Todavía es un objetivo en el futuro relativamente lejano. Pero, tarde o temprano, estableceremos una colonia en Marte. Con los medios de los que disponemos hoy en día, es inevitable hacerse la pregunta: ¿podemos tener una colonia permanente? ¿a qué desafíos nos enfrentamos? 
Uno de los más evidentes es la diferencia de temperatura. La atmósfera de Marte es 100 veces más fina que la de la Tierra. Por ese motivo, el planeta rojo no puede retener la energía del calor, y provoca que la temperatura media del planeta sea de -60ºC:
En comparación, la media de temperatura de la Tierra es de 16º C. En invierno, las temperaturas cerca de los polos pueden bajan a los -125º C. Es una temperatura inferior a cualquiera que hayamos medido en nuestro planeta de forma natural (sí se ha conseguido artificialmente).
En verano, la temperatura diurna llega a 20ºC en el ecuador, pero en esa misma noche desciende hasta los -73º C. Las rocas se llenan de escarcha, y con la llegada del amanecer (y el calor del aire), se convierte en vapor. Un 100% de humedad hasta que desaparece... cada día.
Estamos acostumbrados a vivir en lugares fríos. A fin de cuentas, tenemos estaciones científicas en la Antártida (donde la temperatura media es de -34º C), pero no nos enfrentamos a esas variaciones de temperatura tan extremas, así que ese será el primer desafío.
Tendremos que aprender a crear construcciones que sean capaces de mantener una temperatura agradable en su interior y un índice de humedad apropiado. Para rematarlo, el tiempo en Marte no tiene mucho que ver con nuestro planeta. Basta el ejemplo de las tormentas...
Si aquí hay una tormenta en Dubái, en Madrid no tiene ninguna importancia. Allí, si hay una tormenta de arena… probablemente termine afectando a todo el planeta. Por lo menos, tiene las cuatro estaciones, como la Tierra, porque el planeta está inclinado sobre su eje.
Pero tienen una duración diferente a la que conocemos: en el hemisferio norte, la primavera es la estación más larga (siete meses), el verano y el otoño duran seis meses, y el invierno solo dura cuatro meses. Aunque, teniendo en cuenta su clima, no importa mucho...
Otro factor es la radiación en Marte. Es dos veces y media superior a la que experimentan los astronautas en la Estación Espacial Internacional. Eso sin tener en cuenta los rayos cósmicos, que llegan sin ningún aviso previo y que no nos afectan aquí:
Porque, en la Tierra, la magnetosfera nos protege. En Marte la historia es completamente diferente. Allí no hay un campo magnético que ofrezca ningún tipo de protección. Los seres humanos que habiten el planeta rojo estarán expuestos a sus efectos:
No sabemos completamente cuáles son las consecuencias que pueden tener en el cuerpo humano. Pero es algo que tendremos que descubrir próximamente, porque es uno de los riesgos a los que nos enfrentaremos en ese primer viaje tripulado al planeta rojo hacia la década de 2030.
Esto también implica que las construcciones tendrán que dar protección contra la radiación. Los habitantes de esa hipotética colonia necesitarán contar con algún tipo de protección para sus expediciones al exterior. Especialmente si van a viajar lejos de los asentamientos.
Otro aspecto al que hacer frente será la generación de energía. Los paneles solares podrían parecer una solución perfecta. A fin de cuentas, es una fuente de energía renovable que conocemos muy bien. Pero las tormentas de arena de Marte pueden ser un serio problema.
Pueden cubrir todo el planeta, y pueden reducir la luz del Sol que llega hasta la superficie en un 99%. Es decir, provocan una oscuridad casi absoluta que puede perdurar varios meses, como hemos visto en más de una ocasión. Así que necesitaríamos algún plan de apoyo.
La energía en nuestro planeta es importante. En nuestra sociedad, hoy en día, podríamos decir que es vital e indispensable. Pero lo cierto es que, en realidad, podríamos adaptarnos a la falta de electricidad. No dependemos de ella para tener, por ejemplo, agua potable.
Ni para poder tener una temperatura soportable (que no agradable, ni nos va a impedir quedarnos sin una fuente de alimentación, y así un largo etcétera. Si nos viésemos privados de energía, podríamos adaptarnos y lograríamos sobrevivir sin ella, sin ninguna duda.
