Thread by @Chongxi_Bai

【𝗟𝗮 𝗽𝗼𝗹í𝘁𝗶𝗰𝗮 𝗿𝗲𝗹𝗶𝗴𝗶𝗼𝘀𝗮 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗘𝗴𝗶𝗽𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗡𝗮𝘀𝘀𝗲𝗿】✍️🏽

Por las redes lleva tiempo rondado este video de un discurso del presidente Nasser en 1958 acerca de las mujeres y la obligatoriedad del hijab, lo cual ha creado una falsa imagen acerca de Nasser y la errónea idea llevó acabo una secularización del país.

Empecemos por el hecho de que el uso del hijab ya desde mucho antes de que Nasser ascendiera al poder no era generalizado entre la clase urbana, y ya para inicios del siglo XX la mayoría egipcias urbanitas no lo empleaban más allá de en ceremonias religiosas.

Donde sí tenía presencia y un uso más generalizado era en las regiones rurales, mucho más atrasadas, tribales y deprimidas que las modernizadas ciudades como El Cairo o Alejandría. El uso del mismo no era exclusivo de las mujeres musulmanas, también de las coptas.

Se recurre mucho también a emplear imágenes de las universidades egipcias en aquellos años (c. 1950–1970), donde podemos ver a mujeres sin velo. Sin embargo, esto que vemos tampoco era una escena en lo absoluto inusual antes de la Revolución de 1952.

Foto de 1959👇🏽

Os puedo poner esta imagen de la Universidad de Alejandría en 1949, por ejemplo.

Misma escena que la imagen anterior durante el nasserismo. La mayoría las muchachas que aparecen en estas imágenes, tanto la de 1949 como 1959, pertenecían a la clase media y alta urbana del país.

Nasser, en todo caso, favoreció la integración de las clases marginales y rurales en el sistema educativo y brindó mayor acceso a la formación gracias a sus reformas, pero las políticas «secularizantes» no fueron impulsadas por su gobierno ni buscó profundizar en ellas.

Por el contrario, como veremos, su gobierno fue notablemente conservador en lo religioso y favorable a una readopción de los valores islámicos en la educación y las instituciones como reacción a las reformas occidentalizantes llevadas a cabo por sus predecesores liberales.

Las políticas liberales y modernistas en cuestión se remontan al Jendivato, más concretamente al gobierno de Isma'il Pasha (1863–1879), quién buscó importar a Egipto las reformas occidentalizantes del Imperio Otomano –«tanzimat»– y construir un estado moderno «a la europea».

Fue el gobierno de Isma'il quien sentó las bases para el actual estado egipcio y promovió una (relativa) secularización de su sociedad, promoviendo importantes reformas en material social, educativa y distanciando al clero de los asuntos políticos y jurídicos.

Por ejemplo, adoptando una constitución fundada en los valores ilustrados y dando pie a un sistema jurídico que incorporase y diese mayor peso al derecho civil sobre el derecho islámico (Fiqh) y su aplicación a través de la shari'a, que se limitaría más a asuntos familiares.

En pocas palabras, las reformas condujeron a la creación de un sistema mixto, notablemente secularizado, que reconoce tanto, pero sobretodo, el derecho civil laico como el fiqh, que fue tradicionalmente la principal fuente legislativa del Estado.

Este sistema mixto que acabo de comentar es el que prevalece hoy en la mayoría de naciones islámicas del mundo, existiendo solo tres países —Arabia Saudita, Afganistán y Maldivas— que reconocen el fiqh como única fuente jurídica.

Hasta Irán, que como sabéis da mayor importancia al fiqh y aplica la shari'a a nivel estatal, reconoce un derecho civil inspirado en el Código Napoleónico en su sistema jurídico.

Pero sin desviarnos y volviendo a Egipto. Las reformas del gobierno de Isma'il fueron continuadas por sus sucesores, edificándose el estado egipcio moderno con ellos.

En 1919, influidos por dichos valores ilustrados y progresistas y buscando su defensa y consolidación, el Partido Wafd —democrático, parlamentarista y liberal— llevará a cabo su propia revolución. De ello se adoptará una Constitución a imagen y semejanza del las europeas en 1923.

La Constitución perseguía consolidar las reformas de los gobiernos anteriores e impulsar un proyecto de gran reforma que convirtiese a Egipto en una monarquía constitucional moderna a la europea. Saad Zaghloul —El Atatürk egipcio— fue el principal impulsor de este proyecto.

Como venía diciendo, para 1952, año que tuvo lugar la revolución, casi nadie en las regiones desarrolladas usaba hijab u otras formas de velo, algo lo cual había sido aceptado y tolerado hasta por las autoridades religiosas en sintonía de este proyecto liberal-reformista.

