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LA LA LAND es un musical atípico, una joya con infinidad de matices. Vamos a hablar de cine, gustos y aburrimientos de cada uno aparte (aspectos puramente instrascendentes), explicando los elementos que hacen de ella algo tan brillante. HILAZO #LaLaLand cinemelodic.es/critica-la-la-…
La la land es una encendida reivindicación de los románticos, los locos, los tenaces, los soñadores, personificados en los dos protagonistas, pero sobre todo en Sebastian, que no se anda con pequeñas ambiciones, él quiere “salvar el Jazz porque se está muriendo“.
Muchas cintas han hablado de eso. Pero fijaos lo que hace Chazelle. Nos cuenta la historia de esos aventureros que pretenden rescatar un arte de sus últimos estertores, eso es lo que interesa a Chazelle, y lo simboliza con un cine, el Rialto, para enfatizar la idea.
Fijaos que el Rialto aparece tres veces de pasada durante la película (aparte de la escena romántica que contiene). En la primera es casi un anacronismo, ese contenedor de las virtudes románticas amenazado de muerte, que mantiene la llama del cine clásico.
La segunda será el alivio para Mia, que regresa de una frustrada audición, pero nada más ver ese cine cambiará su rostro, recordando a Sebastian.
La última define la tesis. Mia volverá a pasar por allí, pero el Rialto habrá cerrado… Ese cine que no volverá, esos románticos que perecen tristemente…A esos, a los salvadores del Jazz, del cine, del arte, a los que quieren ser el mejor batería del mundo, se dedica la película
El que viera WHIPLASH ya debería intuir el talento romántico de este director al observar la escena en la pizzería de los dos protagonistas, una de las más bonitas en mucho tiempo. Pero los comentaristas cinematográficos dan en muchos casos bastante lástima
También sorprenden esas críticas a esta misma película, porque sirven para desechar el 99% del cine musical clásico, o no clásico. Musical que no pretende coreografias lujosas y virtuosas (increíble que no se entienda), manteniendo la frivolidad clásica del genero...en apariencia
El musical no necesita tramas complejas ni rocambolescas, nunca las necesitó, sólo necesita canciones y música para desarrollar ideas, relaciones y sentimientos, para transmitir emociones y colapsar los sentidos, embriagar con el artificio y la magia. Un género liviano, alegre
Aparentemente superficial, aparentemente intrascendente incluso, pero que cuando triunfa, posee una enjundia y sensibilidad fuera de toda duda. Muchos no traspasarán esa capa superficial y se quedarán con lo insustancial, pero la mayoría fue más allá.
Chazelle deja varios de esos detalles sutiles, de terciopelo, que muestran su sensibilidad: Ese momento donde la pareja se separa a la salida del “The lighthouse café” y en plano general se vuelven a mirar al otro... en momentos distintos
Esa sonrisa de ella a pesar de la decepción en su segunda audición para la serie televisiva al pasar por el Rialto, el cine donde ha quedado con Sebastian para ver “Rebelde sin causa” (Nicholas Ray, 1955)...
Uno de mis momentos favoritos, cuando descubrimos que Sebastian no tiene el coche donde dijo, que sólo subió con Mia para estar un rato más con ella y bailar, mientras buscaba el suyo… Sin remarcarlo con palabras. #LaLaLand
Chazelle nos invita a una ciudad sin tiempo, atemporal, habitada por personajes de ensueño, donde las estaciones pasan pero siempre es verano, donde las fechas se confunden, donde podemos estar en el presente o un pasado de hace décadas
Una ciudad imposible y real, donde confundimos la realidad con un estudio de cine, ese donde trabaja Mia sirviendo cafés mientras estrellas compran productos dietéticos y son transportadas en cochecitos, mientras otros van disfrazados y los decorados viajan de acá para allá.
