Thread by @TuristaEnTuPelo

La conocí en la puerta de una discoteca de Madrid.
Nadie espera conocer al amor de su vida en una discoteca, quizás por eso nos encontramos fuera.
Ni ella ni yo estábamos preparados para todo lo que pasaría desde ese momento.

Las palabras para describir todo lo que pasó esa noche se quedan cortas.
Yo intenté describirla en un texto que está en mi último libro.
Desde que nos separamos es noche, ella fue Terremoto.

Algo había surgido. Un incendio en el interior de cada uno de nosotros que nos empujaba a vernos una y otra vez, a caer en abrazos que te hacen sentir infinito y manos que derriten. Cada cena juntos era un abrirse en canal para conocernos hasta por dentro. Un desnudarse con ropa.

Cada conversación era un aumentar de ganas. Éramos una locomotora sin frenos deseando que nunca se acabaran las vías del tren, que nada interrumpiera nuestro viaje. Nacíamos.

Aún sin saberlo, sin estar juntos, sin ser pareja, hacíamos planes que luego definirían nuestra relación. Es curioso como hemos cumplido en dos años casi todo lo que hablábamos por hablar, como lanzando deseos de esos que sabes imposibles al aire.

Terremoto empezó a estar en todo lo que escribía. Se coló en mi vida y la inundó. Porque ella siempre fue de mojarse mucho.
Tengo una cosa muy clara: las mejores cosas que he escrito en mi vida, se las he escrito a ella.

Los inicios fueron complicados. Nos tocó luchar contra todo y contra todos, y hubo momentos en los que pasamos situaciones difíciles para un comienzo. Llegaron dudas, miedo, noches en vela, inseguridades. Pero nunca discutimos. Siempre entendimos lo que estábamos viviendo.

Decidió que lo mejor era alejarse y yo lo entendí. No era el momento de nuestra historia. Me quedé roto, sabiendo que no habíamos exprimido ni una millonésima parte de todo nuestro potencial.

Pero sólo fue una época mala. No aguantábamos sin hablarnos, sin vernos, sin tenernos cerca. Hice cientos de kilómetros para pasar una tarde con ella, nos reenganchamos, nos esforzamos en lo que necesitábamos hasta que todo volvió a estar en paz.

Y ahí sí que comenzó la fiesta. Porque fuimos una fiesta. Lo bello del comienzo, las noches, ahora sí, sólo el uno para el otro, conocer a nuestros amigos, que mi familia la quisiera desde el primer momento…

Los primeros planes y viajes. Hacer nuestro cada sitio que visitábamos. Escapadas a la nieve. Nuestro pantano que convertimos en el mar de Madrid. Lo perfecta que estaba entre el público en mis recitales. San Sebastián y el peluche que ganó. Barcelona y nuestro primer te amo.

Una noche estábamos a las dos de la mañana comiéndonos un kebab en Malasaña y nos apeteció bañarnos en el mar. Por la mañana estábamos en Valencia. Yo tenía claro que tenía que acabar haciéndome una foto aquí con ella.

Qué orgulloso estuve el día de su graduación. Vosotros no lo sabéis, pero Terremoto es capaz de cambiar el mundo y lo va a hacer. Se ha preparado mucho para ello. La felicidad compartida de verla recoger el premio por ser la número uno de su carrera. Puede con todo.

Me llevó por sorpresa a Mallorca en mi cumpleaños. Pude enseñarle todos los rincones en los que había vivido durante 6 años, y crear recuerdos nuevos de su mano.

Me escribió un poema. Nunca me han escrito nada mejor que esto. Cuando se pone a hacer cualquier cosa, lo hace mejor.
Lo recitó conmigo delante, y supe que, aunque llevo toda la vida queriendo no creer en para siempres, ella es la mujer de mi vida.

Festivales, conciertos, más viajes, una boda, regalos increíbles y tan personales que no quiero ni mostrar aquí, tatuajes juntos… Evidentemente también teníamos nuestros problemas, todas las parejas los tienen, pero cuando echo la vista atrás, ni los recuerdo. No nos definen.

Una de las cosas que más me flipa es hacerle fotos. Nunca jamás tendré mejor modelo, nadie saldrá mejor en mis fotografías. A veces me he sentido capaz de capturar en ella algo más allá de lo físico.