Incluso Hassan al-Bannā (1906-1949), fundador en 1928 y guía espiritual de Hermanos Musulmanes, si bien consideraba que el uso de hijab era preferible y deseable por una cuestión de pudor y devoción, mostró abiertamente su rechazo a la imposición forzosa del mismo.

Habiendo desmontado la idea de que Nasser trajo «el secularismo» a Egipto, pasemos entonces a hablar de cómo era el gobierno nasserista en cuanto a materia religiosa. Acompañadme 👇🏽

Quizás convenga empezar a hablar por un hecho que casi nadie en Occidente conoce, y ese hecho es que Nasser fue miembro de Hermanos Musulmanes. En total fue miembro de la misma unos quince años, desde su adhesión en los años treinta hasta su salida en 1949.

Esto no debería ser algo sorprendente en verdad: Nasser, como muchos otros jóvenes de clase humilde de aquellos años, se vio fuertemente atraído por el jeque al-Bannā, un auténtico movilizador de masas que agitó las mentes y corazones de millones de egipcios.

Durante su larga estancia en la Hermandad —a la par que militaba como Camisa Verde para el partido fascista Joven Egipto (Misr al-Fatah)—, conoció a otros oficiales militares que más tarde formarían parte de su gobierno.

Nasser, como otros miles de ikhwanis, abandonó la organización después de que el jeque al-Bannā fuese asesinado el 12 de febrero del 49 y se produjese una grave crisis interna por su sucesión.

Esto sumado a una intensa represión por parte de las autoridades a lo que consideraban una organización subversiva. Egipto pasaba una situación muy peliaguda y sensible, tanto económicamente como socialmente, agravada tras la derrota en la Guerra Árabe-Israelí.

Guerra en la cual, por cierto, Nasser participó como subcomandante de las fuerzas egipcias responsable de asegurar Faluya y además resultó herido en combate. Tras su regreso a Egipto como un héroe de guerra, el clima político ponía en grave peligro su carrera militar.

Muchos de sus compañeros fueron arrestados y se llevó a cabo una limpieza de ikhwanis en las filas de las Fuerzas Armadas por temor a un alzamiento militar ante el creciente descontento. Tras la muerte de al-Bannā, la organización nunca se recuperó totalmente.

Nasser se vio obligado a tomar distancia con la Hermandad, pues su membresía, así como entre otras cosas su previa militancia en el desaparecido Joven Egipto y su relación con el muftí palestino Amin al-Husseini, le tornaban en una figura sospechosa a ojos de las autoridades.

El jeque al-Bannā influyó profundamente en Nasser con su sentimiento anti-colonial, anti-británico y anti-comunista. Todos aquellos discursos sobre el resurgir de la fe, la defensa de la patria y las demandas de justicia social impactaron en el joven oficial como en millones.

Gamal siempre fue alguien muy curioso y lector, por lo que ya estaba familiarizado con muchos teólogos, reformistas islámicos y teóricos políticos de ese entonces. Por ejemplo, se sabe que durante su juventud estudió a profundidad la obra del islamista 'Abd al-Rahman al-Kawakibi.

El propio Nasser reconocería que al-Kawakibi, quien creía que solo un estado árabe unificado traería el resurgir espiritual del Islam en el siglo XX, fue quién le influyó a la hora de abrazar el nacionalismo árabe

Sello de 1959 de la República Árabe Unida conmemorando el fallecimiento de al-Kawakibi, presuntamente asesinado por orden de las autoridades otomanas en fechas no del todo esclarecidas.

Para al-Kawakibi, la unificación árabe en una única nación no era únicamente una meta política como lo habrían desarrollado los filósofos nacionalistas de la Nahda, si no también una misión espiritual y religiosa del pueblo árabe, destinado a liderar al mundo islámico y la ummah.

Cuando el 23 de julio de 1952 los Oficiales Libres, célula nacionalista dentro de las Fuerzas Armadas, toman el poder, los Hermanos Musulmanes se pronuncia a favor del golpe y da la bienvenida al nuevo régimen militar revolucionario.

Hermanos Musulmanes abraza la revolución nacionalista y clama que el pronunciamiento de los Oficiales Libres habría salvado al país del desgobierno y de una inminente guerra civil.

Muchos de los partícipes del golpe eran, o habrían sido, ikhwanis, entre ellos el propio Nasser.

Los Hermanos Musulmanes tuvieron, desde un primer momento, un asiento garantizado en el nuevo régimen. Entre los primeros decretos de los Oficiales Libres se encontraba el llamado a formar gobierno.