Una ciudad que parece plasmar las pulsiones de los dos protagonistas, por eso siempre veremos fondos cinéfilos vinculados a Mia y musicales relacionados con Sebastian. En el apartamento de Mia, en la cafetería, incluso andando por la calle en soledad
Porque todo puede pasar en “La la land”, incluso que tu arte llame a la chica de tus sueños. Yo siempre lo soñé, en mi romanticismo más o menos absurdo: que una chica (o un cazatalentos) llegará a mí fascinada o atrapada por alguna demostración de mi talento…
El destino lo guía todo, en sus impulsos, en sus repentinas decisiones que los encaminarán hacia sus sueños, el uno al otro. Como en el final, cuando Mia decide desviarse y hasta una flecha azul la conduce hasta Sebastian…
Entremos en materia. Los sacrificios que somos capaces de superar para alcanzar nuestro sueño, nuestra obsesión, sueños que se ponen a la misma altura que el amor, por lo que la reflexión sobre ese conflicto es interesante, especialmente en el contraste con su anterior obra.
Para Chazelle el amor no puede convivir con un sueño, porque un sueño lo es todo, define lo que somos. Un sueño requiere toda la atención, plena dedicación, como toda pasión, y dos pasiones no pueden convivir sin que una se vea mermada o ceda un tanto.
Sebastian y Mia, tenían muy claros sus sueños, sus objetivos, pero se encuentran el uno al otro y pasan a convertirse a prioridad... #LaLaLand
Pero analizando el conjunto, entendemos que ese destino juguetón los unió única y exclusivamente para que ambos consiguieran su sueño, ya que si no se hubieran conocido ninguno de los dos lo hubiera logrado.
¿Y por qué? Pues porque en los momentos de flaqueza y zozobra, Sebastian será el flotador y el motor para Mia, del mismo modo, es Mia la que hace reaccionar a Sebastian cuando parecía acomodarse al éxito y renunciar a sus principios y sueños
Los dos se limitarán a seguir los dictados del destino. Es lo que impulsará a Mia a abandonar repentinamente a su novio para encontrarse con Sebastian en el cine, en esa maravillosa y satisfecha mirada y sonrisa de ambos, como reconociendo el hogar #LaLaLand
De ese camino de incertidumbres va la canción principal del film, la bellísima “City of stars”
Su relación, cuando se prioriza, les impide llegar a su sueños. Así será cuando Sebastian se someta a lo que siempre odió por complacer a su amada. Aceptará la proposición de Keith... decepcionándola a ella en su esmerado estreno... #LaLaLand
La escena que define este conflicto, la realidad a la que los lleva priorizar su amor, es la de la conflictiva cena.
Observen cómo la planifica Chazelle la escena. El inicio de la conversación incluye a los dos en los planos y contraplanos, escenificando su unión, la felicidad por la sorpresa, su complicidad, el momento romántico, su vínculo, sus sueños y esperanzas…
Cuando Mia diga: “Así que va para largo”, la planificación cambiará. Chazelle cerrará los planos sobre los rostros de ambos, en solitario, y respetará escrupulosamente dicha planificación hasta el final de la secuencia, escenificando así el conflicto y la sentida traición
Como en “Whiplash”, el sacrifico, el trabajo, la voluntad, llevará a los protagonistas a lograr su objetivo, su sueño, su propósito, pero una vez logrado esa pareja no parece tener sentido, ya que sólo tenían sentido en el tránsito, en el camino. #LaLaLand
La escena final, con ese expresionista recurso lumínico, escenifica un íntimo diálogo entre ambos sobre lo que perdieron, sobre lo que pudo ser y cómo pudo conducirse su vida, un amor vigente pero soterrado, en un idioma encriptado en notas musicales que sólo ellos comprenderán.
Se ha criticado a Mia sin razón, y menos por los pecados que se le achacan. Han hablado de ella como una soñadora superficial, como si cada uno no tuviera derecho a tener los sueños que quiera, pero lo cierto es que los persigue hasta el final, a pesar de las dudas.
¿Y si Mia, quizá, sólo quizá, no comprendió que se había convertido en un sueño aún más intenso para Sebastian que abrir su club, hasta el punto de estar dispuesto a sacrificarlo por ella? Que ella sustituyó en importancia al sueño primigenio. Quién sabe...
