Siguiendo la distinción que hace Platón entre el filósofo y el "filódoxo" (o "amante de la opinión", como se ha traducido al castellano alguna vez), uno se da cuenta que el núcleo de esa distinción sigue siendo útil en lo que respecta al marxismo.
El pensamiento burgués actual, también hegemónico en la vanguardia proletaria en forma de revisionismo, genera constantemente opiniones subjetivas, posiciones irreflexivas e ideas que, por su inmediatez, no tienen ningún contenido verdadero.
Por eso es tan relevante la tesis de Engels que estatuye que "el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le estudie". No vale con envolver las ocurrencias de uno (o de unos cuantos) en terminología supuestamente marxista para ser realmente marxista.
El marxismo no se reduce a un vocabulario específico, ni es un conjunto de términos que se puedan usar a placer: es una concepción del mundo coherente y sistemática que sólo puede desplegarse a través del análisis científico y la reflexión teórica sobre la praxis revolucionaria.
Sería realmente sencillo para cualquiera (muchos lo hacen) dar forma escrita a cualquier ocurrencia u opinión, espontánea o preconcebida, y presentarla como "marxismo" diciendo, cada dos líneas, "clase", "lucha", "comunismo", "revolución" y "burgués".
Pero las tareas de la revolución exigen hoy algo muy distinto. 
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
