En México solemos contarnos cuentitos muy endebles para aproximarnos a nuestro ejercicio democrático... como botón de muestra: la noción del "Macron mexicano".
Apenas conocido el triunfo de Macron en Francia, ya una buena parte de la opinión publicada mexica andaba pulsadísima con él: era un dechado de virtudes, y su irrupción en la política era aire fresco.
De ahí, la opinión publicada derivó que sería oportuno, preciso, deseable y muy xidito que existiera un perfil similar en México.
La consecuencia natural fue buscar al "Macron mexicano"... y a partir de ahí todo mundo empezó a candidatear a su personaje predilecto como tal, sin el menor rigor.
Vamos: hasta a López alguien le dio esa categoría.
Vamos: hasta a López alguien le dio esa categoría.
Y a partir de ahí empezaron mame y mame y mame con el "Macron mexicano", hasta que agotaron el tema sin llegar a un consenso.
No lo alcanzaron principalmente porque no lo buscaban, sino que cada quien quería que tal categoría recayera en su padrote de siempre.
No lo alcanzaron principalmente porque no lo buscaban, sino que cada quien quería que tal categoría recayera en su padrote de siempre.
En el último estertor del tema, alguna intelectual trasnochada comenzó lo que desde la academia mexica hizo las veces de estrategia electoral: posicionar a Ríos Píter como el "macron mexicano".
Sí: a Ríos Píter. No mamen.
Sí: a Ríos Píter. No mamen.
Ahí se murió ese cuentito del Macron mexicano: uno más de los muy endebles, abundantes y efímeros cuentitos que los mexicas utilizamos para organizarnos de cara a nuestros ejercicio electorales.
Como trágico epílogo hay que decir que si algún perfil de los que sonaban (y suenan) para la presidencia medianamente podía convertirse (no que lo fuera) en el "Macron mexicano", era el tipo hoy cobijado por la marca partidista más conocida del sistema: PPMid.
Qué haría falta para tomar un pedazo de carbón como #PPMid y convertirlo en un "diamante" como Macron?
Mejores ciudadanos y un sistema político menos pinche. Buena suerte con eso.
Mejores ciudadanos y un sistema político menos pinche. Buena suerte con eso.
