar su brutal acento en mi cabeza.
Tras la máscara del personaje, extraigo de Zizek varios análisis muy atinados. Por ejemplo que las fuerzas de izquierda son los mejores verdugos de la austeridad neoliberal mientras que sólo la extrema derecha se atreve a desafiar esa "restricción presupuestaria".
Esto es un problema tremendo. Además de que los partidos pro-establishment surgen de la nada presentados como frente antifascista. Siempre gana la ortodoxia neoliberal.