Hoy se conmemora la muerte del inventor de la escuela pública. Es un día para concienciarnos de que la Educación es un derecho básico de todos los niños y niñas y que no puede ser un privilegio para unos pocos. 
Su nombre: José Calasanz Gastón. Era aragonés, aunque la primera escuela gratuita del mundo la abrió en Roma en 1597
Su preocupación primera fueron los niños huérfanos y abandonados que poblaban las calles de la Ciudad Eterna.
Primero comenzó instruyendo, los domingos y fiestas, a niños y adultos, pero se dio cuenta de que eso no bastaba. Hacía falta más implicación.
Un amigo le ofreció dos habitaciones y sus propios servicios como maestro y junto a otros dos colegas abrieron la primera escuela pública del mundo.
A la semana tenían ya 100 alumnos y su número creció exponencialmente en los años siguientes. Aquel movimiento lo continúan hoy sus seguidores, los Escolapios
Y es que, no te lo he contado al principio para no condicionarte, José de Calasanz era sacerdote, como los tres con quién fundó la primera escuela pública del mundo en una casa parroquial.
En la fiesta de San José de Calasanz, fundador de las Escuelas Pías (de ahí los Escolapios), viene bien recordar cómo la Iglesia es pionera en la defensa de los derechos de los más pobres y oprimidos
y en el establecimiento de servicios públicos mucho antes de que los Estados se hicieran cargo de ellos.
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