Hoy nos vamos a salir un poquito de Berlín, aunque al final volveremos a él (como siempre).
La historia de Joachim comienza en Colonia. Pero no en la Colonia monumental junto a la catedral, sino en un pequeño bario a las afueras.
Podría desgranar aquí biografía de Joachim: segundo hijo de familia alemana, estudios de contable, matrimonio con Ulrike... pero tiene poco sentido, porque en su biografía no encontraréis nada extraordinario.
Joachim era un tipo normal.
Mejor dicho, no era un tipo normal.
Era un buen tipo.
En su barrio en Colonia, Niehl, era alguien muy querido. Nadie sabe explicar bien por qué, pero era de esa gente que siempre camina con una sonrisa en la boca.
Pero si algo cabe destacar de Joachim es que le encantaba volar aviones con su hijo.
Cuando terminaba su trabajo siempre se les veía juntos en el parque, con algún cacharro con alas entre las manos.
Pronto su hijo empezó a crecer y con ello, empezó a tener más amigos.
A Joachim no les importó. Después del colegio, les recogía a todos y les veía disfrutar.
Para su sorpresa, un día, entre los amigos de su hijo apareció un niño turco.
Estamos hablando de los años 80 en el oeste de Alemania y aunque era normal la emigración, todavía había una barrera que separaba a las dos sociedades.
En las sociedades adultas, por supuesto.
A los niños les da igual el lugar de nacimiento (bendita inocencia).
Así que aquel niño turco comenzó a frecuentar la casa de Joachim.
El pequeño iba y venía desde el otro lado de la calle, donde vivía.
Pronto, Joachim conoció a los padres del vecino. Eran inmigrantes turcos que habían venido a trabajar en la fábrica de Ford.
Gente con esperanzas de darle a su hijo una vida mejor.
Y parecía que las esperanzas estaban dando sus frutos.
Entre los cromos de fútbol y los deberes del colegio, Joachim empezó a ver que el niño llevaba libros de ciencia.
Joachim se atrevió un día a preguntarle si le gustaban los experimentos.
El chico simplemente respondió:
- Es que de mayor quiero ser médico.
Los chicos se fueron haciendo mayores y llegó un momento que no debería ser traumático, pero que generalmente lo es.
El paso al Gimnasium.
Pequeña aclaración:
En Alemania, la educación secundaria es complicada de explicar.
Básicamente se divide en dos partes: Una básica (Haupschule) y la enfocada a estudios universitarios o superiores (Gymnasium).
La decisión para que un niño vaya a la Haupschule o al Gymnasium se toma al rededor de los 11 años o 12 años.
Sí, deciden si vas a ser universitario a los 11 años. Una locura...Aunque luego hay cauces que pueden hacerte volver al camino de la Universidad.
El caso es que la decisión la toma en un acuerdo entre los padres y los profesores ( De esto no puedo contaros mucho como funciona, porque no lo he vivido, ni conozco a nadie con hijos en esa edad).
Terminada la aclaración, volvamos a Joachim.
Su hijo, como era previsible, fue elegido para pasar al Gymnasium. Pero sin embargo, no lo encontró alegre.
Algo pasaba.
El misterio fue fácil de resolver, al día siguiente se encontró con su vecino, el padre de aquel niño turco. Los profesores le habían recomendado que su hijo no pasara al Gymnasium.
Las razones nadie las decía, pero estaban claras.
Nunca había entrado ningún niño de padres turcos en aquel Gymnasium.
No hace falta explicar mucho más ¿no?
Pero por suerte para aquel chico, Joachim era su vecino.
Ese mismo día se acercó al colegio para hablar con los profesores.
Fue hablando uno por uno con ellos:
Aquel chico era listo, era bueno y no podían quitarle esa oportunidad por su lugar de nacimiento.
Al final los convenció a todos.
Ya os he dicho que Joachim era un buen tipo.
Lo que no es he dicho que ese pequeño gesto. Esa tarde buscando profesores. Cambió, no solo la vida de aquel niño, sino la tuya y la mía.
Porque como en "Regreso al futuro" las consecuencias de aquello crearon un increíble "Efecto Mariposa" que llega hasta hoy para mí...
Por eso os tengo que dejar aquí. En unas horas terminaré la historia... ahora tengo que ir a encontrarme con Joachim y su legado.
Bueno, pues ya he vuelto y antes de seguir con la historia de Joachim, tengo que enseñaros una foto mía.
Este es mi brazo recién vacunado contra el Coronavirus.
Un pequeño gesto que desata un “Efecto mariposa”.
Como ya algunos habéis adivinado el nombre del niño turco es Uğur Şahin.
Uğur Şahin es uno de los padres de la vacuna contra el coronavirus, junto a su mujer: Özlem Türeci.