Se encomendó a Ali Mahir, un aristócrata vinculado a la derecha política y a Hermanos Musulmanes quién previamente ya había servido como Primer Ministro en los años treinta y cuarenta.

El pasha Ali ejerció como Primer Ministro, presidiendo un gobierno provisional hasta septiembre, cuando el Consejo del Mando Revolucionario —órgano de jefatura estatal colectiva—, le cesó y nombró a Mohammed Naguib —quien también era presidente del Consejo— en el cargo.

El Consejo del Mando Revolucionario —llamémosle CMR— igualmente abolió el parlamento hasta 1956 y creó en su lugar un consejo civil provisional, en el cual se encontraban los principales dirigentes de Hermanos Musulmanes, incluyendo su Guía General, Hassan al-Hudaybi.

Al-Hudaybi ocupaba el cargo de Guía General desde 1951, siendo la segunda persona en ocupar dicho cargo desde el asesinato de al-Bannā y dos años del puesto en vacancia, y cuya elección para guiar a la Hermandad fue más fruto de la casualidad y las conexiones que el merito.

Durante los primeros años de la revolución (1952–1954), Hermanos Musulmanes gozó de un amplio poder político en las instituciones, ejército, educación y poder administrativo y religioso del país. Existía una relación muy cordial entre la Hermandad y los Oficiales Libres.

Bajo el lema de «Unidad–Orden–Trabajo», el 23 de enero de 1953 el CMR decidió declarar la abolición de todos los partidos políticos y establecer un brazo partidista en busca de crear una base popular yque fungirá como partido único: El Comité de Liberación (هيئة التحرير).

El Comité y su fundación es anunciada por Naguib (presidente del CMR), Nasser (vicepresidente del CMR), Fathi Radwan (líder del partido fascista Joven Egipto y Ministro de Propaganda hasta 1958) y el jeque Ahmed Hassan al-Baqouri (portavoz y número 2 de Hermanos Musulmanes).

Rápidamente se crea el Consejo Supremo del Comité de Liberación, el cual servirá como jefatura colectiva del Partido Único.

El Consejo Supremo se encuentra conformado, además de los mencionados, por: Salah Salem (militar), Anwar Sadat (militar), Kamal al-Din Hussein (militar e ikhwani), Ahmed al-Sherbasi (clérigo), Ahmed Abdullah Toaima (político civil) y Hussein al-Sid Abdul Qadir (político civil).

Es preciso aclarar que la Hermandad no se abolió pues no era un partido político como tal, si no una organización religiosa. Su existencia fue tolerada dentro de las instituciones del régimen y la doble militancia entre esta y el Comité de Liberación permitida.

Sin embargo, esta cordialidad entre la Hermandad y los militares comenzó a deteriorarse. Una de las razones fue la desconfianza de al-Hudaybi hacia Nasser, cuyas políticas y pretensiones asustaban a la facción más conservadora y reformista del nuevo gobierno.

Nasser y Naguib se alternaron la jefatura del gobierno (Primer Ministro) al mismo tiempo que el primero fungía como vicepresidente y el segundo como presidente del CMR (jefatura de Estado).

En estos puestos, Nasser fue el arquitecto de una profunda reforma agraria. Las reformas de Nasser, mucho más radicales que las de Naguib, además un mucho mejor orador, le valieron convertirse en el favorito del pueblo egipcio.

Aunque Naguib estaba un puesto por encima dentro de la jerarquía de mando, Nasser se convirtió en, indiscutiblemente, en el rostro de la revolución a ojos de su pueblo.

Naguib quedó eclipsado ante su carismático compañero, los egipcios clamaban su nombre; ¡NASSER!, no el suyo.

Esto incomodó a las clases más altas y privilegiadas —aristócratas, terratenientes, clero conservador— quienes temían que Nasser y sus seguidores se alzasen con el poder —conformados mayormente por capas bajas y burguesía industrial— y se sentían más cómodos con el tibio Naguib.

Nasser no solo pretende hacer hincapié en los principios sociales, sino darle verdadero sentido a la idea de una Revolución —en mayúsculas—, buscando demoler y reconstruir de cero las bases del Estado egipcio y dar un giro de 360º en su política, tanto interior como exterior.

Aunque muchos ikhwanis aclaman a Nasser y se inclinan de su lado, al-Hudaybi se inclinará hacia Naguib y la facción moderada de la revolución.

En 1954 se desata una auténtica confrontación entre los partidarios de Nasser y Naguib.

Ambos se disputarán el liderazgo de CMR y las riendas de Egipto. La Hermandad estaba dividida en cuanto a quien apoyar, pero al-Hudaybi se encontraba comprometido con Naguib y sus partidarios y se pronuncia a favor de estos tras varios meses de neutralidad oficial.