O puede ser que a él le faltara valentía, que se acobardara y no estuviera dispuesto a seguirla, como vemos en la idílica ensoñación, embargándose a unos matices absurdos que lo anclaron en Los Ángeles. Quien sabe...
¿Qué habrá ocurrido en esa maravillosa elipsis, en esos 5 años que Chazelle nos roba? La vida, nos separa. Quizá no pasó nada, la relación se apagó y lo que queda es la nostalgia, el grato recuerdo y un inmenso cariño… O un amor imposible. Una elipsis que da para otra película.
Hay una acerada crítica a ese mundillo snob donde se valora más al cultureta, al naïf, al que pone la pose, a lo comercial: El músico de Jazz que contrata a Sebastian, ese escritor que conoce Mia en una fiesta, muy valorado por su capacidad para “crear universos”
Es un placer que Chazelle ruede en Cinemascope. Planos secuencia donde los actores se muevan y bailen junto a la cámara, que dancen y hagan mover nuestros pies y provoquen la complicidad de nuestras sonrisas, montaje jazzístico, primoroso, como era el de Whiplash
¿Y qué mejor que empezar con un mágico, alegórico y brillante número musical a modo de obertura? Es una virguería simbólica esa primera escena. Un atasco en un día soleado de ansiosos conductores que quieren llegar a LA. ¡SON POSTULANTES, meritorios que buscan su sueño!
Esperan, como en ese atasco, su gran oportunidad a las puertas de Los Ángeles, la ciudad donde se cumplen los sueños, donde un paciente atasco se convierte en obra de arte. Esperan a ser encontrados, como la misma Mia dice en una canción. Sencillamente, una genialidad.
¿Qué decir del plano secuencia de más de cinco minutos en Mulholland drive, en el Parque Griffith? Un maravilloso plano musical con varios homenajes a musicales como “Cantando bajo la lluvia”
Una magnífica canción: “A lovely night”. Costó rodarla antes de que anocheciera, por lo que fue de las secuencias más complejas. #LaLaLand
Siempre que veo audiciones de este tipo recuerdo aquella maravillosa escena de “Mulholland drive” (David Lynch, 2001) y como una escena mediocre se puede convertir en algo excepcional.
Con el temazo “Audition (The fools who dream)”, en la audición definitiva, tendremos otro maravilloso plano secuencia con travelling circular sobre Stone, que tiene uno de sus grandes momentos en la película. Impagable oírla cantar con su frenillo. #LaLaLand
No sólo serán números musicales o audiciones las que resuelva Chazelle en un solo plano. El director corta sólo cuando es estrictamente necesario o quiere expresarse mediante el montaje, pero a menudo termina las secuencias, muchas de ellas no muy largas, sin corte alguno
Chazelle también recurrirá al brillante montaje de estilo expresivo, vinculado al Jazz, como en “Whiplash”, para varias escenas.
Hay varios espejos en este inicio, el del retrovisor para Sebastian, el del baño para Mia, que luego también se refleja en su salón y en otro baño en la fiesta… Otro justo antes de la aparición del novio el día que debe ir al cine con Sebastian…
Utiliza muchas texturas distintas Chazelle, desde las iluminaciones formando siluetas, las animaciones, el video casero… juega con el metalingüismo y la idea de fundir realidad y ficción, una de las tesis y planteamientos de la cinta
Hay algo de cine mudo que sobrevuela toda la película, numerosas escenas se ejecutan sin diálogos, con la música como única protagonista, muchos bailes y gestos tienen ese aroma al cine mudo, al clásico.
La interpretación de Gosling, con esos sustos que se pega, hasta tres durante la película (en su casa dos veces, una con su hermana y otra con Mia, y en el Observatorio), también apoya esa sugerente idea.
Vayamos con la iluminación, maravillosa, y el juego con el color, sublime, donde los rojos y los azules, en contraste o mezclados, vertebran la estética. Todo ello acentúa la onírica y mágica sensación que transmite la película. Iluminaciones y filtros muy saturados y presentes
Una iluminación roja inunda el baño donde Mia se encierra para tener algo de intimidad en la fiesta donde va con la esperanza de ser captada, enfundada en un vestido azul. Ahí está la mezcla.
