Ni Johnny Carson, un emblema del "late night" americano con más tablas que Moisés, puede prever las respuestas del director cuando le pregunta sobre su nueva película.
Un #MakeEmLaugh terrorífico: 'El jovencito Frankenstein'.
'Young Frankenstein' es una película de Mel Brooks sí, pero más del 50% del mérito hay que atribuírselo a Gene Wilder, que tuvo la idea, escribió la mayor parte del guion y la protagonizó.
En cualquier caso, juntos hicieron una de las 15 mejores comedias de todos los tiempos.
Los setenta no eran buenos tiempos para la comedia en EE.UU: Vietnam, los magnicidios o el escándalo del Watergate habían pintado la década de gris.
Los americanos parecían no estar para risas y preferían distraerse con dramas románticos, películas policiacas o de corte social.
Si hacer una comedia era difícil, una parodia de un género era imposible. Faltan años para que los ZAZ conviertan el "spoof" en un género en si mismo con ‘Aterriza como puedas’.
Y aún así Brooks y Wilder, se empecinaron en hacer una versión cómica de un clásico del terror. 😱
Mel Brooks había crecido en los sesenta como guionista de ‘Your show of shows’ un programa de televisión de Sid Caesar, en el que escribió junto a Neil Simon y Carl Reiner, entre otros.
En 1965 creó ‘Get Smart’, ‘El Superagente 86’, como nosotros lo conocimos y fue un exitazo.
Con esas credenciales saltó al cine. 📽️
↔️Su farsa bizarra sobre Hitler, ‘Los productores’, se ha convertido en una película de culto con el tiempo, pero cuando se estrenó, cubrió gastos y poco más.
📉La siguiente, 'El misterio de las 12 sillas' fue un fracaso estrepitoso.
No le llegaban proyectos. La Warner lo fichó como doctor de guion para una película que no se rodó jamás.
Pasados unos años, le confiaron un western atípico de presupuesto reducido. Brooks convirtió ‘Sillas de montar calientes’ en un éxito de más de 115 millones en taquilla
Para esa peli, Brooks pensó que Wilder no daba el perfil para hacer de Waco Kid. Quería a un actor serio y fichó a Gig Young, que se bebía hasta el agua de los floreros y justo antes de empezar a rodar se borró.
🙏Brooks repescó a Wilder: “me debes un favor y me lo cobraré”.
No tardaría en cobrarse ese favor.
Wilder tenía una idea para una película. Bueno, era más bien un título anotado en una libreta amarilla, ‘Young Frankenstein’ y una premisa: ¿y si los descendientes de Frankenstein se avergonzaran de su antepasado?
Brooks se implicó en el proyecto por la deuda moral con su amigo.
Fueron a presentar la película a Columbia Pictures, manteniéndose fuertes en un único principio: la película sería en blanco y negro, sí o sí.
SPOILER: la acabó produciendo la 20th Century Fox. #MakeEmLaugh
El fichaje de Marty Feldman y Peter Boyle se debió únicamente a que compartían agente con Wilder.
Sumaron a Teri Garr, Madeline Kahn y Cloris Leachman, la inolvidable Frau Blücher (relincho).
En el rodaje todo fueron risas. Se lo pasaron tan bien que a Brooks le daba apuro.
La obsesión era hacer una parodia de 'Frankenstein', pero respetando el estilo, los códigos, la iluminación, todo.
Brooks fue a ver a Ken Strickfaden, técnico de la cinta original para pedirle consejos. No solo se llevó eso; también parte del material que este conservaba.
Brooks le pidió a William Tuttle, el director de maquillaje, que el monstruo asustara, pero que no tuviera nada que ver con el de Boris Karloff.
Le pidió sustituir los bornes del cuello por una cremallera. Y lo hizo.
Peter Boyle, la criatura, no solo se llevó uno de los papeles de su vida, sino que en el rodaje intimó con Lorraine Alterman, la reportera del 'Rolling Stone' que estaba haciendo un reportaje sobre la película y acabó casándose con ella.
La película no sería lo mismo sin Marty Feldman. Sin Igor (o Aigor).
Wilder escribió el personaje pensando en él y Brooks supo explotar el peculiar físico del actor y guionista inglés, con su entera complicidad.
Su primera aparición en la película es insuperable.
La reacción final de Wilder ante el juego de palabras es fiel a lo que pensaba del mismo.
Feldman lo había improvisado, pero a Wilder le parecía un chiste malo y le pidió a Mel Brooks que lo quitara.
Brooks le dijo que era buenísimo y no le hizo caso. Tenía razón.
Tanta razón tenía, que la frase trascendió al rock.
Aerosmith estaba grabando su tercer álbum, 'Toys in the attic', y para desconectar fueron al cine a ver la película que acaba
Steve Tyler se río tanto con la ocurrencia de Feldman que la uso para uno de los singles del disco.
La única pelea que Brooks y Wilder dicen haber tenido nunca fue durante 'El jovencito Frankenstein'. Hace referencia al baile de claqué al son del 'Puttin' on the Ritz' y demuestra la camaradería entre ambos.
Wilder se lo explicaba así a Conan O'Brien. #MakeEmLaugh
Wilder también consiguió que Brooks no apareciera en la película, algo poco frecuente.
"¿Tan mal actor soy?", le preguntó Brooks. "No, pero siempre rompes la cuarta pared y eres anárquico. Quiero que esta sea una comedia natural y mesurada", le respondió Wilder.
La película fue un éxito, recaudando cerca de 90 millones de dólares.
No superó en taquilla a 'Blazing Saddles', pero es la película preferida de Brooks, Wilder y de muchos de los que la han visto en estos casi 50 años.
Y deja frases para la historia. Como esta. ⛈️#MakeEmLaugh
Si te ha gustado este #MakeEmLaugh, a lo mejor encuentras algún otro que también te guste aquí! 👇🏼👇🏼👇🏼
Se ha criticado mucho la connotación xenófoba y humillante que John Cleese y su mujer Connie Booth vertieron sobre el personaje de Manuel cuando escribieron la serie.
Cleese explica el verdadero motivo del personaje. Algo así como el "Pay them more" de Joe Biden.
Pese a su voluntarismo y jovialidad, el limitado dominio del inglés de Manuel le impide ejecutar correctamente lo que su mezquino jefe o los clientes le piden.
Eso provoca infinidad de situaciones cómicas, que no son la esencia de la serie, pero sí las que más se recuerdan.
Al final de la segunda serie del 'Flying Circus', John Cleese (asiduo de los #MakeEmLaugh y lo que queda) advirtió al resto de los Monty Python que quería dejar la serie.
De hecho ya andaba con otros proyectos como la compañía 'Video Arts'.
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Lo convencieron para seguir una temporada más, pero al acabar la tercera sentía que se repetían y eso, junto a las divergencias personales y creativas con Graham Chapman, le empujaron a romper con la tropa.
Solo quería escribir algo con su mujer, Connie Booth, pero ¿sobre qué?🤔
Wilder tuvo diferentes coguionistas, aunque con dos tuvo una relación más fructífera: Charles Brackett, hasta 1950, y I.A.L Diamond, que lo acompaño durante más de 25 años.
Con Brackett era una colaboración; con Diamond, una hermandad. Se entendían. Se llevaban más que bien.
Empezaron a colaborar en 'Ariane' y desde entonces ya no dejaron de hacerlo.
En su haber: 'Con Faldas y a lo loco', 'Irma la dulce', 'Uno, dos, tres' y 'El apartamento', por la que ganaron el Oscar en 1960. Su agradecimiento es directo, preciso y sutil como sus guiones.