Muchos ikhwanis criticaron a al-Hudaybi por ello, afirmando que este habría transformado a la organización de al-Bannā en «una organización de aristócratas» y «en una organización de palabras y no de acción».

Esto también será aprovechado por los nasseristas para desacreditar a al-Hudaybi ante los ojos de sus partidarios y buscar apropiarse de la imagen del jeque al-Bannā para debilitar el liderazgo de la Hermandad.

Nasser recuerda la obra y legado de al-Bannā y su martirio, apropiándose de este como un mártir de la revolución y héroe del pueblo egipcio, clamándose así mismo como un discípulo suyo y continuador de su legado y su sueño de un Egipto libre, soberano e islámico.

Incluso haciendo actos públicos con final propagandísticos, tales como visitar la tumba del difunto Guía General y recitar al-Fatiha junto al hermano del jeque, Abdul Rahman al-Bannā. Actos que tuvieron gran repercusión mediática y en la opinión pública.

Nasser también buscó reunirse con distintos eruditos religiosos y figuras de gran respeto de la Hermandad en su búsqueda de deslegitimar a al-Hudaybi y sus partidarios y fragmentar a la organización.

El profesor Abdel Qader Odeh (izq) y el jeque Muhammad Farghali (der), dirigentes de Hermanos Musulmanes, junto a Gamal Abdel Nasser. Sin embargo, ambos se negarán a apoyar a Nasser frente a Naguib y serán ejecutados durante la purga del 7 de diciembre de 1954 como represalia.

La prensa nasserista trató por todos los medios de hundir y derrumbar la figura de al-Hudaybi, algo que no era especialmente difícil sabiendo su gusto por las mujeres y el alcohol, el cual entraba en conflicto con la retórica religiosa de la Hermandad.

El 26 de octubre de 1954, un ikhwani abrió fuego contra Nasser durante un discurso en un incidente conocido como «El incidente de Mansheya». Nasser resultó ileso, y el incidente, para algunos una falsa bandera, paralizó a Egipto entero.

Nasser y la prensa partidaria rápidamente apuntaron a al-Hudaybi de estar detrás. El Guía General negó las acusaciones, se desentendió de cualquier acto de violencia y afirmó que el incidente habría sido una maquinación de los nasseristas, un montaje, para hundir su figura.

Hubiese sido real o no, este hecho fue astutamente utilizado por Nasser para hundir políticamente no solo a al-Hudaybi, si no también a Naguib. Los nasseristas acusaron al presidente Naguib de estar asociado con el acto terrorista y presentaron una moción de censura.

La moción prosperaría, Naguib fue cesado por el CMR de todos sus cargos el 14 de noviembre de 1954 y condenado a arresto domiciliario. Nasser, como vicepresidente del mismo, tomó el mando del CMR y se convirtió oficialmente en Presidente de la República de Egipto.

Entre las primeras medidas de Nasser se encontraron el arresto de al-Hudaybi y otros dirigentes de la Hermandad, la cual a su vez fue prohibida. El 7 de diciembre de 1954 tuvo lugar una ejecución masiva de ikhwanis que se abrían opuestos al ascenso de Nasser.

En cuanto a al-Hudaybi, fue condenado a cadena perpetua y trabajos forzados y deportado a un campo de concentración, aunque más tarde fue liberado del mismo y su sentencia conmutada a arresto domiciliario, en el cual murió en 1973.

A los ikhwanis se les dio dos opciones: Abandonar la Hermandad y seguir en el gobierno e instituciones, o quedarse en ella y sufrir las consecuencias. Algunos eligieron la primera opción, otros se revelaron contra Nasser y acabaron entre rejas, exiliados, torturados o asesinados.

Un caso notario de lo primero fue Kamal al-Din Hussein, un militar miembro y previamente con estrechos vínculos con la dirección de la Hermandad, nombrado Ministro de Educación por Nasser.

Hussein, un ikhwani que tomó parte activa en el golpe del 52, ejerció como M. de Educación entre 1954 y 1959 y fue padre de un nuevo sistema educativo que incluyó la readopción del carácter religioso en la misma, algo que igualmente veremos más adelante a más detalle.

Hussein igualmente servirá como Primer Ministro entre 1960 y 1961 y como Vicepresidente entre 1961 y 1964.

Creo yo que todo esto desmonta el mito de que Nasser aplastó a los ikhwanis por secularismo, si no que lo hizo para centralizar su poder y mando.

Cuando Nasser da su famoso discurso que tanto ha circulado en las redes en 1958, la mayoría de los líderes de los Hermanos Musulmanes están muertos o pudriéndose en prisión. El discurso es una afirmación burlesca —Nasser era conocido por su humor negro— de su victoria política.