El cuarto de Sebastian, donde duermen él y Mia, está iluminado de azul y rojo, de nuevo la mezcla. También el rojo inundará a Mia en los momentos previos a su actuación en la obra de su autoría.
La noche estará inundada de predominantes azules, recalcando la fría soledad, como cuando Mia regresa de la fiesta, pero los rojos tendrán una especial significación, como alarmas colocadas por el destino, esos neones del garito donde toca Sebastian,que seduce con su música a Mia
Gosling cantando brevemente “City of stars” en el crepúsculo azul, tornando en violáceo al mezclarse los colores.
El azul parece guiar los pasos de Mia en la escena final, con pequeños puntos rojos que tienden a mezclarse con él, como esos focos del coche que tiene delante que la inundan de rojo antes de tomar la decisión de desviarse...
O en la mirada final, fundidos de nuevo formando un tono violeta.
En celeste o verdoso claro, se iluminará el “City of stars” que la pareja canta a dúo. El color de la intimidad cotidiana de la pareja
Los rojos son llamadas de atención, el destino hablando para que escapen de la soledad, retratada en azules. Esa fusión de rojos y azules, con su unión, adquiere todo el sentido. #LaLaLand
Los recursos expresionistas son numerosos. También para momentos de soledad descarnada, donde los personajes se sinceran o muestran su pesar. Las fotos que dejo son buen ejemplo #LaLaLand
Lleguemos a la escena dodne se conocen desde distintos puntos de vista recuerda a la idea de la reciente “Begin Again” (John Carney, 2013), una película con la que esta tiene muchos puntos en común.
Esa fragmentación, de otra manera, la tenemos en la escena final, donde llegamos también al mismo punto pero no desde dos realidades, sino desde una realidad y una hipótesis idealizada.
Ese uso expresionista de la iluminación, en la escena final, conmueve hondamente, en ese diálogo íntimo de notas musicales, donde la luz los abriga y oculta del resto del mundo. #LaLaLand
Pero también hay otros muchos colores, relacionados con su vida en soledad, su cotidianeidad con amigas y la búsqueda de trabajo.
Mia y Sebastian son dos redomados románticos que creen en la magia. Sus proyectos son alocados, pero prueban suerte, aunque sepan que es difícil. Dudarán, titubearán, parecerán rendirse y caerán en profundas contradicciones, pero finalmente triunfarán, porque alguien debe hacerlo
Sebastian tiene algo de mentor, de guía, para Mia. Sus opiniones, la pasión con la que transmite sus principios, acaban por obnubilar e influir en Mia, que lo cree y sigue con convencimiento.
Del alguna forma, ambos transitan caminos opuestos que debían confluir, con una Mia que acaba asumiendo las ideas de Sebastian y un Sebastian que acaba traicionándolas, hasta que encuentran el camino.
A Mia no le gusta el Jazz, a Sebastian le apasiona, pero como en esos rojos que se funden con azules convirtiéndose en violetas, a ella terminará gustándose esa música por la pasión con la que él la transmite. #LaLaLand
MARAVILLAS: Mia, como si viviera en Hamelin, se sentirá atraída por la música de Sebastian. Se parará en plena calle y entrará en un local para escucharle. Volverá a acercarse al oír el “Take on me” y saldrá corriendo hacia el cine cuando vuelva a escuchar las notas de su tema.
Sebastian busca la absoluta integridad artística, simbolizada en ese garito que quiere recuperar para su causa, la del Jazz clásico. Mia quiere convertirse en actriz, entrar en el mundillo y ganarse la vida con ello.
Podemos preferir a uno u otro, pero la película es calculadamente ambigua para que todo lo que nos planteemos tenga dos interpretaciones, sobre las motivaciones de los personajes, sus decisiones, el final, para que cada uno se quede y reflexione acorde a su propia personalidad.
Detalles irónicos que me encantan, actuando de cebos: Sebastian, teclado en forma de guitarra en mano y con su ridículo look ochentero, le dice a Mia “te veré en el cine”. Exacto. Allí la verá de todas las formas posibles.
