El episodio en el que Cristo calma las aguas de la tormenta se recoge en los tres Evangelios sinópticos, así como aquel otro en el que Cristo camina sobre ellas.
Hay que tener presente, antes de avanzar, que estos pasajes guardan un alto contenido epifánico, es decir, son episodios en los que la identidad de Cristo empieza a sospecharse.
Empieza a manifestar una serie de atributos que lo separan del resto de los hombres, hasta tal punto que pueda parecer que sea algo más:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?». Mat 8, 27
¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!». Mar 4, 41
¿Pues quién es este que da órdenes incluso al viento y al agua y lo obedecen? Lucas 8, 25
También, es relevante para la discusión destacar que, en el Antiguo Testamento:
a) El poder para calmar una tempestad es un ejercicio de potestad divina:
Tú tienes dominio sobre la braveza del mar. Cuando se levantan sus olas, tú las calmas. Salmos 89, 9
b) Así como el de caminar sobre las aguas:
El solo extendió los cielos. Y anda sobre las olas del mar. Job 9, 8
Sin embargo, me quiero centrar en este detalle: Cristo dormía en la barca.
Se han dado diversas interpretaciones a este hecho, desde resaltar la humanidad de Cristo hasta la exaltación de su confianza en la providencia, entre otras.
Sin embargo, puede que haya algo más.
Dentro de la simbología bíblica, el mar suele verse como la personificación de las fuerzas del mal, el caos, el desorden.
Y yo me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos.
Apocalipsis 13, 1
Puede que sea esta la razón por la que en el Evangelio de Marcos las expresiones utilizadas en este episodio sean prácticamente idénticas a las usadas en los exorcismos:
Y levantándose, reprendió (ἐπιτιμάω) al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece (φιμόω). Mar 4, 39
καὶ ἐπετίμησεν αὐτῷ ὁ Ἰησοῦς Φιμώθητι
Pero Jesús le reprendió (ἐπιτιμάω), diciendo: enmudece (φιμόω). Marcos 1, 35
Pero, ¿qué puede significar esto?
1. Cristo duerme en la barca
2. Los discípulos le llaman pidiendo auxilio en unos términos muy parecidos a los del Salmo 107:
"Los que descienden al mar en naves y hacen negocio en las muchas aguas. Ellos han visto las obras de Dios (…).
Tiemblan y titubean como ebrios, y toda su ciencia es inútil. Entonces 𝐜𝐥𝐚𝐦𝐚𝐧 𝐚 𝐃𝐢𝐨𝐬 en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Cambia la tempestad en sosiego, 𝐲 𝐬𝐞 𝐚𝐩𝐚𝐜𝐢𝐠𝐮𝐚𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐨𝐧𝐝𝐚𝐬".
3. Cristo se levanta y “reprende” a las aguas que, en innumerables pasajes del AT y del NT, simbolizan las fuerzas del mal.
La respuesta puede ser que los evangelistas estén aludiendo a algo que a los receptores originales del Evangelio les sería familiar: el dios durmiente.
En la cultura del Oriente Próximo son numerosos los ejemplos en los que los dioses descansan después de haber derrotado a las fuerzas del caos.
Como aquí me quiero centrar en la Biblia, me remito al artículo que pondré en Drive para que veáis más ejemplos.
En el Antiguo Testamento hay muchos ejemplos, pero este de Isaías es una buena muestra de Dios durmiendo después de destruir a los monstruos del caos:
"¡Despierta, despierta, revístete de fuerza, brazo del Señor, despierta como antaño, en las antiguas edades!
¿No eres tú quien destrozó el monstruo y traspasó al dragón? ¿No eres tú quien secó el mar, las aguas del gran océano, el que hizo un camino en la profundidad del mar para que pasaran los redimidos?" Isaías 51
Aquí Israel eleva su lamento a Dios.
El templo ha sido destruido y el pueblo elegido se encuentra cautivo en tierra extranjera.
Pareciera que las fuerzas del mal están revirtiendo el orden de la creación: ahora parece que es Dios quien se ve abrumado por el mal.