La anécdota que Nasser narra de la hija del Guía —en dicho momento al-Hudaybi, quién se encontraba en un campo de trabajos forzados para 1958— y su charla con este es una historia ficticia, una broma, un comentario jocoso, sarcástico y hasta algo cruel.

En el libro (Filosofía de la revolución), publicado en 1954 en medio de su lucha por el poder, Gamal Abdel Nasser describe su misión, su proyecto político, como la suma de tres círculos, tres misiones, tres objetivos: El círculo árabe, el círculo africano y el círculo islámico.

Esto es: panárabismo, panafricanismo y panislamismo.

El primero como la unión de todos los estados árabes en una República Árabe Unida, la segunda como el compromiso del estado árabe con África y su apoyo a su descolonización y su cooperación en forma de una comunidad política

y solidaridad con el mundo islámico, persiguiendo la creación de un bloque islámico opuesto tanto a la influencia estadounidense-europea y soviética en sus tierras: Dar al-Islam. Un bloque en la escena diplomática que sirva como alternativa a la dialéctica de la guerra fría.

Con su analogía de los tres círculos Nasser deja claro a su pueblo cual es la misión histórica de Egipto en su revolución. No es un Egipto aislacionista, es un Egipto destinado a ser cuna del Estado Árabe Unido con el que tanto se soñó, es un Egipto destinado a liderar África

y luchar por su liberación, es un Egipto que será el adalid de la ummah y del Islam, la voz y representación de todos los musulmanes del mundo a los que el colonialismo les negó voz. El Egipto de Nasser es un expansivo, imperial, soberano, árabe, africano e islámico.

Nasser no solo fue un panarabista, además, siempre fue un panislamista. y esto tuvo una notable repercusión la dirección que emprendió su política exterior, encaminada a forzar los lazos entre las naciones islámicas a lo largo y ancho del globo.

Nasser nos habla de una tercera posición en medio de la Guerra Fría. Nasser hace un llamado al pueblo egipcio de rechazar ambas vías —capitalismo y comunismo— y enfocarse en un socialismo nacional (árabe) e islámico.

Un socialismo alejado del materialismo y el ateísmo que «ambas ideologías procesan», llamando a abrazar la patria y la fe como los dos grandes pilares de un socialismo propio: Un socialismo árabe, por y para árabes.

Nasser anuncia que su revolución pretende devolverle la dignidad y la soberanía a Egipto y a todos los árabes, un resurgir a nivel nacional y espiritual, y que para ello si revolución superará los viejos conflictos abiertos por la anterior monarquía liberal.

Lucha de clases, lucha de credos, de tribus... Nasser aboga poner fin a estas luchas que llevan desangrando a Egipto y dividiendo a su pueblo, proponiendo la colaboración de clases y la colaboración de creyentes frente a la usura, el sionismo, el marxismo y el ateísmo.

La retórica religiosa estará presente durante todo su discurso político, por ejemplo, Nasser describe la defensa de la patria y los valores nacionales como una «jihād» —esfuerzo o sacrificio de un devoto— y más que una lucha política, un deber religioso de todo musulmán.

Durante la Guerra del Sinaí, Nasser describe la contienda como una «jihād del pueblo egipcio» frente a lo intereses imperialistas extranjeros y sionistas. La lucha por la unidad de los árabes es también una lucha religiosa pues era la lucha de una nación musulmana un colonialismo

que era hostil y contrario al Islam, una fuerza que sometía a los musulmanes. Allah (Dios) siempre solía estar presente en sus discurso, Nasser siempre invocaba su figura y su voluntad en sus decisiones y en los devenires del destino.

Nasser correlacionó el proyecto socio-económico y político del profeta Muhammad con uno de estado y se refirió a la Carta de Medina como «La fundación del primer Estado socialista». Claro, hablamos de su interpretación de socialismo, no de uno marxista.

Como dijo en su discurso en el noveno aniversario de la revolución el 22 de julio de 1961:

«El Islam en sus primeros días fue un proyecto socialista. El estado que creó el Islam fue una forma temprana de socialismo y el Profeta Muhammad (SAWS) fue el primer socialista».

Para Nasser, decir «socialismo islámico» resultaba redundante pues creía que los principios del Islam eran inherentemente socialistas y construir un Estado social y ejercer la Justicia Social eran, así mismo, ejercer con la voluntad de Dios.

El gobierno de Nasser es, hasta la fecha, el gobierno egipcio que mayor cantidad de dinero ha invertido en materia religiosa con amplia diferencia. Durante su mandato (1954–1970) el número de mezquitas en Egipto se incrementó de diez mil a ventiun mil.