Pero Marte no ofrece un entorno hospitalario. Allí la energía no es un simple lujo de nuestra sociedad. Es una necesidad vital. Una tormenta puede llegar en apenas unas horas y tardar solo unos días en cubrir toda la superficie del planeta rojo. Sus efectos duran meses.
Aquí sí que es necesaria la energía de manera constante. Sin ella, todos los sistemas de soporte vital quedarían inoperativos. La supervivencia de una colonia humana, sin todo ese soporte, sería inviable. Nuestros hipotéticos colonos necesitarían un plan de emergencia.
Quizá una colonia pueda sobrevivir con la ayuda de baterías que puedan almacenar energía durante varias semanas. Pero eso conlleva otras preguntas e incógnitas. Como, por ejemplo, cómo transportarlas desde nuestro planeta hasta allí, porque no podríamos construirlas allí.
Sería arriesgado hacerlo in situ. No solo por la falta de medios, también por el riesgo a que llegue una tormenta antes de que esas baterías estén listas y hayan acumulado la energía necesaria para varios meses de suministro. Sería un gran problema para una colonia permanente.
Para una colonia a corto plazo sería un problema diferente. Basta con asegurar el suministro durante el tiempo que vaya a durar la misión. Sigue siendo un desafío, sin duda, pero desde luego parece mucho más asequible que enfrentarnos a ese riesgo de manera permanente.
Por otro lado, hay que recordar que en Marte no hay ni una atmósfera respirable ni agua potable. La única forma de hacerla respirable sería terraformar el planeta rojo. Esa opción no es realista porque carecemos de la tecnología necesaria:
Desde el punto de vista científico, la terraformación no es imposible, pero desde luego no con nuestra tecnología actual. Así que es necesario el uso de trajes espaciales, y además, crear una cápsula, cúpula o similar, para proteger la colonia y crear una atmósfera respirable.
Esto sí es factible. No es fácil, ni barato y, probablemente, tampoco sea lo más eficiente a largo plazo. Pero como fase inicial podría servir. Esto también implica que no sólo necesitamos encapsular las zonas habitadas por humanos para que la atmósfera sea respirable...
También cualquier zona en la que poder cultivar y criar animales. Estamos hablando de crear una colonia permanente, así que necesitamos que, en la medida de lo posible, sea independiente de la Tierra. Esto nos lleva a otro punto: no hay agua en estado líquido en la superficie.
Así que necesitamos contar con un sistema de reciclado similar al que se utiliza en la Estación Espacial Internacional, excepto que para una población considerablemente más grande. Aun con todo, puede que estos ni siquiera sean los desafíos más grandes a los que enfrentarnos.
Marte no es un lugar especialmente hospitalario. Tendríamos problemas con su atmósfera, la población humana se enfrentaría a muchísimas dificultades. Desde las tormentas de arena hasta los bruscos cambios de temperatura, pasando por los rayos cómicos. Pero no es solo asentarse.
Llegar hasta allí es, de hecho, un desafío enorme. Sabemos que el cuerpo humano no lleva demasiado bien estar en un ambiente de microgravedad durante mucho tiempo. Los astronautas pierden parte de su masa ósea en los 6 meses que están en el espacio:
Eso, a pesar de seguir un programa de ejercicio físico bastante intenso. Un viaje a Marte tiene una duración similar, de al menos seis meses. En ese tiempo, durante gran parte del viaje, los futuros colonos se verían expuestos a los rayos cósmicos y las tormentas solares.
Su única protección será el revestimiento de la propia nave. Así que será imprescindible asegurarse de que llegan en el mejor estado de salud posible. Pero es muy posible que lleguen debilitados (en mayor o menor grado) a su destino y sin poder descansar:
No tendrían ni un minuto de descanso hasta poder asegurarse de que la colonia esté protegida y sea viable. Por lo que será un proceso complicado. De ahí que sea importante que, en los próximos años y décadas, comprendamos lo mejor posible las amenazas que nos esperan.
Si queremos asegurar la supervivencia de nuestra especie, necesitamos convertirnos en una sociedad interplanetaria. Marte y la Luna son las paradas más naturales. Tarde o temprano nos estableceremos en otros lugares... y nosotros podremos ver esos primeros pasos.
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