Gustavo Bueno, Etnología y utopía.
Capítulo XI. El «cierre categorial» de la Etnología. Resumen (2/2):
Las dificultades específicas de la Etnología derivan de que su proceder es necesariamente hermenéutico, dado que el plano fenomenológico no puede ser considerado como «lugar de resolución o verificación última». Y esto es lo que obliga a situarse en el nivel de la civilización».
Con lo que precede podemos diseñar el significado de la Idea de Barbarie, en cuanto espacio en cuyo ámbito puede darse un proceso de cierre categorial. Establecimos, como criterio diferencial entre Barbarie y Civilización, la no-transitividad de las relaciones de identificación.
1. El campo de la Etnología, es el campo U constituido por las «culturas bárbaras».
Pero los términos de este campo tanto pueden ser los «rasgos» de cada «cultura» –a, b, c…, n–, es decir, las cabeceras de columna de la Matriz, como las propias «culturas» –A, B…, N– es decir, las cabeceras de fila, tomadas como unidades abstractas (como totalidades).
2. Nos referiremos especialmente a las relaciones lingüisticas, como subclase de las relaciones de identificación. Estas relaciones ligan a los términos-individuos corpóreos de U, y son simétircas, transitivas y reflexivas. Pero no son conexas.
Es decir, no se establecen entre dos cualesquiera de los términos-individuos de U. Por tanto, estas relaciones instauran «clases circunconexas» –clases de equivalencia– en U.
El cociente de U por la relación L –lo que en lógica de relaciones se expresa por la fórmula: U / L = K– es el conjunto de «círculos lingüísticos», que originariamente habría que poner en correspondencia con el conjunto de «culturas bárbaras» (K = { A, B, C…, N }).
Entre las conexividades que forman K, es decir, entre los términos A, B, C, &c., existen relaciones de comunicación simétricas. Esta simetría es la que define la barbarie. La no-transitividad no es, por tanto, un concepto meramente negativo para nosotros (para el investigador).
Contiene algo positivo en el objeto mismo, a saber, el aislamiento de las comunidades. (La Civilización es la negación de este «aislamiento» transitivo y sólo entonces la Barbarie aparecerá como la negación de esta negación).
La ausencia de escritura se conecta ahora con la no-transitividad. En ausencia de escritura, los contactos simétricos entre A y B, entre B y C, no tienen por qué ser transitivos.
3. La Idea de Barbarie, así entendida, aparece como la condición para que se instaure un cierre categorial en el que se recorre la estructura misma de la Barbarie. El «lugar de resolución» de las construcciones dadas por este cierre, son las «culturas» de la clase U.
Cuando el etnólogo compone rasgos a, b, c…, n, para obtener formaciones culturales en cada «cultura», el cierre evidentemente se ha producido. La unidad de cada cultura, para decirlo con palabras geológicas, es más del tipo conglomerado que del tipo cristal.
En el conglomerado existen cristales, incluso maclas; pero no por ello es un «supercristal». Ello no obsta para que las partes del conglomerado no deban adaptarse unas a otras, incluso formar una unidad «termodinámica».
Pero pretender reconstruir «operatoriamente» una cultura concreta total a partir de sus rasgos culturales, sería una empresa análoga a la del geólogo que pretendiese obtener, a partir de la «estructura del todo», la estructura de cada parte cristalina, o viceversa.
También el etnólogo se refiere a las culturas A, B, C… N en sus relaciones. Pero estas relaciones son distributivas: es decir, tanto cuando se atribuye un rasgo común a todas ellas (v. gr. «en todas las sociedades está presente el tabú del incesto»)…
…como cuando la atribución se establece según reglas combinatorias, el lugar de resolución sigue siendo cada cultura particular, considerada como «término».
La Etnología aparece así como la ciencia de la «Barbarie», en tanto que la Barbarie es un campo cerrado en virtud, no sólo de una abstracción, sino de que realmente, en sí mismo, no contiene la «transformación» capaz de conducirlo a la «civilización».
Tal sería el fundamento de la intemporalidad (histórica) de las «sociedades etnológicas».
Los materiales de elección de la Etnología habrán de ser, según esto, principalmente las sociedades «marginadas» de la «civilización» o, dentro de la civilización, los componentes realmente «marginables» que, además, sean de estirpe bárbara –p. ej. el folklore.
El estudio de las sociedades bárbaras, en la medida en que ellas aparezcan como una fase en el proceso de la civilización, pertenecerá ya a la ciencia histórica.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervivencia de los más adecuados. Divergencias de caracteres. Resumen:
Las variedades, aun las muy marcadas, aunque tengan algo de carácter de especies –como lo demuestran las continuas dudas para clasificarlas–, difieren mucho menos entre sí que las especies verdaderas y distintas.
Sin embargo, las variedades son especies en vías de formación o, como las he llamado, especies incipientes.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervivencia de los más adecuados. Extinción producida por selección natural. Resumen:
Debido a la elevada progresión geométrica de aumento de todos los seres vivientes cada territorio está ya provisto por completo de habitantes.
De esto se sigue que del mismo modo que las formas favorecidas aumentan en número de individuos, así también las menos favorecidas generalmente disminuirán y llegarán a ser raras.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervivencia de los más adecuados. Circunstancias favorables a la producción de nuevas formas por selección natural. Resumen:
Un gran número de individuos compensará una variabilidad menor en cada individuo y es un elemento importantísimo de éxito. Cualquier especie que no se modifique y perfeccione en el grado correspondiente con relación a sus competidores será exterminada.
Dentro de una región limitada, con algún puesto en la economía natural no bien ocupado, todos los individuos que varíen en la dirección debida, aunque en grados diferentes, tenderán a conservarse.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervivencia de los más adecuados. Sobre el cruzamiento de los individuos. Resumen:
Todos los vertebrados, todos los insectos y algunos otros grandes grupos de animales se aparean para cada vez que se reproducen. Un gran número de los hermafroditas verdaderos se aparean, o sea: dos individuos se unen normalmente para la reproducción.
Pero a pesar de esto hay muchos animales hermafroditas que positivamente no se aparean habitualmente, y una gran mayoría de plantas son hermafroditas.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervivencia de los más adecuados. Selección sexual. Resumen:
Esta forma de selección depende no de una lucha por la existencia en relación con otros seres orgánicos o con condiciones externas, sino de una lucha entre los individuos de un sexo –generalmente, los machos– por la posesión del otro sexo.
El resultado no es la muerte del competidor desafortunado, sino el que deja poca o ninguna descendencia. La selección sexual es, por tanto, menos rigurosa que la selección natural.
Charles Darwin, El origen de las especies.
Capítulo IV. Selección natural, o la supervivencia de los más adecuados. Selección natural. Resumen:
El hombre no puede crear variedades ni impedir su aparición; puede unicamente conservar y acumular aquellas que aparezcan. Somete a los seres a nuevas y cambiantes condiciones de vida, y sobreviene la variabilidad; pero cambios semejantes de condiciones ocurren en la naturaleza.
¿Podemos dudar que los individuos que tienen ventaja, por ligera que sea, sobre otros tendrían más probabilidades de sobrevivir y procrearse su especie? Por contra, podemos estar seguros de que toda variación en el menor grado perjudicial tiene que ser rigurosamente destruida.