Nasser abogó por la necesidad del resurgir de la fe islámica en el pueblo egipcio, la cual se estaba perdiendo frente a la influencia occidental promovida por el imperialismo y los anteriores gobiernos liberales. Recuperar la fe era también recuperar la esencia nacional.

Nasser denunció que las políticas de los anteriores regímenes habrían cometido el error de distanciar a la religión del Estado, haciéndolo algo prácticamente ajeno y así llevar al absurdo de enfrentar la religión con la política, dos cosas que iban de la mano para él.

Así Nasser buscó poner fin a las políticas anticlericales y conseguir la reconciliación del clero egipcio con el Estado. Con la implementación de la Constitución de 1956, Egipto pasa a reconocer el Islam como la religión de estado y la validez jurídica de la shari'a.

Entre 1956–1958 se implementarán una serie de reformas religiosas en las cuales el Estado liberalizará la actividad de clero y le proporcionará mayor acceso y participación en el poder político, jurídico y educativo. Figuras como Mahmud Shaltut serán clave en estos procesos.

Nasser le dejó claro al jeque Shaltut una cosa: La religión no podía ponerse por encima del Estado, el Estado estaba encima de todo y tanto la religión, como las clases, la política, la vida económica, partido y demás estaban supeditas al Estado como órgano colectivo que las une.

Para quienes lo desconozcan, el jeque Mahmud Shaltut fue un erudito reformista islámico, discípulo de la escuela de pensamiento de Muhammad 'Abduh y aliado político clave de Nasser. Fue Gran Imán de Al-Azhar entre 1958 hasta su muerte 1963.

Shaltut intentó demostrar que la shari'a no era un obstáculo para la sociedad moderna, sino más bien la guía a través de los cambios y adversidades que la sociedad moderna trae consigo, una inmanencia, leyes atemporales que resisten al tiempo y a las transformaciones.

La admiración por el jeque Shaltut creció rápidamente y su decisión sin precedentes de transmitir regularmente sermones religiosos y responder preguntas de aquellos que tenían dudas o críticas solo mejoró su reputación.

Estas transmisiones fueron publicadas más tarde por el Ministerio de Orientación Nacional como Ahadith al-sabah fi'l-Midhya y Yas'aluna (Pregúntenos).

Su capacidad para comunicarse con las masas le valió muchos oyentes mientras hablaba de diversos temas relacionados con la sociedad musulmana contemporánea, como el derecho de familia, la defensa de la propiedad privada, la natalidad y la poligamia, por citar algunos temas.

En esencia, el jeque Shaltut creía que la relevancia de la ley shari'a en la actualidad no debía verse socavada. Shaltut también es recordado por alentar las interacciones armoniosas entre musulmanes y miembros de la religión chiíta.

Mantuvo estrechas relaciones con prominentes figuras chiítas como el iraní Sayyid Hossein Borujerdi e hizo campaña con entusiasmo por la discusión abierta y la cooperación entre las dos religiones, buscando superar las diferencias y fomentar la unidad en nombre del panislamismo.

Shaltut es tan importante para entender el Egipto de Nasser pues fue el arquitecto de la reconciliación entre Estado-Iglesia, fue quién se aseguró la aprobación y lealtad del clero islámico al proyecto nasserista y sentó las bases de la gran reforma islámica impulsada por Nasser.

Nasser clamó haber puesto fin a un conflicto histórico entre la Religión y el Estado, del mismo modo que afirmó haber puesto fin a la lucha de clases mediante la cooperación entre trabajadores y propietarios. Estado y Religión trabajaban juntas una vez más en armonía.

Durante la anteriormente citada reforma educativa de Hussein, se promovió la participación del clero en la enseñanza y educación. El Ministerio de Educación reincorporó la asignatura de religión como asignatura religiosa, y no solo eso, si no que convirtió a la asignatura de

religión en la más importante de todas las asignaturas por primera vez en la historia de Egipto, una asignatura cuyo aprobado dependería el éxito o el fracaso estudiantil. Se le brindó además a los cristianos el derecho a cursar dicha asignatura en su religión.

Durante la era de Nasser, la Universidad de Al-Azhar se desarrolló y transformó en una universidad moderna en la que las ciencias naturales se enseñan junto con las ciencias religiosas.

Debe tenerse en cuenta que la enseñanza de las ciencias naturales en Al-Azhar se limita a Estudiantes musulmanes de todo el mundo, mientras que los estudiantes cristianos egipcios no podían acceder a dicha universidad, teniendo sus universidades cristianas propias.

