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Alex Riveiro @alex_riveiro
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Podría sonar a fantasía o ciencia ficción, pero es posible que en 2028 tengamos una estación espacial alrededor de Marte. Es un proyecto conocido como Mars Base Camp, en el que la empresa Lockheed Martin está trabajando (y avanzando) muy en serio. ¿Llegará a ser una realidad?
Los investigadores de esa empresa están trabajando en el concepto de Mars Base Camp desde 2016. Así que estamos hablando de una iniciativa mucho más reciente que otras que podemos encontrar. Pero su objetivo es claro, se busca ayudar a que Marte sea más accesible.
Para ello, se espera poder recoger más imágenes y datos científicos del planeta rojo. Su objetivo no podría ser más claro (y ambicioso). Quieren tener seis astronautas en la estación durante todo un año. En esta visión, su trabajo sería fundamental para descender a Marte.
Desde Mars Base Camp, los científicos podrían analizar la superficie del planeta para encontrar los mejores lugares para su exploración. Además, los habitantes de la estación tendrían a su disposición la tecnología más puntera para poder realizar operaciones en tiempo real.
Para que entendamos la magnitud de lo que se plantea, hablamos de cosas como realidad virtual, tecnología inmersiva e inteligencia artificial. Cosas que permitirían interaccionar con los rovers, y otras naves, en el momento y sin necesidad de descender al planeta.
Por si fuera poco, una estación espacial en la órbita de Marte facilitaría enormemente el análisis de su superficie. Por ejemplo, en 2020 se planea enviar una misión, ExoMars, que contará con un rover que recogerá muestras. Deberían ser analizadas por el propio rover…
Porque los científicos, desde la Tierra, no tienen acceso físico a ese material. Con Mars Base Camp sería mucho más fácil realizar esos estudios. Se podría, incluso, trabajar en métodos que permitan lanzar el material hasta la estación espacial desde la superficie de Marte.
El aspecto más atractivo de Mars Base Camp es, probablemente, el empujón que supondría para la exploración de Marte. En la actualidad tenemos que enfrentarnos a un retraso en las operaciones que depende de la ubicación de Marte y la Tierra. No se trabaja en tiempo real.
Pueden transcurrir desde 4 minutos (cuando ambos planetas están cerca entre sí) a 24 minutos en el momento de mayor alejamiento. Por lo que una estación espacial allí permitiría que los científicos pudiesen trabajar muy de cerca con los instrumentos sin ese inconveniente.
Por ejemplo, un geólogo podría tomar decisiones con mucha rapidez sobre qué lugares explorar, que formaciones rocosas estudiar, o dónde debería excavarse para extraer muestras del material. Todo sucedería en cuestión de minutos y con un flujo de información mucho más rápido.
Es una situación difícil de imaginar en la actualidad. Mientras los rovers están en Marte, sus controladores están en la Tierra. Todo gira en torno a ese retraso en las comunicaciones, y es imperativo que cada transmisión sea lo más eficiente posible. Todo se mide al milímetro.
Así que, hasta cierto punto, las cosas parecen pender de un hilo. Si hay algún problema en cualquiera de los instrumentos, en el mejor de los casos será necesario encontrar la causa y corregirla. En el peor de los casos, puede que nunca lleguemos a saber qué sucedió.
Con Mars Base Camp, esos problemas se verían minimizados. Desde la estación espacial, los astronautas podrían observar el planeta rojo en tiempo real. Por medio de robots en la superficie, sería posible observar todo el entorno con la ayuda de la realidad virtual.
Además, sería posible enviar pequeños robots a lugares de difícil exploración, como canales de lava o barrancos. Mars Base Camp tendría una órbita muy elíptica, pero eso no quiere decir que la actividad sea intermitente. Los astronautas recibirían datos constantemente.
No solo los proporcionados por esos robots que mencionaba, también lo transmitido por rovers y otros instrumentos. Al estar tan cerca, la calidad de las imágenes podría ser mucho mayor, y podrán tomar decisiones en el momento en función de lo que estén viendo.
Además de todo esto, con la estación podrían desplazarse a cualquier otro lugar de Marte con relativa facilidad. Eventualmente, según los investigadores de Lockheed Martin, los astronautas podrían llegar a caminar sobre la superficie de manera virtual, sin riesgos.
Podrían organizarse en pequeños grupos de exploración, formados por avatares virtuales, con los que desplazarse por todo el planeta. Es decir, una vez se tuviesen los suficientes datos los exploradores podrían ver cualquier región del planeta con un simple gesto.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que se quiera reemplazar la exploración a pie. Al contrario, a lo que aspira Lockheed Martin con ese planteamiento es, precisamente, servir de precursor a la exploración humana. La estación espacial en la órbita sería muy útil en ese aspecto.
Si se lleva a cabo, se abrirían posibilidades que de otra manera son inconcebibles en estos momentos. Por ejemplo, los investigadores están trabajando en un sistema reutilizable de salida. Así, los astronautas podrían abandonar bajar a la superficie para explorarla libremente.
Al finalizar su trabajo, podrían regresar a la órbita con la ayuda de una nave de un único tripulante. Según sus estimaciones, se podrían llevar a cabo misiones de dos semanas de duración en la superficie. Sería posible abortarla en cualquier momento si surge algún imprevisto.
