¿En el Perú hubo “terrorismo” o “conflicto armado interno” (CAI)? Estamos ante un falso dilema, pues la denominación CAI no excluye ni hace menos condenables los terribles actos terroristas que existieron y que todos rechazamos. Abrimos hilo 🧵
Sin ninguna duda, en el Perú hubo terrorismo, y pareciera haberse creado una falsa jerarquía entre estos términos, como si calificar lo vivido en nuestro país como conflicto armado disminuyera la gravedad de los terribles hechos vividos.
Según las categorías establecidas por el Derecho Internacional Humanitario (DIH) -refrendadas por 196 Estados, más que la propia ONU- un conflicto armado es la mayor expresión de violencia que puede existir. Aquí más detalle: idehpucp.pucp.edu.pe/opinion/terror…
Los hechos ocurridos en el Perú entre 1980 y el 2000 se califican así porque no fueron criminalidad ordinaria, ni mucho menos tensiones internas o disturbios para la legislación internacional.
Y el uso del término Conflicto Armado Interno no hace menos graves ni condenables los actos de violencia terrorista que sufrió nuestro país.
¿Esta calificación equipara al Estado con el grupo terrorista? No, todos los grupos terroristas estarán siempre sometidos a la persecución penal por parte del Estado.
Tampoco hace que los miembros de este grupo formen parte de un estatuto particular como el de prisioneros de guerra, pues ese régimen sólo se ajusta a los conflictos armados llevados a cabo entre Estados.
Quienes pertenecen a grupos terroristas en un CAI no tienen inmunidad por combatir, ni derecho a combatir, ni privilegio o característica excepcional en el derecho internacional.
¿Esta definición afecta la capacidad de nuestro país para sancionar el terrorismo? Tampoco, pues desde el DIH no existe ninguna transformación en el estatuto jurídico del grupo que se enfrenta al Estado.
Los actos de violencia intencional e indiscriminada contra civiles con el fin de producir miedo extremo, como los cometidos por Sendero Luminoso y otros grupos terroristas, son condenados y están prohibidos tajantemente por el DIH.
En más de una ocasión, hemos manifestado públicamente nuestro rechazo absoluto al terrorismo. Seguiremos defendiendo, con firmeza, la vigencia de una convivencia democrática pacífica y libre.
Conocer nuestra historia reciente es la mejor manera de honrar a las víctimas del #terrorismo y tomar acciones, como país, #ParaQueNoSeRepita. Abrimos hilo con publicaciones de nuestro @fondoeditorialpucp que lo abordan desde distintos ángulos (#DescargaGratuita o compra impresa)
Entre los cuatro oficiales está el coronel Julio Becerra, el recordado agente con seudónimo 'Ardilla', quien realizó el primer movimiento y personalmente detuvo a Guzmán el 12 de septiembre de 1992.
“Los jóvenes deben interesarse por conocer el pasado. La época del terrorismo fue una situación muy difícil y no hay que volver a vivirla”, remarca el coronel Becerra, Jefe de la Oficina de Inspectoría de la VII Macro Región Policial de Cusco.
"Guzmán lideró, como una cabeza casi mesiánica, un movimiento que pretendía cambiar la sociedad por las vías más violentas y que, en última instancia, no llevaba a nada más que a la destrucción de la misma sociedad", recuerda el profesor Lerner.
"Aquello que ocurrió en el país no es algo que pasó y debemos olvidar. Esto se debe y se puede conocer. Es necesario que los jóvenes sepan lo que pasó; de lo contrario, no van a entender en qué país viven y en qué país podrían vivir”, remarca.