El 18 de noviembre de 1541, Miguel Angel finalizaba el Juicio Final situado en el altar mayor de la Capilla Sixtina. Todo empezó en 1533, cuando Clemente VII, Giulio de Médici, tras asistir en Francia a la boda de su sobrina Catalina con Enrique de Valois, se detuvo en Florencia 
El papa quería dejar constancia en la historia de su paso por el papado. Miguel Angel que no disfrutaba con la pintura, su pasión era "hacer vivir" al mármol, no tuvo más remedio que aceptar el encargo. A su llegada a Roma al año siguiente antes de comenzar, el Pontífice murió.
Le sucedió Pablo III, Alessandro Farnese, que tenía una estupenda relación con el pintor y ratificó la misión. Eran tan amigos, que en Roma el Papa sólo recibía visitas, nunca las realizaba pero era frecuente verle en casa del maestro interesado por los bocetos y dibujos
La iconografía del Juicio Final, hasta entonces inspirada en el evangelio de Mateo y en la Leyenda Dorada, establecía un orden constituido por 4 frisos de figuras donde el Tribunal Celestial (Cristo, la Virgen, Juan el Bautista, los apóstoles y los 24 ancianos del Apocalipsis)...
estaba por encima y a continuación venían la resurrección de los muertos, el pesaje de las almas y la separación entre los elegidos y los reprobados. Miguel Angel rompió ese orden creando un caos con sentido donde las figuras suben y bajan, rotan sobre si mismas, se agrupan...
..e incluso luchan. La influencia y presencia de La Divina Comedia de Dante es notoria. Miguel Ángel no es el que pintó la Capilla Sixtina. Avejentado, pesimista, había conocido las 95 tesis de Lutero, el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V y anticipaba el final del...
y anticipaba el final del Renacimiento y la llegada del Barroco. Desde enero de 1536 a noviembre de 1541, trabajó incansablemente en este fresco de 14,6 x 13,4, con un joven aprendiz que le ayudaba a machacar los colores. En en Vaticano creían que al viejo maestro se le había..
.ido la mano. No sólo era la humanización de los ángeles que aquí no tenían alas, sino que la cantidad de genitales que poblaban la pintura, convertía el fresco en obsceno. Pablo III hacía oídos sordos a las críticas y seguía confiando en Miguel Ángel
El mayor enemigo fue Bagio de Cesena, maestro de ceremonias del papa, del cual Miguel Ángel se vengaría poniendo su rostro a Minos, Juez de los Infiernos, al que una serpiente le muerde el pene. Tras fallecer Pablo III, el Concilio de Trento, decretó que se taparan los genitales
Pio V ordena a Daniele Ricciarelli de Volterra, (desde entonces conocido como Il Braghettone, por añadir trapo (braghe) a las figuras) que realice esa labor, que dentro del desastre, al ser discípulo, intentó no desentonar. Miguel Ángel falleció al mes sin verlo
Desde siglos atrás, Cristo había sido un hombre adulto y barbado, tal y como se veía en el lienzo de la Verónica. Miguel Ángel rompe ese canon y pinta un Cristo joven e imberbe que recuerda al Apolo de Belvedere encarnando el ideal de la perfección divina en la belleza del cuerpo
Para romper aún más la idea típica, minimiza los estigmas y da mayor relieve a la autoridad divina reflejada en su brazo derecho, tenso, con los dedos crispados, en expresión suprema del juicio sobre los pecadores. Un halo le rodea, Él es la luz del mundo como dice la Biblia
La Virgen también es novedosa. La madre intercesora y doliente, orando ante Jesús, de los bocetos, deja paso a otra que aparta el rostro de la "terribilitá" de la condena y en un gesto de esperanza mira a la cruz abajo en enseñanza de cómo seremos salvados si aceptamos la fe
Al lado sitúa el árbol genealógico de Jesús. En primer plano, desnudo, una figura poderosa, está el Bautista. Detrás, Abraham y Sara y delante junto a Juan, Isaac, hijo de los anteriores que se casó con Rebeca, encima de ellos. Su hijo Jacob está encima junto a su hermano Esau
Al lado de Cristo, su linaje más cercano, con velo y túnica, está Isabel, prima de la Virgen y a sus pies, su marido Zacarías, padres del Bautista. La figura de espaldas desnuda que sostiene una cruz es José, esposo de María