Además, también están trabajando en la posibilidad de aprovechar Mars Base Camp para explorar Fobos y Deimos, los dos pequeños satélites de Marte. Está por ver si este proyecto llegará a ver la luz algún día. El objetivo es ambicioso a la par que interesante.
Una estación espacial de estas características no solo sería útil en Marte. También podría emplearse en la órbita de la Luna y en otros destinos del Sistema Solar. Hasta aquí todo suena relativamente prometedor. Pero, ¿es posible que lleguemos a ver algo en funcionamiento?
La respuesta es que parece que sí. A fin de cuentas, sabemos que la NASA quiere llegar a Marte en las próximas décadas. Hacia 2030, quiere que un astronauta ponga los pies en el planeta rojo por primera vez en nuestra historia. Pero es más fácil decirlo que hacerlo.
Primero hay que resolver muchos obstáculos y planteamientos. Además de un sistema de lanzamiento (el Sistema de Lanzamiento Espacial), hará falta una cápsula de tripulación y una estación espacial cerca de la Luna (de la que hablé aquí):
Pero también hará falto algo más. Un hábitat espacial en la órbita de Marte. La NASA está trabajando con Lockheed Martin en ese sentido y ya ha explicado cuál es el papel que cumplirá la Mars Base Camp dentro de esa visión, junto al resto de piezas de una misión tan compleja.
Así, Mars Base Camp será la cuarta pieza de ese conjunto. Con todas ellas, visitar Marte no será algo que suceda en una única ocasión. Todas las instalaciones nos permitirán ir allí repetidamente. Será el primer destino de los astronautas al abandonar la Tierra.
Viajarán hasta allí desde el Portal de Espacio Profundo. Una vez en su destino, se encontrarán en la órbita de Marte, pudiendo analizar el planeta y dirigir misiones antes de bajar a la superficie. Ya sabemos, incluso, cómo se podría llevar a cabo el ensamblaje de la estación.
Las piezas principales serán lanzadas por separado. Algunas, según cuenta Lockheed Martin, serán enviadas y puestas en órbita antes que el resto. Otras serán ensambladas en la órbita lunar y enviadas después a su destino. Y ese trabajo recaerá en los seis astronautas.
Ellos serán los encargados de ensamblar todos los componentes en la órbita de Marte. Algo que encaja con las fases II y III del plan de la NASA. La segunda fase está centrada en las pruebas, y la tercera en intentar funcionar de manera independiente de la Tierra.
En la fase II se realizarán diversas misiones para probar los diferentes componentes. También se llevarán a cabo misiones y paseos lunares en el Portal de Espacio Profundo. Todo ello servirá como paso previo a la fase III. Si todo sale según lo previsto, será el momento cumbre.
En la fase III, se trabajara en refinar las técnicas de entrada, descenso y aterrizaje en Marte. También se centrarán en el uso de los recursos disponibles en el lugar. Cuando todo esté terminado, la fase III culminará con las misiones tripuladas a la órbita de Marte.
Después, si todo va según lo esperado, llegarán las misiones a la superficie del planeta. La primera misión de la Mars Base Camp será una estancia extendida en la órbita de Marte. De esta manera, los astronautas podrán adquirir una experiencia imprescindible para el futuro.
Trabajarán lejos de la Tierra y la protección de su campo magnético. Después, llegará un aterrizador. Una nave que permitirá a la tripulación descender y realizar misiones en la superficie. Y no es una simple idea, tienen claro hasta cómo funcionaría con la cápsula Orión.
Esa cápsula (en la que viajarán los astronautas) es la que actuaría como centro de mandos de la nave. Con motores propulsados por una mezcla de hidrógeno y oxígeno líquidos. Cada misión a la superficie duraría, probablemente, dos semanas, con equipos de cuatro personas.
También enviarán muestras de vuelta a la estación espacial. A su regreso, podrán reabastecer la nave con combustible y suministros para otras misiones. Pero aquí es donde llegan los inconvenientes. Ese combustible del aterrizador es bastante sencillo pero difícil de encontrar.
Se puede fabricar a partir del agua, y podríamos extraerlo del hielo que hay bajo la superficie de Marte. De hecho, si se lleva la infraestructura necesaria a la superficie, se podría crear ese combustible directamente en la superficie del planeta. ¿Y qué necesitamos para eso?
Encontrar fuentes de agua bajo la superficie. Es uno de los grandes intereses de la NASA y de compañías como SpaceX. Lo más interesante es que hace poco, precisamente, se descubrió la presencia de un lago de agua salada bajo la superficie:
Tanto el Portal de Espacio Profundo como la Mars Base Camp permitirán desarrollar y poner a prueba diferentes sistemas antes de enviarlos al planeta rojo. El Portal, además, permitirá a los astronautas realizar investigaciones de la Luna y vivir en su órbita durante meses.
Será un paso previo muy útil antes de comenzar a viajar a Marte. La relativa cercanía de la Luna será vital en caso de imprevistos. Viajar a Marte, y enviar astronautas allí, es un objetivo tremendamente ambicioso. Hay muchos desafíos técnicos y logísticos a los que enfrentarse.
Pero, poco a poco, vamos viendo cómo hacer frente a ellos. Está por ver si se cumplirá el objetivo de poner un astronauta allí en la década de 2030. Pero lo que está fuera de toda duda es que, hasta entonces, podemos esperar avances interesantes en el campo de la exploración...
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