Si se preguntan porqué volví a Twittear los hilos anteriores es porque, agárrense, viene el cuarto hilo!!! Yei!!! La década de 1980: Japón en los tiempos de Akira!!
Akira no sólo es un reflejo de las transformaciones que por las que pasó Japón durante la juventud de Katsuhiro Otomo, sino también es una crítica a la sociedad nipona durante los años de su publicación.
La sociedad de “Neo-Tokio” que Otomo nos muestra, corresponde a una “distopía crítica” que por medio del extrañamiento o desfamiliarización resalta varios de los problemas más obvios del Japón de la década de 1980, muchos de los cuáles aún persisten hasta nuestros días.
Para inicios de los 80s, Japón se había transformado en una sociedad extremadamente corporativista. En consecuencia, el consenso entre la mayoría de los ciudadanos era que si se aseguraba el bienestar de las compañías, se aseguraba el bienestar de toda la sociedad en su conjunto.
Esto llevo a l a formulación del concepto de nihonjinron, el buscaba remarcar que los japoneses tenían una naturaleza única, diferente al resto del mundo. Se remarcaron aspectos como la cultura o las formas de organización económica, social y política.
Inclusive, se llegó a grados exagerados, tratando de enfatizar rasgos biológicos, como una tendencia a utilizar más el lado derecho del cerebro. Todos para justificar que el crecimiento japonés de la época se debía a la singularidad de los japoneses.
Una de las caraterísitcas en las que se hacía mayor énfasis era la cohesión social y la uniformidad de los japoneses, ocultando los problemas sociales que enfrentaba Japón y tratando de censurar las diferencias e individualidades.
En consecuencia, la generación adulta llegó a un comportamiento extremo, mostrando síntomas patológicos de adicción laboral, llegando al punto en que se tuvo que formar una palabra para definir la muerte por exceso de trabajo: karoshi (過労死). 
Personas sin ningún historial de enfermedades crónicas fallecía por ataques al corazón o derrames cerebrales, provocados invariablemente por el estrés, el trabajo excesivo y la falta de descanso.
Se estima que entre 1988 y 1990 al menos hubo 500 casos anuales (basado únicamente en las llamadas que recibían las líneas de ayuda establecidas por ONGs, en realidad los números pueden ser mucho mayores).
No es de extrañarse que la juventud se rebelara ante estos comportamientos. La generación que en 1980 llegó a los 20 años fue, en muchas formas, muy diferente a la generación conservadora y culturalmente corporativa de sus padres.
Los friitaa (フリ－タ－) fueron un nuevo fenómeno que causó un pánico social en Japón fue el que muchos hombres jóvenes rechazaban abiertamente el tener un trabajo seguro dentro de las grandes empresas, buscando ser independientes trabajand de freelance o medio tiempo.
los medios se refirieron a esta nueva generación como shinjinrui (新人類), “una nueva raza de seres humanos,” tratado de de mostrar el contraste entre los adultos, que aún recuerdan los daños de la guerra y la reconstrucción, y sus hijos, que crecieron con estabilidad y paz
Por cierto, los otaku también forman parte de los shinjinrui, por si querían saber.
Akira no sólo habla sobre este cambio generacional, sino también habla sobre los más jóvenes, chicos de preparatoria y secundaria que están involucrados en tendencias anti sociales, delincuencia, drogadicción y acoso (bullying).
En las propias palabras de Otomo, Akira habla sobre los miembros marginales de la sociedad.
Tetsuo, Kaneda y sus amigos no son alienados de la sociedad por elección, son huérfanos, parias sociales. La única forma en que pueden tener la experiencia de la colectividad y establecer vínculos afectivos es a través de su lealtad a los amigos y la pandilla de motociclistas.
Esto refleja los cambios de los 70s y 80s, la impresionante equidad de oportunidades ofrecida por el sistema educativo japonés y la meritocracia de los exámenes admisión a las universidades se había erosionado por completo.
Las escuelas públicas dejaron de proveer los conocimientos y herramientas necesarias para que todos los estudiantes pudieran acceder a una educación superior.
El sector privado respondió haciendo de las escuelas de regularización un negocio mu redituable, aprovechando la urgencia de los padres de dar a sus hijos ventajas para entrar a las universidades de élite.
Como resultado, la mayoría de los estudiantes universitarios, en especial en las instituciones educativas más prestigiosas, venían de familias acomodada. Si no tenías dinero para pagar una escuela privada, no entrabas a la universidad (este problema aún sigue)
Esto provocó que hubiera escuelas para ricos y pobres, mientras que los primeros aspiraban a entrar a una universidad, los segundos, frustrados ante la carencia de oportunidades y la incapacidad de movilidad social, estaban condenados a permanecer en la pobreza.
la estructura social y la distinción social se volvió mucho más estricta que antes
Ante esta situación, surgen nuevas sub-culturas, como los son los bosozoku (暴走族), pandillas de motociclistas que surgen en oposición a la ideología de “ética laboral” e ideología de éxito de la generación anterior.
Pandillas compuestas por hombres (aunque también hay mujeres miembros) entre 17 y 20 años, normalmente alteran sus motocicletas o automóviles y participan en persecuciones ruidosas, a alta velocidad y altamente riesgosas.
Por cierto, había una pandilla llamada Pierrot... no les recuerda a algunos personajes de Akira?
En 1981, 25% de las ofensas criminales se le adjudicaron a pandillas de bozosoku; 38 prefecturas de Japón formaron cuerpos policiacos dedicados especializados para lidiar con las pandillas. Al menos 591 municipalidades pasaron resoluciones en las que se exigía su expulsión.
En 1983 se estimaba que el número de miembros de las diferentes pandillas de bosozoku era de 39,000 y el número de arrestos relacionados por crímenes de este grupo llego a 55,000.
Los bosozoku construyeron una identidad que abiertamente reta los ideales japoneses de homogeneidad social y cultural. Gran parte de los jóvenes bosozoku provienen de trasfondos obreros, que no tienen acceso a una educación superior.
Por lo tanto no pueden aspirar al ideal japonés del trabajador de oficina o salaryman. En respuesta, ellos han creado un discurso en el cual pueden obtener ese status y convertirse en “alguien.”
Los bosozoku han creado un espacio propio dentro del espectro social japonés, en el cual, pueden alcanzar el reconocimiento y visibilidad que se les ha negado dentro de las estructuras tradicionales. Ellos están en control de su aspecto y de sus reglas.
Igual que los punks en sus inicios adoptaron imágenes de la Alemania Nazi para antagonizar con la generación de sus padres, los bozosoku adaptaron símbolos nacionalistas como el uso de kanjis complejos en sus nombres o imágenes que recuerdan a los pilotos kamikaze.
Romatizan la idea del héroe trágico y adoptan un comportamiento masculino duro, que combine violencia, valor y bravuconería. Obviamente, Kaneda es la encarnación del pandillero Japonés.
y bueno, ahí llegamos con toda esta explicación sobre Akira y los bozosoku y la situación de Japón en lo 80. Lo único que me faltó hablar es el tema de la drogadicción que en esa época también pegó duro y el mismo Otomo ha dicho Tetsuo es el personaje que usa para hablar del tema
Compartan si les gutsó y si quieren más explicaciones así díganme. Ojalá les haya gustado. Aún muchos cosas que hablar sobre Akira, pero eso lo haré después en un video o en un artículo. Muchas gracias a todos los que han seguido los hilos. :D
@ThreadReaderApp unroll
