Para las licuadoras de una sola velocidad: la vacuna NO es para evitar todo contagio o "hacer una vida normal"... esa, entendida como los usos previos a la pandemia, ya no existe, y nadie puede volver a un lugar que ya desapareció.
Sería maravilloso que, con una dosis de lo-que-pinches-quieran, aplicada al 70% de la población, pudiéramos volver al estado previo, como si nada hubiera pasado.
También sería maravilloso comer pan cada seis horas sin engordar, o conseguir la paz mundial, pero no mamen.
La palabra clave es "adaptación". No más, no menos.
Y eso es algo que todos hacemos, más o menos bien, todos los días, en corto y en solitario. Si hoy nos abruma el reto de adaptación, es porque es brusco y compartido, y eso nos saca de balance, pero es pura percepción.
No tenemos porqué convertir a la pandemia en algo que debamos sufrir, o jubilar, o ignorar: nomás hay que seguir avanzando, con un ojo en el camino y otro en el horizonte. A buen paso. Pisando con cuidado. Atentos a lo que suceda alrededor.
Yo, y las personas que considero a mi cuidado, llegamos a la vacuna sin contagio Y sin habernos encerrado totalmente.
Tuvimos un tiempo de muy poco contacto, mientras entendíamos al virus y cómo había que lidiar con él... luego, ADAPTÁNDONOS a la realidad, volvimos a salir.
No tuvimos que sacrificar salud por libertad, ni libertad por salud; siempre hay más de dos opciones... siempre... basta con ponerse a pensar y actuar por uno mismo, sin esperar a que "el gobierno", "la sociedad" o un padrote, te digan por dónde es y a cuál ritmo.
Yo no se qué me va a matar, ni cuándo, pero he hecho todo lo necesario para que no sea el #covid19 y no sea hoy.
No se puede vivir con miedo, y tampoco se puede vivir como si no hubiera motivos para sentirlo: se debe vivir dominándolo. Así sí podemos hablar de "vida".
Dijo mi querido Maestro Alfredo: "¡Si te vas a morir, muérete bien! No permitas que el miedo te convierta en otra cosa". Y dijo bien.
Donde esté mi Maestro, él sabe que eso sí se lo entendí. Y no es un tema de invulnerabilidad, sino de ADAPTACIÓN. Y esa nos es asequible a todos.
Vacúnense. Entiendo las reticencias como el que más tenga, pero con números a la mano, es buen negocio.
Adáptense. Recibir una vacuna o utilizar un cubrebocas sólo causan menoscabo en la libertad del imbécil: el inteligente sabe aprovecharlo TODO para seguir adelante.
Es cuanto.
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Leo opiniones diversas acerca del documental de Netflix sobre Manuel Buendía... que está bien producido, que se queda corto en los señalamientos, que el tufillo es chairil.
Como sea, debe ser un buen punto de partida para interesarse en el personaje, su trabajo y el sistema.
Saber quién le puso los plomazos debajo de la gabardina a Buendía es importante, sin duda; pero más importante es entender lo que él hacía, cómo encajaba en el sistema político de entonces, y cómo fue que se volvió incómodo al grado de matarlo usándolo de ejemplo.
Manuel Buendía era un periodista de puta madre, y también era un canal sofisticadísimo por el cual el sistema se despresurizaba, autocontenía y regulaba; ambas cualidades eran, y son, perfectamente compatibles: Don Carlos Loret de Mola y su hijo Rafael también fueron tales.
El tsunami de LaPutería que se avecina, no admitirá más aplazamientos... hace ya un rato que el mar se retiró de la playa... va a arrasar con todo.
15 meses de encierro-estrés-posposiciones-sustos y cuanta madre, más primera o incluso segunda dosis administrada, más la amenaza de un nuevo encierro... tch tch tch...
Por un lado están los ñoños que piden a gritos un nuevo encierro general por #covid19, y por el otro los cretinos que ya califican las medidas pro vacunación como "fascismo sanitario"... sí ven que son igual de pendejos, nocivos y despreciables?
Los extremos son el refugio de los imbéciles... de los simplones, de los perezosos mentales, de los cobardes. Evítelos, si se asume individuo inteligente.
La creación es amplísima y diversa, multidimensional y compleja, como para vivir con las nalgas pegadas a un rincón.
Se puede transitar de mil formas por múltiples redes (y hacerlo así es más útil, provechoso, y placentero) que buscar compulsivamente el extremo de un solo eje y atrincherarse ahí, creyendo estar seguro: la seguridad es relativa por definición, y depende de la adaptabilidad.
En Pizándaro, Mich., los pobladores están sitiados por el CO.
En Zacatecas, aparece descuartizada una familia, incluyendo un niño de tres años.
En Tamaulipas, un capo capturado es liberado por un comando.
En Chiapas, un grupo pseudoinsurgente reta a la "autoridad".
Qué pasa?
Pasa que el sistema político en México colapsó desde el año pasado, y ya el poder no sólo está fragmentado, sino también disperso.
Ya no hay reglas. No hay acuerdos reales, sólo componendas coyunturales.
A ver si ya se entiende.
En tanto no se entienda, se seguirán abordando estas crisis como fenómenos aislados, difíciles de entender en un modelo viable pero suponiendo que, de algún modo, pueden resolverse.
Y no ni de pedo: esto es sistémico. Lo nacional ha colapsado, excepto las instituciones autónomas.
Y no sólo un desperdicio: también un pinche fracaso en cada aspecto posible; quién querría alternar, emprender, convivir, coger o intercambiar lo que fuere con semejantes pendejos...?
Imagínate la escena: topas a la dama en un antro ruidoso, de tal suerte que no hay mucha charla, y ambos se limitan a la charlita insulsa y tal.
La cosa marcha, y desde la mesa ya pactaste el encuentro cuerpo a cuerpo, cara a cara.
Pides la cuenta, salen, y ya se queman...
Llegas al motel echando llamaradas, entran, dos tres quicos y le das la vuelta; salen volando los jeans, y cuando empiezas a bajarle la tanga, en lugar del tatuaje de mariposa o del infinito aparece uno de... EL PENDEJO DEL CHE GUEVARA!!