Parece insinuarse un carácter más romántico en Sebastian que en Mia, más práctica, despreciando la belleza de las vistas en Mulholland drive, pero lo que de verdad manifiesta es el miedo a entregarse a ese romanticismo que bulle en su interior, que ambos encubren en cinismo
Sebastian es profundamente idealista, casi fantasioso, tiende a inventarse la realidad o sublimarla, un optimista empedernido. Mia, una aspirante a actriz, soñadora y romántica, aunque se niega y encubre tales características a duras penas
Sebastian no quiere ni busca fama, ni dinero, es puro romanticismo ejecutado de forma minimalista para llegar a todo el universo. Esto lo entendemos bien los románticos, solitarios y reflexivos. A Mia si le fascina el aspecto frívolo de su sueño.
Ryan Gosling hace un magnífico trabajo que le ha valido una merecida nominación al Oscar y el Globo de Oro, donde canta, baila y toca el piano él mismo, sin truco, como podemos comprobar en esos planos sin corte, algo para lo que ha trabajado mucho #LaLaLand
Os parecerá una tontería, pero tiene un mérito enorme que se ha llevado todos mis respetos. También es cierto que no tiene el peso dramático de otros papeles de este año ni el de su compañera de reparto.
La amargura del final, algo matizada con la última mirada, ha frustrado, desconcertado e incomodado a muchos aficionados, que hubieran preferido un final feliz en honor a los musicales clásicos
Es un final que parece salido de la teta de Cantando bajo la lluvia. Constantes guiños a escenas de la película, pero con otros resultados (el puente, la audición, París, el local de Sebastian…), en una gozosa orgía del artificio, como ocurría en la obra maestra de Stanley Donen
Ese epílogo es la vida idealizada de ambos, felicidad extrema sin dificultades ni contratiempos, donde la obra de Mia es un éxito, donde Sebastian consigue su local en París siguiendo a la estrella Mia, llamándolo “Pincho de pollo”, con hijos y una vida feliz...
Y por qué demonios no quedan juntos como queríamos todos? ¡Pues porque esto es la vida! Me gusta que no haya un motivo concreto, que simplemente la vida los separase, porque en esa última mirada está un vínculo más férreo y eterno que cualquier otro.
No nos engañemos, un final feliz en el Parque Griffith restaría enjundia, impacto dramático y emoción, haría que posiblemente la película se olvidara antes y esa fusión de realidad y ficción se diluyera
Pero con el epílogo, ¡ay, amigo!, con ese epílogo no resulta indiferente en absoluto, porque lo que vemos no es otra cosa que la vida misma. Su alegría y su tristeza. Un lapso de cinco años, la vida pasó. La vida.
Y porque ellos juntos sólo tienen sentido en el camino, en el tránsito hacia ese sueño, que de no haberse encontrado (recuerden, el destino), no habrían conseguido. Una vez realizado no tienen sentido juntos. #LaLaLand
Y sean sinceros, ¿cambiarían la feliz historia de Mia con su marido por la que han visto con Sebastian? Saben que no, ¿y por qué lo sé yo? Pues porque me pasa lo mismo, porque yo también deseé que terminaran juntos, porque su historia y su relación me llegó y me emocionó
Muchos han creído que LA LA LAND era una revisión de los musicales, una colección de homenajes. Es lo que tiene no saber disfrutar de las interioridades del cine, porque nada tiene que ver, como habrán comprobado, aunque también lo haya. cinemelodic.es/critica-la-la-…
En cualquier caso, os dejo todos esos homenajes que es con lo que se quedó sin más una parte pequeña del público. #LaLaLand cinemelodic.es/critica-la-la-…
Y es que, como todo clásico que se recordará (nadie recuerda ya Moonlight), tiene algunos haters, ¡porque no hay clásico que se precie sin ellos! #LaLaLand
Os dejo el análisis completo por si queréis aún más detalles, que sé hay mucho vicioso entre vosotros. #LaLaLandcinemelodic.es/critica-la-la-…cinemelodic.es/critica-la-la-…cinemelodic.es/critica-la-la-…cinemelodic.es/critica-la-la-…cinemelodic.es/critica-la-la-…
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