El profesor Muhammad Faik narra en su libro «Nasser y la Revolución Africana» que el presidente ordenó la reforma de al-Azhar después de que notó que la situación de los musulmanes en África en materia educativa era claramente desfavorable respecto a los cristianos

dado a que durante el colonialismo europeo en África, estos habrían favorecido a las minorías cristianas e impedido mismo acceso de los musulmanes al estudio. Esto provocó que, tras la descolonización, los cristianos tuvieran el monopolio educativo en países de mayoría musulmana.

Por lo que el presidente Nasser decidió romper este monopolio del poder y facilitar el acceso a becas para entrar en la Universidad Islámica de Al-Azhar en toda África para educar a los musulmanes africanos que no habrían tenido dicha oportunidad.

Nasser se presentó al resto de África como el hombre que brindaría a los musulmanes de todo el continente el acceso medicina, ingeniería, negocios, farmacéutica, agricultura, etc que los colonialistas les habrían negado.

Durante la era Nasser, el presupuesto de Al-Azhar se duplicó siete veces y media. Nasser estableció en 1961 la Ciudad Islámica de la Resurrección en la que decenas de miles de estudiantes musulmanes de Egipto y todo el mundo podrían estudiar en un área de treinta acres.

Es decir, una ciudad universitaria, al estilo occidental, en torno a la Universidad de al-Azhar.

El acceso a la universidad era totalmente gratuita y la residencia en la Ciudad Islámica con fines estudiantiles era costeada por el estado sin intereses.

Gracias a estas reformas, el número de estudiantes en la Universidad Islámica de Al-Azhar se multiplicó hasta ¡doce veces! durante el nasserismo.

El gobierno además estableció la Radio Sagrado Corán, que trasmitía narraciones del Corán durante todo el día. Durante el gobierno de Nasser, todo el Corán se grabó completo en discos y cintas por primera vez en la historia.

El Corán fue recitado entero y elogiado por numerosos locutores egipcios para su grabación y posterior distribución en formado de cinta de forma masiva en todo el país. Las grabaciones del Corán en radio fueron un éxito no solo en Egipto, si no a nivel mundial.

Se produjeron millones de copias, y el estado egipcio invirtió dinero para que dichas cintas fueran traducidas a otros idiomas y facilitar su distribución a nivel global.

La Radio Sagrado Corán empezó a emitir en otros países de habla árabe también. Por lo que el gobierno egipcio facilitó el acceso al Corán y su lectura a millones de árabes.

Durante el gobierno de Nasser, se organizaron competencias y concurosos para memorizar el Corán a nivel de nacional, luego a nivel de todo el mundo árabe y finalmente en todo el mundo islámico.

El presidente Nasser personalmente entregó trofeos, premios y condecoraciones a aquellos que lograron memorizarse las sagradas escrituras, y su azaña difundida por toda la prensa nacional.

Nasser además promovió la creación de la Gran Enciclopedia de Jurisprudencia Islámica, que incluía todas las ciencias y jurisprudencia del Islam. La colosal obra fue dividida en varios volúmenes, traducida y distribuida a nivel mundial.

También durante la era de Nasser, el número de institutos y universidades religiosas, además de Al-Azhar, se multiplicó por cinco. También se apoyó con armamento y apoyo financiero a organizaciones islamistas militantes en otros países con el fin de luchar contra el colonialismo.

Por ejemplo, Egipto fue el principal patrocinador de las fuerzas rebeldes durante la Guerra de Jebel Akhdar (1954–1959) en Omán y también proporcionó respaldo financiero a Musa al-Sadr y sus partidarios en el Líbano.

También se emitieron leyes que prohibían los juegos de azar, los clubes nocturnos, la prostitución, pornografía, limitaba fuertemente el consumo y distribución de alcohol, se aseveraron las leyes contra la homosexualidad, adulterio, apostasía, blasfemia y demás...

Las logias masónicas, clubes rotarios, logias bahá'ís, organizaciones que promoviesen el ateísmo, el fundamentalismo y sectarismo, el marxismo, liberalismo, sionismo y «otras degeneraciones» también fueron prohibidas y perseguidas...

Además de todo lo citado, también se brindó el acceso a educación islámica a las mujeres por primera vez en la historia de Egipto. Anteriormente las mujeres únicamente podían acceder a la educación secular, limitando la educación islámica exclusivamente a los varones.

En 1961 Nasser anunció el inicio de la Revolución Cultural Egipcia e incitó a la juventud y las ciudadanos a salir a las calles y luchar y perseguir a quienes fomentasen la degeneración, el ateísmo y el marxismo.

La Revolución Cultural buscaba la profundización de los valores revolucionarios, incluyendo una reafirmación del nacionalismo árabe, el antiimperialismo y el patriotismo en las masas populares, la defensa de los valores tradicionales y familiares y el cumplimiento de la shari'a.