Los dos son los fundadores de Biontech y han desarrollado un tipo de vacunas que está planteándose que puedan curar varios tipos de cáncer.
Uğur Şahin jamás hubiera ido a la Universidad si no fuera por ese vecino que se empeñó en que ese chico merecía una oportunidad.
Y no se ha cansado de contar su historia. La historia de un joven al que casi perdemos para la ciencia.
Pero no lo cuenta desde el resentimiento, sino desde el agradecimiento.
El agradecimiento a la bondad humana, al saber ver más allá de nosotros mismos y pensar en los demás.
Un agradecimiento a los pequeños gestos.
Hoy, soy yo el que realiza este pequeño gesto. No saldré en los libros de historia, ni seré recordado por ello. Pero quizá ayude a alguien.
Y quizás, esta noche me acostaré sabiendo que (al menos hoy) he sido una buena persona.
Por favor, sed buenas personas como Joachim y como Uğur Şahin.
Vacunaos.
Ayudad a vuestros vecinos con un pequeño gesto.
Ah... y antes de cerrar este hilo, una última cosa: Joachim Michelberger no existe.
He cogido unos videos en Internet y me he inventado su vida.
El nombre del vecino real de Uğur Şahin se desconoce.
Nunca ha querido hacerlo público.
Ya os lo dije al principio: La gente buena no suele pasar a los libros de historia.
Se agradecen los retuits, likes o comentarios de gente convencida a vacunarse. Hoy se agradecen más que nunca, porque me duele bastante el brazo y dudo que pueda darle mucha bola a este hilo.
Por cierto número 1: Empieza a subirme la fiebre, así que cualquier cosa que diga des aquí puede ser una absurdez (como si dijera algo sensato alguna vez).
Por cierto número 2: en el segundo tuit os decía que nos íbamos de Berlín, pero regresaríamos ¿A nadie le ha extrañado?
Pues en realidad no hemos salido casi de Berlin. Los vídeos son super 8 de una familia berlinesa de los 80.
Por ejemplo aquí 👇🏻, estamos en Teufelsberg, la montaña del diablo, de la que ya hablé en otro hilo.
Por cierto nº.3: Este va a ser un "por cierto" largo.
Estoy poco centrado por la vacuna, así que a ver si me expreso bien en lo que quiero deciros.
He hablado con un par de personas que no se quieren vacunar y creo que lo estamos enfocando mal.
Creemos que estas personas están zumbados y son conspiranoicos... pero hablando con ellos me he dado cuenta de una cosa.
Detrás de sus teorías y estadísticas he visto algo que puedo comprender: tienen miedo.
Tienen miedo de caer enfermos, de romper su vida, de morir... y yo eso lo entiendo.
Por eso no creo que podemos convencerlos con datos y pruebas científicas, porque esto no es una disputa intelectual... es algo irracional. Es supervivencia.
De ahí que haya escrito este hilo.
Creo firmemente que la única solución a romper ese miedo es la bondad humana. Suena muy flowerpower, pero es así.
Creo que lo único que podemos hacer para convencer a esa gente que no se quiere vacunar es poner nombre y cara a la bondad humana y apelar a su empatía, a su amor por el otro, a ser, en definitiva, un buen vecino.
No debería contar esto, pero esta mañana, cuando me he despertado y mi hijo me ha visto hecho polvo, se ha ido rápido a la cocina, ha abierto su caja de los cumpleaños y me ha traído un par de chucherías a la cama.
"Toma, para que te pongas mejor"
Y os puedo jurar que he visto la bondad en sus ojos.
Porque a él le gustan mucho las chucherías (mucho) pero quería ayudar.
Por favor, ayudémonos los unos a los otros, es la única forma de salir de esto.
Cuidaos mucho y cuidad de los vuestros.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
Empecemos por el final, por la parte más triste, por el horror.
Johann Trollmann fue asesinado en un campo de concentración en 1944.
Rukeli (en romaní árbol fuerte) fue un boxeador muy conocido en la década de los 30. Llegó a ser campeón alemán de los semipesados, una cara conocida en las revistas y todo un "sex symbol" de la época.
Existen muchos nombres para referirse al muro de Berlín “Telón de acero” “Muro de protección antifascista”, pero me parece que el que mejor lo denomina es “obstáculo”
El muro se convirtió en obstáculo para sus ciudadanos. La vida normal siempre chocaba contra él.
El 13 de agosto de 1961 los berlineses se levantaban con un disparate frente a sus ojos. Cientos de soldados se posicionaban frente a una alambrada que les impedía circular libremente por su ciudad.
Con los ojos del presente, quizá podríamos pensar que la población estaba al tanto y esperando una decisión así.