Sin embargo, en este capítulo Dios responde que no es él el que está dormido, sino Israel.
Las penalidades que sufre el pueblo no son producto de la impotencia de Dios, sino el castigo a la falta de fe. Israel está cautiva porque Dios les ha dado de beber la copa de su ira.
Pero la copa de la ira se ha consumido, e Israel volverá a casa.
Este tipo de lamentos, en los que Israel pide a Dios que despierte, son muy frecuentes, y siempre acaban de la misma forma: dando a entender que, aunque Dios parezca que duerme y las fuerzas del mal avanzan,
él tiene todo bajo control, porque estas fuerzas, aunque a veces no lo parezca, ya están derrotadas.
Recapitulando, esto lo podemos ver en el episodio de Cristo durmiendo en la barca.
Se levanta una tempestad (el mal), Cristo (Dios) duerme, los discípulos (Israel) sienten que van a perecer (falta de fe), Cristo (Dios) despierta, reprende a las aguas (el mal), y les dice a los discípulos:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
No es casualidad que en Mateo encontremos una pequeña variación. Cuando se levanta la tempestad, los discípulos se dirigen a Cristo con el término griego "kyrios", la traducción más frecuente que se hace en la LXX para el nombre Yahveh.
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
El artículo que he tratado de resumir en pocas línea es The Sleeping God: An Ancient Near Eastern Motif of Divine Sovereignty.
Ya lo tenéis en el Drive.
Como siempre, agradezco mucho que compartáis el contenido si os gusta.
Muchas gracias
Decidme si os ha parecido igual de interesante que a mí.
Los libros del sacerdote Joseph Fitzmyer, en especial sus comentarios a distintos libros de la Biblia, son de lo mejor que he leído. Lo que estoy aprendiendo con él no tiene nombre.
Esta tarde os subo material suyo a la carpeta compartida de Drive.
Hay que saber un poco de griego para poder seguir sus comentarios, eso sí.
Voy a estar joseándole material por aquí durante mucho tiempo.
Estas palabras están en boca de millones de creyentes, especialmente estos días.
Como saben, la oración tiene su origen en las palabras de Gabriel a María:
(...) Dios envió al ángel Gabriel a la ciudad galilea de Nazaret para ver a María, una virgen que estaba comprometida con José, un hombre que era descendiente de David. El ángel entró en donde ella estaba y le dijo: «¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo.»
Lucas 1, 26-28
"Muy favorecida!", "¡Amada!", "¡Llena de gracia!", "tú que has recibido el favor de Dios!", "favorecida de Dios".
"κεχαριτωμένη" (kecharitōmenē), forma del verbo χαριτόω (charitoó).
Se trata de un verbo que sólo se utiliza dos veces en todo el Nuevo Testamento.
Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
La palabra que aquí se traduce como "unigénito" suele traducirse también como "único".
Sin embargo, ambas traducciones creo que pierden un matiz importante del original griego.
Y es que incluso desde posturas tendentes al arrianismo, se utilizó este versículo para defender generación del hijo por el padre, antes de la cual el hijo no existía.
Esto puede deberse a que durante mucho tiempo no se comprendió del todo bien la etimología.
Ayer vimos cómo la elección de una palabra por parte de Mateo en el Evangelio nos llevaba a muchas conexiones con el Antiguo Testamento.
Hoy no nos vamos a centrar en una palabra, sino en un patrón, para comprender más qué significa que Cristo sea Rey.
Porque Dios se expresa en la Escritura a través de patrones, y la repetición de los mismos en la vida de Cristo nos ayuda a comprobar cómo el Antiguo Testamento apuntaba a su vida durante su ministerio.
¿Cómo habla el Antiguo Testamento de los reyes? ¿Cómo se ascendía al trono?
El patrón que vamos a ver es el siguiente: en la vida de los reyes de Israel hallamos la siguiente constante:
𝟏. Son ungidos (implícita o explícita)
𝟐. Hay una demostración de su valía como guerrero y mandatario.