De 1956 a 1970 el número de mezquitas en todo Egipto pasó de diez mil y a veintiun mil, más del doble. Jamás en la historia del país se ha invertido tanto dinero en materia religiosa. Nasser devolvió al Islam el lugar que creía que se merecía en Egipto.

En cuanto a la religión cristiana, el presidente Gamal Abdel Nasser tuvo una excelente relación con el Papa Kyrollos VI y se implementaron leyes estrictas que brindaba protección a la comunidad cristiana y hacía a todas las iglesias del país lugares protegidos por el Estado.

Nasser le preguntó al Papa sobre el número de iglesias que consideraba oportuno construir anualmente, y la respuesta del Papa fue «de veinte a treinta».

Entonces Nasser decretó que el número de iglesias construidas anualmente fuera de veinticinco y que la autorización de las mismas fuera dirigida y supervisada por el propio Papa a las autoridades oficiales.

Cuando Kirollos VI le pidió a Nasser que lo ayudara a construir una nueva catedral digna de Egipto, y este se quejó de la falta de fondos suficientes para construirla como soñaba, Nasser decidió de inmediato que el estado contribuiría con 167.000 libras esterlinas para la

construcción de la nueva catedral, y que las empresas establezcan Contratación general para el sector público en el proceso de construcción de la nueva catedral.

Nasser también buscó fortalecer relaciones entre él y el emperador Haile Selassie de Abisinia, y aprovechando que este era cristiano, invitó al emperador a asistir a la ceremonia de apertura de la Catedral de San Marcos en Abbasid en 1968.

Nasser personalmente hizo un llamamiento a unificar la Iglesia Ortodoxa Copta y la Iglesia Ortodoxa Etíope en una única iglesia bajo el papado de Kyrollos VI. Sin embargo, la propuesta de Nasser, que estuvo apunto de lograrse, no prosperó.

También durante el nasserismo, Jundi Abd al-Malik (جندي عبد الملك) se convirtió en el único cristiano en la historia de Egipto hasta ese entonces en presidir un ministerio. Fue Ministro de Abastecimiento durante la década de los cincuenta.

Nasser, siendo un devoto musulmán, sentía un profundo respeto hacia la comunidad cristiana, por lo implementó medidas similares en materia religiosa: Creación masiva de iglesias, otorgar poder y participación política al clero cristiano, impresión a gran escala de Biblias

creación de institutos y universidades cristianas, derecho a cursar religión cristiana en las escuelas religiosamente mixtas, representación política y protección a nivel estatal garantizadas.

Se penaron igualmente las blasfemias contra la comunidad cristiana y burlas u ofensas contra su fe, las iglesias al estar protegidas por el estado se convertía en delito grave su profanación.

Por otro lado, si bien había cierta libertad de culto y la shari'a solo aplicaba a la población musulmana, no estaba permitido hacer proselitismo entre musulmanes y si un varón no-musulmán quería casarse con una mujer musulmana debía convertirse obligatoriamente al Islam.

Aún con esto, Nasser fomentó la convivencia entre cristianos y musulmanes, el nacimiento de barrios mixtos y el diálogo interreligioso. Durante su gobierno, las agresiones contra la comunidad cristiana se redujeron prácticamente a cero y a convivencia entre ambos fue positiva.

Pese a no ser un régimen secular, si no un régimen nacionalista árabe e islámico, nunca antes hubo tal armonía entre la comunidad musulmana y la comunidad cristiana de Egipto. Nasser, un confesionalista, logró lo que sus predecesores liberales y laicos no lograron.

Nasser abogó abiertamente por una alianza «sunnita-chiita» y una «alianza islamo-cristiana», llamando a hacer un lado las diferencias y promover la unión ante una misión común:

A saber la defensa de la patria, la comunidad y la fe y frente a una serie de enemigos comunes como lo eran la usura, el imperialismo, el marxismo, la occidentalización, la masonería, el sionismo, el cosmopolitanismo, el liberalismo y el materialismo en general.

«Unidad» fue el gran pilar del nasserismo: Unidad tanto entre clases como entre religiones y cooperación entre sí, también entre las tribus. Unidad entre todos los egipcios, unidad de los árabes, unidad de los africanos y unidad de todos los musulmanes. Unidad y armonía.

Fin.

@Arcdelahistori @esp_soc

Gracias por leer hasta el final.

Espero que este hilo demuestre que en el mundo islámico no todo es blanco y negro y que esa dicotomía entre Islam vs. Secularismo es falsa. Ni todo régimen civil es secular ni todo islamismo (Islam político) es jihadismo.