A la izquierda encontramos, arriba, cubriéndose con un velo, a una avejentada Eva. Abajo en la izquierda y con el mismo tocado azul con que la pintó en el techo de la Sixtina aparece Judith, la viuda que liberó a su a su pueblo tras decapitar al General asirio Holofrenes
En el vértice contrario, 2 mujeres, una agarrando las caderas de la otra y que corresponden a la iconografía de Niobe y una de sus hijas en un juego de simbolismos puesto que Niobe era (mitología) la más orgullosa de las madres. En el torbellino están las sibilas de la Antigüedad
Al otro lado, a la derecha está Pedro que centra la mirada. Lleva las llaves del cielo. Al lado, con larga barba, su hermano Andrés. Saliendo de las piernas de Pedro aparece una cara, Santiago, a la izquierda, está Juan, el joven Juan, sin barba. Sobre él, la Magdalena
En la nube está San Bartolomé, al que Miguel Angel pinta como el poeta Pietro Aperino, que rechazó para trabajar en la iconografía y se vengó escribiendo versos sobre la homosexualidad del maestro. La piel que sostiene es el propio pintor, indicando que había sido despellejado
En primer lugar aparece Pablo, dando paso al resto. El anciano de larga barba del extremo derecho, sobre la cruz es Adán y arriba, junto a una figura con capucha roja está Noé. El hombre grande que sostiene la cruz es Simón de Cirene, que ayudó a Cristo a llevar el madero
La figura que da paso a las otras con un brazo adelantado es Josué. Su mano es el reflejo de la de Cristo, un juego ya que Josué es Jesús en hebreo. Debajo del brazo está Samuel. Sobre él Salomón, arriba de éste David y Moisés
Debajo de Pedro se sitúan los mártires. Agachado con una sierra está Isaías, sujetando una pequeña cruz el buen ladrón. Catalina de Alejandría lleva la rueda de pincho con la que iba a ser torturada. San Blas lleva los peines metálicos y San Sebastián, las saetas.
Los ángeles anuncian la verdad y llevan la lista de los salvados y condenados. El Libro de la Condenación, dcha, es más grande que el de la Salvación, izqda. Los salvados ascienden al cielo, de nube en nube, con ayuda de los ángeles. Hay una figura encogida que parece un indígena
Al otro lado, derecha, otro detalle, 2 figuras que se aferran a un rosario y podría ser el musulmán con 99 cuentas, correspondientes a los nombres de Alá. De esta manera Miguel Angel reflejaría un cielo abierto para los hombres buenos independientemente de su raza o condición
Es la lucha de ángeles y demonios por las almas. A la dcha mientras un ángel disputa un hombre a un demonio que le agarra, otro pide ayuda mirando al cielo, pero no la obtiene. En el centro, sobre la loma, un hombre ataviado con mortaja gris emerge de donde está enterrado
A la izqda, la única figura que aparece vestida lleva una túnica violácea, color de la penitencia, un sacerdote confesor. Debajo, un grupo de muertos conservan la carne, otros son huesos y otros, a mitad de camino. En la esquina izqda un muerto trata de levantar su lápida.
El infierno de la Divina Comedia de Dante, “¡Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!" para reflejar el inframundo. Es Caronte, el barquero que lleva a los condenados hacia la orilla de la laguna Estigia, la frontera entre la tierra y el mundo de los muertos, y...
... y el mundo de los muertos, y en la que Tetis sumergió a Aquiles para hacerle invulnerable salvo en el talón, lugar por donde le sostenía. Entre el fuego que no puede faltar en el infierno, asoma una cabeza. Es Lucifer.
A la izquierda entrando en el averno una figura entra en la cueva del infierno. Observando su postura, y dado que este fresco estaba en la pared del altar de la capilla, replica la figura del sacerdote que oficia la misa en una última ironía de la genialidad de Miguel Angel.
Y nada más, amiguitos. Que el que no haya ido a visitar la Capilla Sixtina y el Juicio Final que vaya porque es algo maravillosamente único. Y nada que espero que ahora miréis el fresco con otra idea, con la que creemos que lo pintó el maestro Buonarrotti