Por supuesto, también juntos. Yo sé que no quedo bien en las fotos a su lado, que la diferencia de belleza es tan grande que parezco aún más feo. Pero cada foto a su lado ha sido un regalo.

Terremoto fue la mano que me sacó del pozo en algunos de mis peores momentos. Me ayudó, me apoyó, me acogió junto a su familia, a la que estoy tremendamente agradecido, y me dio fuerzas para creer en mí.
Me ha amado muy sano.

Yo también a ella. Juntos hemos comprendido toda la infinitud de ese sentimiento tan complejo, y hemos sabido querernos tan bonito que, sinceramente, hemos roto barreras.

Jugar y reír siempre han sido dos de nuestras banderas. Hacer el tonto siendo las dos únicas personas del mundo, y hemos sido especialistas en crear nuestra propia cosmogonía.

Nuestros piques con el fútbol han sido antológicos. Ella es del Barça, yo del Madrid, y cada clásico juntos ha sido excusa para meternos el uno con el otro durante semanas. Ella ahora mismo puede darme mucha caña, claro.

Fuimos juntos a la boda de mi primo Gabri, que es como un hermano para m. Nos vestimos de una de sus pelis preferidas, La La Land, y se convirtió en un recuerdo tan imborrable que lo convertimos en un lienzo.

Hemos sido y hemos creado arte en este camino. Yo he escrito como nunca a su lado y ella hace arte hasta cuando baila. Yo intenté reflejar nuestra historia y le escribí esta canción, que nunca había enseñado hasta ahora.

Todo eso nos unía cuando decidimos embarcarnos en la mayor aventura que podíamos imaginar. Coger nuestros pocos ahorros e irnos a vivir a Tailandia, viajar por el país durante los primeros meses y luego instalarnos en Koh Tao.

Aprender a bucear juntos, trabajar aquí como fuera, adaptarnos a una vida totalmente diferente a todo lo que habíamos conocido.
El viaje os lo he ido contando en este hilo.

https://twitter.com/TuristaEnTuPelo/status/1050411261698043904

Ha sido insuperable. Evidentemente, con sus momentos de tensión, con sus bajones, pero lo bueno ha sido tan bueno… Sé que me iría al fin del mundo con ella. No hay mejor compañera de viaje.

Ahora estamos pasando un momento malísimo. El peor de toda nuestra relación. Estamos cerca del precipicio y de no volver a estar juntos.
Yo necesitaba recordarle todo lo que hemos sido y lo que nos ha traído hasta aquí.

Que cada día a su lado ha merecido la pena y que me ha hecho el hombre más feliz y afortunado sobre la faz de la tierra. Que me rompe pensar en que no la voy a tener a distancia de abrazo. Que en mi pecho siempre tendrá su casa.

Que todo lo que escribí para ella sigue siendo verdad.
Lo sigue siendo porque en alguna parte seguimos siendo.

Que no quiero llamarla dentro de un tiempo para preguntarle si vuelve, porque aún estamos a tiempo de decirnos “quédate”.

Que si volvemos a pensar como dos y no como dos unos que se alejan, la respuesta a todos los problemas estará clara.

Dejarle claro que siempre habrá un “capaz” esperando tras cualquier locura propuesta o tras un “perdóname”. Susurrarle que, si hay una pareja en todo el universo que pueda con esto, somos nosotros.

Agradezco cada momento que me ha regalado de su tiempo, cada instante compartido, cada noche que he dormido con ella, cada vez que la he besado. Me siento en deuda con la vida por haber vivido esta historia.

Escribí esto hace dos días, y cuánto pueden cambiar las cosas en cuarentayocho horas…
Os lo juro, lo único importante de todo esto, la única conclusión posible, es que deseo que ella elija en libertad lo que crea que la va a hacer feliz.

Porque al final, eso es el amor: desear, por encima de todo, que la persona a la que amas sea feliz, contigo, sin ti, sola, con otro, cerca, lejos, como sea, pero que sea feliz.

“Fuimos, somos y seremos”

Casa.

Sabiendo a sal.

https://twitter.com/anaibon/status/1114186668343324672?s=21

Ella siempre encuentra la forma de volar.